Algunas razones para amar diciembre
Debo aceptar que el año pasado me puse grinch, lo cual es bastante atípico en mi, ya que amo la navidad. Pensando en eso, he llegado a la conclusión que la culpable fue una teacher a la que le tomé tanto cariño como a un cólico renal, como nunca la mala onda me contagió y en medio de esa crisis existencial tuve la sinvergüenzura de enumerar todos esos puntos en contra que tiene diciembre. Este año, que mi situación mental es diferente vamos a ver el lado amable. Estas son algunas de las razones por las que diciembre es, de lejos, mi mes favorito.
- Diciembre es el viernes del mes. A pesar de que este año no aplica para la mayoría de mortales, ya que navidad y año nuevo caen fin de semana, los días de fiesta nos dan tiempo para descansar y es un mes un toque más calmado, desde mi experiencia. Es un mes para cerrar proyectos, para hacer planes para el próximo año y para contagiarse del ánimo festivo, si no es por la Navidad, es por el Año Nuevo. Esa es otra razón, no hay una celebración, sino dos, y como si fuera poco hay feriado empezando el mes. Diciembre nos permite descansar (y si mi jefe aprueba mis vacaciones y me paga, mi felicidad será mas que contagiante).
- En diciembre hay gratificación. Ok, esto no lo vivo hace mucho tiempo, es más, lo he vivido solo un par de veces en toda mi vida, ya que los recibos por honorarios y yo somos una hermandad, sin embargo el recuerdo de ese suledito completo adicional es memorable. Lo más razonable es cuidarlo, guardar pan para mayo, o invertirlo, pero díganme si no es tentador y casi obligatorio darse un gustito con él, y díganme si no es el doble de grato compartir aunque sea unos centavitos con la gente que quieres. Consumista como soy confieso, sin reparo, de que no toda, pero si buena parte de esa grati que recibí alguna vez se me fue en comprar regalos para todos, y obvio varios regalitos para mí. El espíritu navideño no se resume en recibir regalos, pero si en tener atenciones con quienes más amamos, y los chocolates son una linda manera de decir me importas.
- En diciembre las calles se llenan de luces. Y de color. Eso es algo aprendido desde mis primeros años, en diciembre la casa siempre se pone bonita. Como lo he dicho alguna vez, yo me limito a la logísitica, pero disfruto ver el nacimiento, el arbolito, toda mi casa iluminada, las casas vecinas igual de brillantes y las decoraciones de los centros comerciales. Puedo quedarme embobada viendo esos árboles gigantes que ponen, y dejar salir a mi niña interior, para que se asombre el doble. Hace un par de años recuerdo haber ido al Jockey Plaza, y me entusiasmé con el carrusel que colocaron al lado del árbol enorme. Tal fue mi emoción, que si no fuera por mi hermana menor que me sacó de las mechas yo me subía al caballito a rememorar mis años de infancia paseando en la calesita de Camino Real. Diciembre también es el mes ideal para darle permiso a nuestro niño interno (la mía no necesita licencia).
- El ingenio de los peruanos brilla en diciembre. Los peruanos somos creativos por naturaleza, pero en diciembre el ingenio se eleva a la décima potencia. Aunque pasearse por las calles del centro puede resultar una experiencia caótica, basta armarse de valor y ver las novedades que año a año venden. El año pasado unos farolitos de madera causaron furor, este año la novedad son las bombitas pintadas, y algunas con dibujos animados, como para que los niños sientan que ese árbol es para ellos también. O dénse una vueltita por el barrio y vean como los vecinos se las han ingeniado para que su casa llame la atención y publique un poco su espíritu navideño. Desde la casa de en frente, hasta la bodeguita amiga, todos se distinguen por algo, Y el que no pone nada, se distingue por ser un grinch.
- Diciembre es mes de compras. Repito, consumista como soy, irme de compras es una de mis actividades favoritas, y en diciembre es obligatorio visitar tiendas, centros comerciales y pensar en ese regalito que le arrancará una sonrisa a una persona que nos importa, sea familia o amigos, navidad es tiempo para compartir, y si se pueden intercambiar regalos, mejor todavía. Como lo he dicho, mi vacilón es comprar regalos para mi familia y convertir mi cuarto en la fábrica de Papá Noel al momento de envolverlos. Creo que soy una duendecita frustrada.
- Diciembre es tiempo de reencuentros. Sea con amigos, o con la familia, diciembre es el mes perfecto para volver a verse con esa gente con la que no compartimos mucho tiempo por horarios, distancias o lo que fuese, y también para abrazarse fuerte y hacernos sentir entre todos lo importante que somos. Eso si, diciembre no es buen mes para ponerse a dieta, porque esos reencuentros vienen acompañados de desayuno, almuerzo, lonche o cena, y obvio, también de su copita para alegrar el alma. No sé ustedes, pero yo en navidad disfruto mucho de la cena, y de los sánguches de pavo que prepara mi papi al día siguiente.
- En diciembre arranca el verano. ¿Necesito decir más? Verano es sinónimo de sol, días celestes, playa, helados, color. Amo el verano y todo lo que trae de la mano, y espero que para el 21 la temperatura supere los 20 grados y no siga indecisa como hasta ahora, ya es momento de que el cielo se despeje desde tempranito, así da gusto hacer las cosas.
Esas son las razones que hacen de diciembre mi mes favorito, y no se hagan, que imagino que a pesar del tráfico, la delincuencia, los serenazgos que están de adorno y los congresistas que se están esmerando en hacernos perder la paciencia justo en este mes, diciembre tiene algo positivo para todos. Y si no encuentran ninguna razón, piénsenlo de nuevo y sean honestos, decir que recibir regalos es lo que más les pone de diciembre también vale.
Canción para amar diciembre... Este año ha sido marcado por canciones nacionales nuevas o antiguas, pero que recién escucho y me han dado en el gusto. Una de las nuevas es esta, que es parte de la banda sonora de una serie con la que me pegué mal, Nuestra Historia, y es la característica del personaje que más me gustó de la historia, Milagros. Para mayor referencia leer el post "Prestadito nomás"
Ya he dicho que a mi Los Toribianitos no me gustan y los villancicos me deprimen, sin embargo la canción de Rodolfo, el reno, me divierte mucho, y esta versión más aún
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