De shopping con mamá
Mi mamá y yo tenemos algo en común, el gusto por ir de compras. Aunque nuestros patrones al momento de ir por algo son distintos, no puedo negar que salir de shopping con ella es algo que disfruto, porque no es cosa de todos los días.
Salir de compras con mamá es toda una experiencia, y un evento en el que nuestras diferencias salen a la luz. Por ejemplo, algunas veces, voy de compras sin una idea específica en la cabeza, si me gusta algo o me doy cuenta que lo necesito (y de verdad lo necesito) lo compro y listo. Si no, regreso con las manos vacías y no me hago mayor problema. Pero, mamá no, mamá sabe lo que quiere sabe a dónde va y sospecha dónde lo va a encontrar varios soles menos, y no para hasta comprar lo que desea al precio justo, ni un céntimo mas.
Por eso, salir de compras con ella toma, como mínimo dos horas y media. Tiempo estimado que se puede prolongar por varias horas. Ese es el primero de otros tantos requisitos indispensables que se deben tomar en cuenta antes de ir de shopping con ella. Si tienes todo el tiempo del mundo y mucha energía, sin duda vas a disfrutar la experiencia, pero eso si, ten presente algunas reglas, y recuerda que sin reglas no hay diversión.
Regla dorada de mamá número uno: Nunca compres algo en el primer lugar donde lo encuentres. Esto responde a una norma que he aprendido con ella, mientras más escondido esté el lugar de compra, a menos precio encontrarás el objeto deseado. Por eso mi mamá conoce los huariques más refundidos, en las callecitas más insospechadas, y ahí compra lo mismo que vio en varias tiendas atrás, pero a varios soles menos. Ahora, el que sea una regla, no es que sea inamovible. A veces hemos regresado al primer lugar, porque efectivamente, no encontramos lo que buscábamos en ningún otro sitio, o si, pero a mayor precio. Siempre hay excepciones.
Otra regla reza que a más entusiasmo, más cara te va a salir la gracia, así que si encuentras algo que te gusta mucho, no muestres demasiada emoción, porque esa algarabía te va a restar puntos al momento de aplicar el fino arte del regateo, acto previo a finalizar la compra. Además peruano que no regatea, no es peruano. Las crisis económicas nos han obligado a usar el ingenio y ser campeones si de conseguir algo con buen descuento se trata.
A diferencia mía, mi mamá es muy metódica con sus ingresos y egresos, algo que asumo, se logra con los años y las situaciones. Por eso busca, busca y no se cansa de buscar si quiere hacer una compra más o menos importante y/o urgente. Camina por todo Lima, revisa catálogos, bucea en internet, hace sumas, restas y finalmente decide en dónde hará la adquisición, que resultará casi una ganga, gracias a la investigación aplicada.
Por lo general, cuando de comprar se trata y tengo la idea de lo que busco en la cabeza, los veo, veo el precio y lo compro, no doy vueltas de vueltas buscando "otras alternativas". Mi mamá no solo hace eso, si no que se prueba todo lo que le puede gustar, así sepa de antemano que no se lo va a comprar. De ella heredé mi debilidad por los zapatos, aunque haciendo una investigación en el árbol genealógico presiento que eso me viene de la hermana de mi abuelo, y cuando está decidida a comprarse un par nuevo de zapatos, previa investigación, se pruebo de dos a tres modelos, para comprar el primero que le gustó. O sea, las vendedoras que la atiendan deben tener paciencia y comprender su síndrome de Cenicienta.
A mi mamá nunca la he visto metida en la cocina, y no porque sea una shopaholic (entiéndase adicta a las compras), o porque le tenga terror a las hornillas, ollas y condimentos. Ella no es compatible con el típico modelo de mamá hogareña que nos pintaban en los libros del colegio, porque ella toda su vida ha trabajado, y eso hace que la admire el doble, porque atender un hogar, más cerca de una computadora, que de una cocina, no es cosa fácil, y encima se animó a tener tres hijas, o sea, se puso más difícil el reto.
Si, mi mamá es lo que se llama una mamá moderna, bien moderna. Por eso, la última vez que vino Juan Gabriel y los hijos mandaban a sus madres a verlo, yo le compré una entrada para ver a La Oreja de Van Gogh, y me parece que lo disfrutó más, así como preferiría ver a Mar de Copas o Amén, antes que ver a Los Iracundos. Digamos que sus gustos musicales han evolucionado a la par de los de mis hermanas y míos, y eso, mas el inevitable crecimiento y madurez, la hacen más cercana, más humana y más real.
La mamá perfecta no existe, y precisamente por eso, por ser alguien no perfecto, te amo mami. Feliz Día a ella, a mis otras dos más (mi tía Eli y mi abuelita), a todas las mamis que leen el blog, y a las mamás de quienes lo leen, porque sin ellas, simplemente no estaríamos acá.
Canción para desearle un feliz día a mi mamá... Como lo conté líneas arriba, a mi mamá le gustan algunas bandas nacionales, y ya que TK regresa a La Noche la próxima semana y yo ya estoy tachando con ansiedad días al calendario, pongo esta canción, que ella disfruta tanto o más que yo
Esta canción es más coyuntural, porque para la mayoría de las madres, nosotros tal como somos, desordenados, poco amorosos, medio rebeldes, brutalmente honestos, inmaduros sin remedio, o cien por ciento miel refinada, siempre seremos los más lindos, los más buenos, los más justo, unas joyitas, su pequeño tesoro
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