El telefonito es...

Don Alexander Grahamm Bell es un ídolo de multitudes. Con su gran invento, el teléfono, acercó a las personas e hizo más pequeño al mundo. Pero también puso frente a los ojos de las mujeres (algo neuróticas) un menudo desafío. Ahí nace la pregunta, ¿cuándo debemos olvidarnos de la existencia del teléfono?
 

Acaba de teñirse de gris tu historia rosadita. Tu galancito y tú han peleado, pero peleado mal y encima, por teléfono, un aparatito tan beneficioso como peligroso, porque a veces un corte en la comunicación puede convertir una frase amable en una declaración de guerra, ese jueguito "teléfono malogrado" de alguna parte debe haber salido. Ambos han discutido por horas y él cansado de darle vueltas al mismo asunto y viendo que en vez de ceder tú te entercas más, más y más, colgó. ¡Te colgó! Y tu aun tienes ganas de discutir, así que no lo piensas dos veces y marcas su número sin chistar.
 
En ese momento han ocurrido dos cosas. Primero, lo vas a aburrir con la misma cantaleta y si él estaba dispuesto a darle vuelta a la página y esperar a que "te pase la pataleta", ahora a lo único que va a estar dispuesto es a mandarte volar y volverte a colgar, y no contestarte al menos por un par de días. Como si fuera poco has quedado como una loca, maniática, quejumbrosa, que solo lo llamas para recalcarle que tu tienes la razón, así no la tengas, y prolongar una pelea que hace rato aburrió a todos los que minutos después van a escuchar tus sollozos.
 
Moraleja: Si discutes por teléfono y él te cuelga, no lo llames, así te deje con la palabra en la boca. Evita cansarlo y pintarte de cuerpo entero, Con el tiempo él descubrirá que eres una mujer increíble, que siempre tienes la razón y que, si, estas algo loca, porque total, la perfección no existe.
 
 
Saliste a bailar y conociste al "prospecto", un pata que cuando lo viste no te emocionó en lo más mínimo, pero después del quinto vodka tonic te diste cuenta de que estaba muy bueno, bailaba muy bien y es recontra amable, tanto que te invita un trago, como para que lo veas más interesante todavía. Por eso cuanto te pidió el teléfono, se lo diste sin dudar, es más, por si acaso le diste el número de tu casa también. No le brindaste el de tu vecina porque no te lo sabes de memoria. Él también te dio su número, nunca está de más.
 
A la mañana siguiente, entre resaqueada y destruida, recuerdas a tu "prospecto". Entonces decides rehidratarte y te sientas con tu jarra de agua helada (o coca cola zero, o bebida rehidratante o una cervecita más para el corte) frente al teléfono y con tu celular al lado. Para que sea más emocionante el momento en que te llame, pones de timbre una canción romántica, el sound track perfecto, la misma canción que van a bailar el día de su boda (porque a estas alturas ya estarás pensando el  destino de la luna de miel). Y esperas.
 
Pasa una hora, dos horas,  a la tercera la situación ya te esta desesperando un poco y recuerdas que en estas épocas eso de esperar una llamada es muy anticuado, pasado de moda, Neanderthal, y tú eres una mujer superada y moderna así que lo llamas... y ya la fregaste mal. ¿Por qué? Porque acabas de quedar como una desesperada que lo ha encontrado recontra atractivo y se muere por salir con él. Ok, ese no era el mensaje, pero él lo capta así.
 
Si, en estos tiempos nosotras también podemos llamar, pero dale chance de que él lo haga, porque si hay interés tomará la iniciativa, y si alguien quiere llamar lo hará, aunque le corten las manos. Si pasan un par de días, no suena tu celular ni de broma y quieres tentar suerte, adelante, presta atención a su tono de voz y felicítate por tu buena idea, o cuelga, borra su número de tu celular y a otra cosa mariposa. 
 
 
 
Nada mejor para relajarse que una noche de copas con las amigas. Estás espectacular, estás soltera, te sientes matadora y piensas que la noche es joven. Van a un bar, deciden brindar por la amistad, porque después de mucho tiempo están juntas, porque la canción que suena es "su canción", por ellos aunque mal paguen y por las puras. De pronto, como que el alcohol  hace efecto, te abstraes de la realidad y lo recuerdas. Si, recuerdas al estúpido ese que te dejo el alma, el corazón y la nariz (de tanto sonarte los mocos) hecha añicos. Recuerdas la primera mirada, la primera cita, el primer beso, todo, absolutamente todo, y decretas en voz alta que lo extrañas, algo que tus amigas saben hace rato, pero que no has querido admitir sino hasta ahora, bajo los estragos que dejas las seis jarras de cerveza que te has tomado.
 
Y esta vez no te vas a quedar callada, así que lo vas a llamar, no te importa que sean las 3 de la mañana , que estés con un hipo de aquellos por tanto trago o que no puedas articular una sola palabra. Justo en el momento en que vas a presionar ese peligroso botón verde, una mano amiga te quita el celular y lo esconde. Empieza la pataleta, dame mi celular, solo quiero decirle que lo extraño, tu no sabes lo que siento, estoy segura que no me voy a arrepentir, estoy sanísima, solo voy a saludarlo porque quiero saber cómo está. Pero la dueña de esa mano salvadora, tu amiga, es mas terca que tú, por eso esconde el aparatito y no deja de repetirte, me lo vas a agradecer.
 
Después de ocho reparadoras horas de sueño, la lucidez vuelve a ti, y llega acompañada de un zumbido que te destruye el cerebro y de un recuerdo remoto. Tan remoto que no estas segura si fue un sueño, y de pronto tomas en cuenta que fue verdad, que en un ataque de estupidez dijiste en voz alta que extrañas al individuo ese y te asalta la duda de si lo llamaste o no. Revisas tu celular, su número no está marcado, no hay ningún sms ilegible para él, y para salir de dudas llamas a tu amiga,  la misma que te escondió el móvil y a la que juraste odiar por ser tan incomprensiva.
 
El alma te vuelve al cuerpo cuando tu amiga te cuenta el show que armaste en el bar, el cual no incluye llamada insensata. Respiras aliviada y juras no tomar de manera tan imprudente nunca más, y como sabes que esa promesa durará hasta el fin de semana o feriado más próximo, lo que ocurra primero, le pides a tu alma salvadora, léase súper amiga, que la próxima que si quiera lo menciones, esconda tu celular, así le hagas otro berrinche digno de ser grabado y convertirse en tendencia en las redes.
 
 
 
Estos son solo algunos casos en los que el teléfono, lejos de ser nuestro aliado, se convierte en un enemigo, una herramienta peligrosísima, un objeto corto punzante sin filo, ni agujas, pero que puede aniquilar nuestra dignidad, amor propio y decencia con un solo botoncito.
 
Que quede la lección y para la próxima mantén el celular lejos del alcance de una mujer que se quedó con la palabra en la boca, con el recuerdo de un chico lindo en la cabeza, o una memoria selectiva que elimina los defectos y las contundentes razón por la que un ex es precisamente eso, parte del pasado.
 
 
Canción para darle buen uso al teléfono... Porque a veces si es necesario el teléfono, por ejemplo en las emergencias, o cuando otra persona quiere pedirte perdón o decirte que se arrepiente. Lastimosamente no siempre hay segundas oportunidades, aunque conozco a una persona que se la daría a Adam Levine sin pensarlo dos veces
 
 
 Cuando la llamada que tanto esperamos tarda en llegar, o no llega nunca nos quedamos como dicen Los Últimos Héroes dando vueltas y vueltas en el mismo lugar. Recomendación: Da vueltas y vueltas, pero en otro lado, despéjate, relájate, diviértete, vive (consejo que parece slogan)
 

 

 
 

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