Amores de Barra

Siendo honestas si no todos, la mayoría ha tenido alguna vez un "amor" de barra, y va amor entre comillas porque no califica como tal, ni si quiera como una ilusión, es solo un encuentro casual del tercer, cuarto o quinto tipo. Si este encontrón pasa a la simple anécdota o permanece en el tiempo, es algo que nosotras, y solo nostras lo decidimos.


"Solo ha sido la historia que se acaba cuando sale el sol y así es mejor", cantaban las Ella Baila Sola en los 90's, y la tonada quedó para la posteridad, aunque en su momento algo de revuelo debió haber causado. Al menos en mi colegio si, y mi hermana me contó que una de sus compañeras de salón fue tremendamente reprendida por una nazi con hábito (léase monja) que la ampayó cantando alegremente "amores de barra y un lápiz de labios mal puesto en el baño". A mi las Ella Baila Sola me gustan hasta la fecha y esta canción me sigue arrancando una sonrisa. Como sabemos, quien sola se ríe de sus maldades se acuerda.

Quien este libre de pecado que tire la primera piedra. Antes de quedar sepultada en vida explico que califica como amor de barra, por si a alguien no le queda claro, nunca ha escuchado ni el término, ni la canción, o se hace la inocente, aunque pueda dictar cátedra en el tema por la amplia experiencia en él. Chico y Chica coinciden en un bar, discoteca, pub, antro de mala muerte o similar. Se miran, se simpatizan, brindan a la distancia y salen a bailar, intercambian información básica: nombre, edad (si hay suerte distrito de residencia y profesión, importante, más no imprescindible) en la primera canción; en la segunda canción ya sienten algo que interpretan como química (aunque no lo es necesariamente) y física (eso si por el poco espacio entre un cuerpo y otro); y en la tercera canción ya están chapando.

Los besos pueden prolongarse por toda la noche, o madrugada, y venir acompañados de más brindis, idas y venidas de la mano, en fin, protagonizar una novela solo por una noche. Eso califica como un amor de barra, la idea de ser pareja por lo que dure la fiesta. Y una vez que se cierra el bar, cesa la música y se encienden las luces, o el sol aparece y los obliga a salir del lugar (o serenazgo interviene), se  acabó la historia y cada uno por su lado.


Pero no siempre funciona así. ¿Cómo sucede? En la información básica o entre beso y beso, intercambian teléfono y/o correo si Chico es insistente y cree que con Chica puede suceder algo más. En ese caso, el amor de barra es el inicio de la historia, que puede ser de amor. Atención puede = posibilidad, por lo tanto no cambies tu status sentimental en el fb al llegar a casa, ni llames a todas tus amigas para que empiecen a preparar tu despedida de soltera, ni imagines la cara de tus hijos si heredan los labios de él (que debe ser lo que mejor conoces a estas alturas), ni nada por el estilo. Cuida tu corazón y a la ilusión temprana dile no.

En algunos casos Chico llama y por ahí hay una nueva salida y otra más, y entre salida y salida surge la amistad (o enemistad). En otros casos Chico no se pronuncia, lo cual coloca al amor de barra en la experiencia y simpática anécdota. Si tienes su teléfono y quieres sacarte al espina porque según tú es evidente que hicieron click, llámalo (y recuerda que sarna con gusto no pica), no se me hace recomendable, pero en estas épocas de igualdad, que mas da quien llame. Aunque en ese tema yo me he quedado en la época de la caverna, que llame él, porque una llamadita puede evidenciar interés, y quien quiere llamar lo hace aunque le corten las manos.

A la experiencia me remito, pues si. Alguna vez, en una noche de copas, noche loca he conocido a algún chico, me ha sacado a bailar, hemos intercambiado información básica, hemos percibido química, o algo similar, y a la tercera pieza ya estábamos generando más física. Más de una vez todo quedó ahí, y pasó a una anécdota compartida con las amigas que fungieron de testigos en esa ocasión. Pero también se dieron casos en que el intercambio de teléfonos marcó la diferencia.


No fue en todos los casos, pero si en un par, en los cuales las llamadas dieron pie a una nueva salida, lo que dio pie a otro beso ocasional, y otra salida con otro beso (bueno, otros besos) y así siguió la secuencia, sin llegada fija a buen puerto, pero ese es otro cantar.

Ahora, ¿califica como amor de barra cuando salgo y empiezo a bailar con un chico que en mi vida he visto, la pasamos bien, compartimos pieza tras pieza toda la noche y antes de despedirme me pide mi teléfono? Pues no, no califica, pero me parece mucho mejor plan que agarrar con un desconocido sin saber a ciencia cierta que puede ocurrir después. ¿Por qué? Porque en ese caso es poquísimo probable que la resaca emocional haga una inoportuna aparición, y si llama puede surgir la amistad y, nunca se sabe, a lo mejor algo más.

Al menos a mí si me fue mejor con aquellos chicos con quienes solo bailé en el tono (¿recuerdan mi historia con El Oficial?), que con quienes agarré por la euforia del momento. Ese es un factor importantísimo, una juerga, tonazo, fiesta de la vida, celebración jacarandosa por las puras o lo que fuera, se caracteriza por la emoción desbordada y desbocada, o sea la euforia particular, aunque por sus dimensiones tranquilamente puede ser colectiva. En medio de la ebullición festiva que te embarga te das licencia para todo: fumar de más, probar un trago de dudosa procedencia, bailar ese perreo chacalonero que juraste jamás danzar y, por supuesto, cederle feliz de la vida más de una pieza al caballero que tan galantemente te invita a bailar. Y si te besa, tu le sigues la corriente porque estas de fiesta, y muchas veces nos creemos que en noche de copas vale todo.


Tampoco culpes a la euforia desmesurada o al trago por tus actos (nada heroicos), es un factor, pero le decisión la tomas tu. como todo en la vida.  Puedes alejarte cuando encuentras a Chico a cinco milímetros escaso de tu boca, o prestarte al juego y disfrutarlo porque total, una travesurita de vez en cuando, no le afecta a nadie (solo a ti) y como canta Fito Páez dos días en la vida, o en este caso dos horas, nunca vienen nada mal. 

Canción para los amores de barra... El amor de barra es atemporal, pero el verano es el mejor momento para coleccionar este tipo de historias. Si alguien tiene un amor de barra veraniego, esta canción puede coronar el momento

 



Esta es la canción que titula el post. Hace un par de semanas estuvieron en Lima, no puede verlas en vivo, pero coincidí con una entrevista que les hicieron y pude confesarles lo que opino de ellas desde que escuché por primera vez esta canción, que son lo máximo. Y al darle play a esta canción, la voy a corear con al misma emoción que la primera vez, pegote de rímmel, la copa en la mano, y vuelvo a tu lado








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