Exigencia

Mujeres solteras y mayores de 30 del planeta, díganme si les ha pasado que cuando le cuentas como la cosa más natural del mundo a una persona con la mente del tamaño de un maní, que tienes más de 30 y andas sola, soltera y sin apuro, te han dicho, justo después de poner cara de angustia: ¿por qué? Ah, seguro eres muy exigente.




Hace muchos años, cuando era adolescente, media pava y creía que la perfección existía, soñaba, obviamente, con el príncipe azul. Un príncipe que debía ser alto, bien parecido, caballero, detallista, buen estudiante, buen bailarín y tenía que vestirse bien y oler rico. Después pensaba que encontrar al hombre ideal, mi hombre 10, iba a ser una menuda tarea. Efectivamente decía, soy exigente. Y crecí pensando eso, que lo era, que soy una mujer muy fregada, muy quisquillosa, que aun no me termino de creer eso de que la perfección no existe. Por eso cuando me decían sigues soltera porque eres muy exigente, sonreía y asentía.

¿De dónde saqué esos términos de referencia, o virtudes que debía tener mi hombre soñado? De casa, como la mayoría de personas. Cierta teoría dice que de manera inconsciente replicamos en nuestra vida lo visto en el entorno. La primera referencia que tenemos de pareja, por ejemplo, es la unión de nuestros padres, si es que los tenemos juntos, heredamos algunos rasgos físicos, algo de su personalidad y su manera de vivir en pareja, hasta que vamos descubriendo y desarrollando nuestro propio camino, más de acuerdo al tipo de relación que llevamos y, por supuesto, a la época. El amor hippie, el comunismo, el fanatismo y demás ya pasaron de moda, Ojalá las relaciones nocivas, tipo amor serrano sean en un corto plazo, cosa de antaño.

Entonces, cuál es mi referente si de cualidades masculinas se trata. Mi señor padre, ni más, ni menos. Mi papá, hombre al que idolatro con todo mi corazón, alma y ser, es alto (digamos que más que el peruano promedio), es educado, detallista, tiene sus pasitos de baile muy peculiares, siempre anda bien vestido, así esté en terno o en buzo, y usa Diavolo, el perfume de Antonio Banderas que, deben saber, si alguna vez lo han percibido, huele riquísimo. Además es buen conversador, porque lee mucho, cocina rico y es fanático del fútbol. Ese es mi patrón de búsqueda, porque es lo que veo a diario y me gusta. Lógico, quiero seguir conviviendo con eso.

Ojo, esto no es un complejo de Electra, ni mucho menos. Como lo he dicho, es el referente con el que he crecido, con el que sigo creciendo, y la réplica de quien quiero para mi. Y si soy exigente, y por lo tanto me voy a quedar soltera para siempre, pues lo asumiré, con la frente en alto, respirando fuerte y digna, como hembra que se respeta.


Tampoco quiero decir que sea culpa de mi papi que siga soltera. Para nada. El hecho de que no haga lo que es socialmente aceptable, o sea ser una señora bien casada y procreando, es una decisión propia que responde a una circunstancia particular. O mejor dicho, varias situaciones muy peculiares.

No creo ser exigente por no haberme querido unir a un enfermo de celos, o a un patán que no tenía ni una remota idea de lo que quería hacer con su vida, o a otro que sigue viviendo en el país de la ilusión en el cual va a ser eternamente joven por lo cual no es necesario estudiar, o un renegón, tacaño, inconforme con absolutamente todo lo que hago o dejo de hacer, o un remedo de hombre cuyo hobbie es jugar al súper héroe con sus amigos, y sobre todo sus amiguitas que no se cansan de apachurralo.

Mis "términos de referencia" han cambiado con los años, y los detallé en un post llamado "El prospecto". Sumo ideas como grado académico, ambiciones, visiones, y concluyo con la misma idea que voy a compartir ahora. A la hora de la hora, cuando me enamore, todas esas cualidades que me he empecinado en buscar por años, se van por donde vinieron y encontraré otras, que me maravillarán el doble, y que compensan esos "errores de fábrica" que de repente ahora, que ando soltera, me parecen imperdonables. O eso espero.

Al romper el estricto patrón de búsqueda, empiezas a crear tu propia historia, te desligas de lo que viste en tu entorno, porque en adelante las decisiones que tomes, son solo tuyas, o a lo mucho de los dos involucrados en la relación, y de nadie más.



Tal vez sea exigente y por eso sea una solterona en potencia, solo espero nunca ser ni amargada, ni tacaña, lo demás lo acepto. Tal vez el día en que encuentre a esa hombre no perfecto, sólo idóneo, vea que no es ni la sospecha de lo dicho hace 25, 10, 2 años, o unos cuantos meses y me mate de la risa por lo irónica que es la vida. Tal vez el hombre perfecto si existe. Es un señor medio alto que vive en el segundo piso de mi casa y yo suelo llamar papá.

Aunque el título no dice nada, la coyuntura lo cuenta todo. Este post, que es un poco un arrebato, y otro tanto un desvarío, está dedicado a mi papá, a quien le deseo un feliz día, y quien sabe que lo quiero muchísimo, con toda mi alma, corazón y ser, como lo dije líneas arriba, aunque no se lo repita a diario, y aunque a veces pasen dos o tres días sin vernos. La casa es muy grande, tanto como el corazón de quienes la habitamos.

Canción para decir feliz día papá... De mi padre he heredado muchas cosas, entre ellas el gusto por las baladas de los 70, o como yo las clasifico, baladas clásicas. Esta es una versión modernizada de una canción que, creo le gusta, o al menos la ubica y con eso quedo contenta.




Cuando tenía 10 años, mi hombre soñado tenía nombre y apellido. Andy Blásquez Olano, mi Andy, Andy de Menudo. Han pasado 25 años, no se que será de la vida de este pata, tampoco me importa mucho, pero siempre que escucho alguna canción de los Menudos de los 90 sonrío, y recuerdo una etapa inocente y pava de mi vida. Alma grupie desde chiquita, y la esencia grupie jamás se pierde



Comentarios

  1. Excelente post Sandrita. Un gran abrazo a tu padre.
    Créeme cuando te digo que si hay algo que puede celebrar tu padre como tal, es la excelente persona que es su hija y algo muy dentro de él también celebra que sigas soltera.

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