A lo mejor esta noche

Mientras se maquillaba, y se cambiaba de ropa una vez más, recordaba el génesis de su historia. Él siempre le había parecido guapo, y lo admitía sin hacerse tanto lío. Lo que nunca confesó en público fue que le parecía muy inteligente, gracioso, tierno, caballeroso y que besaba bien. Eso último lo había descubierto una madrugada, mientras caminaban de regreso a casa. Y lo confirmó los días que siguieron a esa noche de bar. De pronto él desapareció, pero hacía dos días su número apareció en un mensaje en el que la invitaba a salir. Ella después de varios minutos infinitos, aceptó. Ahora, viéndose en el espejo se ponía en todos los escenarios probables. 


Pensaba que esa noche, solo sería una salida de patas, como las que solían tener, antes del beso. Que a lo mejor se iban al malecón, a sentarse en una banca y ponerse al corriente de sus vidas frente al mar, saltando desordenadamente de un tema al otro, dejando que las horas corran a su antojo, hasta que el frío los haga volver a casa. O de repente, en plan de patas se iban a beber, pedirían las cervezas de rigor, y hablarían de todo, luego pedirían dos mas, y de repente se empilan y terminarían bailando en el antro al que habían ido, juntos y por separado, más de una vez. Total, es viernes y la noche es joven, pensaba ella.

Quien dice, que en medio del sonido, siempre relajante, de las olas del mar, o bebiendo la tercera cerveza de la noche, o en medio de una canción emblemática, él se acerca peligrosamente y de buenas a primeras la besa, divagaba ella, sonrojándose y sonriendo a la vez, al recordar el buen sabor de los besos de él, y lo bien que se le ve en el facebook, y lo cortés que es, y el rico olor de su perfume. Si él da el primer paso, no me voy a resistir, confesaba en silencio ella, para dos segundos después desbaratar la novela que se armaba en su cabeza y repetir que solo era una salida de amigos.  

De pronto, mientras se ponía los pendientes, su gesto cambió, se olvidó de la canción que estaba canturreando, e imaginó que de repente él le diría que volvió con la fulanita esa, que a ella nunca le cuadró, pero nunca se lo dijo, porque después de todo, a él se le caía la baba por ella. O que, a lo mejor conoció a una chica y se ha dado cuenta que es la mujer de su vida y que vaya preparando su vestido, porque en 2 meses se casa. O quien sabe, que le quiere presentar al nuevo prospecto y la lleva a la cita. Ella sabe, de antemano, que si eso suceda, la va a pasar horrible y prepara un plan de contingencia. Llama a una amiga y le advierte, llegó el platillo volador sería la clave salvadora.


O tal vez, esta ocasión marcaría un antes y un después, sería esa vuelta de tuerca que ella en el fondo espera, aunque no lo admita. A lo mejor, él necesitaba tiempo y espacio para pensar, repasar, evaluar y finalmente decidir, si darse una oportunidad con ella era una buena idea. Ella trataba de ser realista, han pasado varios meses en los que han podido pasar muchas cosas, sin embargo su mente rebelde la hacía volar y crear escenas improbables, ella trataba de desarmarlas y aterrizar, pero le costaba, su gen creativo, a veces le jugaba en contra. Como hoy, por ejemplo.

No sabía que podría pasar, no se hacía muchas expectativas, se repetía que era una salida en plan de amigos y punto, y que si había un beso, sería solo eso, un agarre y ya. Recordaba una a una las razones por las cuales ella y él no equivalían a la perfección. Si, ella aún creía en la pareja perfecta, el escenario perfecto y el momento perfecto.  Sin embargo, el cosquilleo que recorría su cuerpo cada vez que él se aproximaba más de lo usual a ella, la hacía dudar. 

A lo mejor esta noche ella diría no va, y que bueno que somos solo amigos. A lo mejor esta noche, las cosas cambiarían. A lo mejor esta noche sería solo eso, una noche. Y justo en el momento en que el alma poeta ganaba la partida, despegando sus pies de la tierra, sonó el timbre. La noche acaba de empezar. 

Canción para enmarcar la noche... Si bien él no era una buena idea, tenían gustos comunes, como por ejemplo el tipo de música que escuchaban, y eso era un punto a favor. Esa noche, ella tomo el asiento del copiloto y él le dio play a esta canción, una de las favoritas de ella

  

Esta historia puede tener tantas conclusiones como escenarios probables. Sea como fuere, todo nació de un idilio platónico, aunque ella nunca caiga en cuenta de eso, y si se ha dado cuenta, prefiere hacerse la loca porque esos amoríos son de adolescente melosa, y ella ya no es una chiquilla, aunque las baladas de quinceañera desmelenada la seducen 





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