Para la mano

Este es el nombre de una campaña emprendida hace un par de años por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, a propósito del día de la no violencia contra la mujer, 25 de noviembre. Y ya que todos se fueron contra Joyce Guerovich y su desafortunado comentario sobre el acoso callejero, por qué no denunciar eso también.
 
 
En este blog tuve la oportunidad de hablar sobre la violencia doméstica y el vía crucis que deben pasar las valientes que se animan a denunciar. Eso nos llevó a una conclusión, el tema es difundido y aceptado, una mujer ya no debe tolerar maltratos, ni por los hijos, ni por la falta de apoyo económico, ni por el desamparo, nada lo justifica, pero muchas aun se quedan calladas por la tortura que significa sentar una denuncia por violencia. Tienes que ir sangrando, sin un brazo o en un cajón para que se dignen a escucharte si quiera.
 
Ya es bastante traumático y vergonzoso asumir ante un desconocido que tu pareja, ese hombre al que te uniste de por vida, es un energúmeno, salvaje, miserable que resuelve todo a los golpes, como para encima aguantar que te vean con cara de ¿y qué quiere que haga? o peor, y mas inaceptable todavía, escuchar un indignante ¿qué habrás hecho pues? (deberían poner cámaras en la comisaría y expulsar a los técnicos que osen decir eso). Lo que falta es eficiencia, tolerancia, ponerse por una vez en los zapatos de esas mujeres que quieren salir adelante sin un boxeador frustrado al lado. Y esto es un reclamo para todos, hombres y mujeres (me incluyo), porque es muy fácil criticar sin saber que la realidad es peor de lo que nos imaginamos, y aunque en este caso no aplica, hay que vivir para contarla y sentirla.
 
También hablamos del maltrato emocional, ese que no se puede denunciar y que toleramos porque somos modernas, superadas, open mind. Por eso nos da lo mismo que él este con otra de manera "oficial", o con una, dos, o tres chicas a la vez, siendo nosotras una de las tantas, porque total eso de "exclusividad" ya está pasado de moda, en esta época de no relaciones ¿quién quiere compromisos? Bueno, yo confío en que aun hay algunas (cuerdas o no) que nos resistimos a acudir al velatorio de las relaciones clásicas. bien concebidas, bien llevadas y con algo de lealtad.
 
 

La pregunta sin fin, porque nadie hace algo útil para darle solución, es qué hacer con esa violencia que no deja huellas visibles, pero si rasguñones internos de proporciones astronómicas, o sea la verbal y la psicológica. Y cómo cesar esa violencia de la que tu, yo, o cualquier mujer puede ser víctima, esa que ocurre todos los días a nuestra vista y paciencia, y con un término que se ha vuelto tendencia por el desafortunado comentario de una periodista que que soltó un argumento que no debió pronunciar sobre el acoso callejero.

En el Perú hay libertad de credo, de opción sexual (aunque le duela a nuestro cardenal Cipriani), de opinión, de expresión, y así un largo etcétera, que incluye la libertad de vestirte como se te venga en gana y salir sin sentirte constantemente amenazada por una jauría de perros de dos patas que cirean y se las dan de papirriquis cuando están en mancha, o sea encima son cobardes, por no usar otro término que mi condición de dama educada no me permite (o sea tamaños maricones).  Ok, también hay libertad de mirar lo que quieras, pero esa mirada indecente, ¿debe ir acompañada de un gesto por mas grotesco?

Estos cobardes que se juran bacancitos si están en grupo no piensan. Diosito no los dotó de materia gris. Y no quiero decir de que estos acosadores callejeros son hombres que viven en callejones de mala muerte, sin oficio, ni beneficio. Estoy segura que por ahí también deben haber hombres de educación intachable que entran al grupo en mención. Estos innombrables no se detienen un minuto a pensar en que tienen madre, hermanas, o en el peor de los casos, esposa e hijas que serán víctimas del mismo acoso, porque hace un calor de los mil infiernos y se me dio la gana de ir a comprar el pan en short.

 
 
Todos, hombres y mujeres, merecemos ser tratados con respeto. Si todos somos iguales, sin importar nuestra raza, nivel de educación, ingresos económicos, entre otros, entonces todos merecemos el mismo trato y eso es algo que no le entra en la cabeza a un importante grupo de sujetos que alucinan que pueden maltratar a la gente porque tienen unos centavos más en el bolsillo. No caigamos en el juego, ignorémoslo, tu traza de bacán de esquina y tu billetera no me impresiona (y que levante la mano la que se sume a mi causa).
 
La condición de ser varón tampoco da derecho de maltratar o hacer sentir menos a una mujer, y eso del sexo débil es, a estas alturas, un mito. Hemos demostrado desde siempre ser fuertes al traer hijos al mundo, al ingeniar mil y un cosas para salir adelante, al luchar por la igualdad de oportunidades. Entonces, no estamos para tolerar malos tratos, insultos, insinuaciones o caras largas. El amor es comunicación, confianza y respeto. Entonces si te quieren, que te quieran bien.
 
Canción para animarse a quererse un poco más... Ok, Fanny Lu no será una heroína, mártir de los derechos de la mujer, ni mucho menos, pero creo que su canción tiene razón. Regálame respeto todos los días y de vez en cuando flores, porque esos detalles nunca están de más
 
 
Y este video me parece propicio para reflexionar, porque total, la fecha tiene como objetivo eso. Y otro motivo por el cual aceptar flores y perdones que pasan por agua tibia es inaceptable. Aunque no hiere susceptibilidades, el video es fuerte, así como se me hace necesario publicarlo
 
 
 
 
 
 
 
 

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