Historia de una entrada
Era 29 de diciembre del año pasado. Mi Pepita Grilla y yo habíamos almorzado y brindado por el fin de año y nos fuimos en busca de un postrecito y un café. En el camino nos encontramos con un punto de Teleticket y decidimos comprar nuestras entradas para ver a Andrés Calamaro, aprovechando el descuento de la tarjeta que maneja Pepita. El concierto era en marzo, pero la vida, y un virus que venía desatando el pánico en el otro lado del mundo y hasta la fecha nos tiene con los nervios de punta, quiso que el concierto de Calamaro aun no se de, y se convierta en el primero para el que compro las entradas con tanta anticipación. Poco más de un año, siendo optimistas. La entrada intacta es solo la punta del iceberg de un año atípico y algo antipático. Es fácil señalarlo desde mi posición, soy de una de las pocas personas que no ha tenido problemas ni de salud (al menos mis bronquios y mi sistema respiratorio está bien), ni laborales, y creo que este año tener esas dos cosas es casi, casi un