Gianmarco y una noche Libre

Gianmarco es uno de mis cantantes favoritos, eso no es novedad. Tampoco es novedad que La Vida Entera, el primer sencillo promocional de su disco #Libre, fue una canción que me enamoró a primera escuchada. Y si bien, mi Gianmarco ya tiene como sana costumbre brindar una puesta en escena muy bien cuidada, lo sucedido el último sábado superó mis expectativas. Realmente, fue una noche para el recuerdo.


Como lo mencioné lineas arriba, yo me enamoré a primer oído de La Vida Entera, y cada vez que la oía me hacía la misma pregunta que llega a mi cabeza cuando escucho una canción que me pone, ¿cuándo la escucharé en vivo? En julio tuve una respuesta, Gianmarco se presentaba en Lima el 2 y 3 de diciembre, y encima en el módico y céntrico Parque de la Exposición, mejor imposible. Lastimosamente, por el déficit de atención que últimamente vengo desarrollando y un año que estuvo marcado por eventos diferentes y gastos imprevistos cada mes, pospuse y pospuse la compra de la entrada, hasta que faltando una semana para el concierto y con las rejustas adquirí dos tickets, uno para mi y otro para ni amiga Nerydee, quien compartió mi entusiasmo y la experiencia.

Quería que los días pasaran volando y así fue. Al ver el sábado las fotos de la primera presentación me emocioné el triple de lo que ya estaba, y pensaba me espera una gran noche. Las puertas se iban a abrir a las 6 pm, y yo llegué al Parque media hora después, tiempo justo para ahorrarme colas innecesarias y encontrar una buena ubicación. Supuestamente el concierto empezaba a las 8 pm. Dieron las 8 y nada, la gente ya estaba un poco impaciente, y antes de que todo el mundo se alterara, a las 8:30 la banda de Gianmarco entró en el escenario y segundos después, él entró en escena y arrancó, esa noche que prometía, con Aunque ya no vuelva a verte. La emoción se me desbordaba, y esto recién empezaba.

El concierto tuvo muchos momentos kodak, el primero fue a las 8:35 pm, con la segunda canción de la noche, esa de la que estoy perdidamente enamorada, La Vida Entera. Mientras la coreaba con todo el aire de mis pulmones no podía dejar de sonreír y pensar en lo afortunada y feliz que me sentía, sensación que regresó minutos después, a las 8;43 pm, cuando sonó Resucitar y se me vino a la cabeza la imagen del ingeniero limeño que ahora vive en España y esa noche en que la escuchamos juntos. Repito, todo era demasiado y recién empezaba.


A las 9 pm, con Sin Querer, llegó un nuevo recuerdo a mi cabeza, el del Oficial y yo abrazados y cantando esa tonada embobados, confesando que sin querer nos habíamos enamorado de nuestras risas contagiosas y nuestras almas, tal como lo narra el sencillo del disco 8. Luego vendría el momento feelling, una suerte acústica de esas canciones que solo necesitan una guitarra y un piano para sonar y conmover: Tu fotografía, Retrato, Fragilidad y Vida de mi vida, previa dedicatoria a su esposa. 

La banda completa vuelve al escenario y nos revelan la dinámica del concierto. La primera parte traía canciones de #Libre, Días Nuevos y Resucitar. La segunda parte era una sesión acústica que nos debía hacer suspirar, y en efecto lo hizo. Lo que vendría en adelante tenía una misión, dejarnos sin voz, y pegadito no más empezó un mix de baladas que trabajó como una montaña rusa de tiempos, emociones y recuerdos. Empezó con Dos Historias, seguido de No puedo amarte, Parte de este juego, Se que piensas en mi, Al otro lado de la luna, Lamento y para rematarla, Canción de Amor. 

Luego el concierto se convertiría en una fiesta, cuando todo el anfiteatro del Parque de la Exposición se puso de pie para bailar Hasta que vuelvas conmigo, Dame un beso, Te Mentiría, Se me olvidó, Lejos de Ti, y exigir otra más a un Gianmarco que ya pedía chepa. El concierto se precipitó a su fin con Hoy, que tuvo un intermedio de canciones andinas, porque el alma solo sana con música peruana, y Sentirme Vivo, previa moraleja de que la vida no es fácil, pero lo importante es no dejarse vencer y sentirse vivo, siempre vivo.


En síntesis, el cierre de la gira Libre, en Lima, fue un conciertazo, que entró directo y sin escalas a mi top 10 de los mejores conciertos a los que he asistido en mi vida, y me dejó algunas lecciones. Primero, lo único que supera a Gianmarco, es Gianmarco y su banda, y aunque todos son muy buenos, el que se llevó las palmas fue el saxofonista. Lima se ha convertido en una plaza donde se pueden hacer conciertos de gran calidad, y el público ya sabe reclamarlos, los megas artistas son bienvenidos, y también sus megas escenarios, juegos de luces de última generación, y gran sonido, eso se llama respeto a los seguidores.

La primera vez que escuché a Gianmarco fue en 1992, con canciones que no prometían tanto más que ser un hit pasajero, hasta que llego Canción de Amor en el 94 y la cosa cambió. Creo que en 1998 lo vi en vivo por primera vez, en la cuarta fila del Auditorio de la desaparecida y entrañable Feria del hogar, después de hacer solita con mi alma una cola de 3 horas, mientras mis papás y mis hermanas paseaban por aquí y por allá (y reaparecieron justo en el momento en que abrieron las puertas del auditorio, para zamparse). En el 2012, estuve en el concierto de los 20 años de Gianmarco y pensé que fue el mejor de su carrera, pero el del sábado 3 de diciembre, me deja impresionada, emocionada, conmovida. 

Tanto así, que al salir, mientras conversaba con Nerydee solo pensaba dos cosas: tengo hambre y lo vivido esta noche lo tengo que contar.

Canción para revivir emociones... Por si la emoción vivida no se termina de plasmar en este post, les dejo el mix de baladas que fue uno de los mejores momentos del concierto



    

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