Prestadito nomás

Nuestra Historia, la serie peruana de Eduardo Adrianzén que transmite TV Perú me tiene más que enganchada y me confirma que Adrianzén es uno de los mejores guionistas que tiene el país. La serie tiene valor histórico, un plus nostálgico para los ochenteros y/o noventeros (como yo) y deja de costadito alguna lección. Por ejemplo que nunca es tarde para volver a empezar, que la amistad nunca pasa de moda y que hay hombres que solo son prestados.


En la telenovela, Milagros es una periodista limeña de ventitantos. Es osada, valiente, desenfadada, y bastante liberal para su época, los 80's. Ella trabaja en una revista y un día conoce al hijo de la directora, un reportero gráfico que se enredaba con cuanta modelo se le presentaba delante. Al inicio, a Milagros él no le movía un pelo, pero resulta que ella si le movía el piso a él. Empiezan a salir, pero no son enamorados y eso se lo repiten una y otra vez. Hasta que un día él compra un departamento y le plantea a ella la idea de irse a vivir juntos. Ella le dice que no. 

Esa negativa no es un acto de rebeldía, tampoco una raya más para fortalecer el carácter antisistema de Milagros, o porque el pata este, que dicho sea de paso está tan bueno como el pan, no le guste. El chico no le da seguridad, no se proyecta con él porque no puede. "Eres prestado" es lo que le dice Milagros. y describe a ese hombre que puede gustarnos, pero con el que no podemos hacer planes a mediano - largo plazo porque hoy dice que nos quiere y mañana no sabemos si sentirá igual, que es tan contradictorio y loco como el clima limeño, que nos plantea más acertijos que certezas. Ese es ni más, ni menos que el hombre prestado.  

Ya se, por  más que esta novela cuente lo que pasó en el Perú en las dos últimas décadas del siglo XX y trate de ser fidedigna, es una ficción. Pero, esto del hombre prestado no es una historia rosadita y almibarada, es algo que sucede, y no es nuevo, a imagen y semejanza de los amigos con derecho, una no relación que pasa desde hace tiempo, solo que, como lo he dicho varias veces, antes no se contaba tan alegremente. Es más hasta ahora no se puede decir en voz alta que se tiene un (o varios) amigo con licencias, al menos en una sociedad tan doblemoralista como la limeña, no, ni hablar.



Hagamos un poco de memoria, o mirémonos tal cual al espejo, sin maquillaje, ni difuerzos, ni sonrisas impostadas. Puede que alguna vez nos hayamos topado con un hombre prestado, ese chico que nos gusta un montón, más de lo que podemos aceptar, sin embargo sus actitudes nos hacen frenar en seco y no soñar con él, o reventar la burbuja de la ilusión que crece desproporcionadamente cada vez que nos cruzamos con él, le hablamos o simplemente compartimos una que otra sonrisa cómplice.

¿Cuáles son esas actitudes que nos impiden construir castillos en puede - ser - landia para compartirlos con él? Su expreso o tácito miedo al compromiso; su falta de interés en temas que a ti te importan, y mucho; su egoísmo; sus inseguridades, que son contagiosas; sus tácticas de conquistador de esquina. Hay algo que, de repente no sabemos qué es exactamente, pero intuimos que si nos arriesgamos con él, la vamos a pasar mal. O de repente nos ponemos vehementes y decimos, qué mas da, a lo mejor de verdad está enamorado de mi y cambia. Poco probable, pero las decisiones son propias, uno las acepta, las asume y se responsabiliza por los probables daños, muertos y heridos.

Las ventajas de decirle si y aventurarse con un hombre prestado se resumen en la experiencia y los recuerdos, la vas a pasar bien, si, y quien sabe si funciona, o a lo mejor no y vuelves sola a casa con la satisfacción de lo vivido, nadie te quitará lo bailado, y todos los demás "...ado" que hayas hecho. ¿Y las ventajas de decirle no al hombre prestado? Principalmente es que tu corazón quedará a salvo, y de paso te ahorrarás varias noches en vela pensando con quién estará, que hará y si mañana te querrá. Si quieres algo de estabilidad, un hombre prestado no es la voz.


Más de una vez me he topado con un hombre prestado, y me he arriesgado. El resultado no ha sido el mejor, pero es una experiencia que alimenta el libro, y este post también. Ese tipo de persona te puede prometer todo y hasta puede regalarte algo de cariño, mucha pasión y dosis inmoderadas de deseo, pero eso no sucede todos los días, por eso no pude proyectarme, aunque más de una vez pasó una escena imposible por mi cabeza loca.

Dicen que todos somos prestados, incluso los hijos, pero este hombre prestado finalmente no se apodera de nadie, y por lo tanto no quiere que nadie se apodere de él, ni de su corazón, cabeza, estómago o cualquier otro órgano vital. ¿Se podrá enamorar de verdad este hombre prestado? En la vida real hay que jugársela con todas las precauciones del caso, y en el caso de Milagros me bastará con ver la novela que el lunes inicia su cuarta temporada.

Canción para historias sin proyección... Quedó claro que eso es lo único que nos garantiza el hombre prestado. ¿no? Una historia sin mayor peso protagónico, con final predecible y mera ilusión, solo ilusión

 


Y este es el intro que me aparta del mundo por una hora. Una historia es la que te cuentan los libros, otra es la que se vivió, y Nuestra Historia narra, aunque sea un poco de lo sucedido en el gobierno fujimontesinista, el terrorismo que nos hacía sentir los mismos tiempos violentos que enfrentamos ahora, un poder ejecutivo que olía a podrido y una población que sobrevivía, aunque a veces ya no sabía que hacer... o sea la historia del Perú es cíclica y ya es hora de darle una vuelta de tuerca 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Tumba la fiesta

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres