Ten cuidado con el corazón

Alicia Bisso, mi mentora, dijo alguna vez que una no sufre por las puras, por eso es bueno poner el corazón a salvo, debajo de una coraza y tras enormes muros imaginarios. ¿Complicado? Pues si, pero aquí hay unas cuantas recomendaciones que nos pueden ser de gran utilidad.


Antes de enumerar estos útiles consejos, sería bueno comentarles que cansada de magullones, de esperar inútilmente que el sapo se convierte en príncipe, de resbalones, más magullones, deslizamientos sin gracia y caídas libres sin red, ni colchonetas a la vista, he tomado en cuenta lo que me comentó un  amigo, ocurra lo que ocurra, solo tienes dos opciones: que sea un buen recuerdo o que sea una gran lección. Yo he recogido varias lecciones y he decidido ponerlas en práctica recientemente, porque total, como dice La Quinta Estación, no me quedan tantas cosas por perder. Entonces, lápiz y papel a la mano, tomemos nota.

- Primeras impresiones no siempre son las correctas. Es la teoría de la foto de perfil del Facebook. Seamos honestas, si no todas, la mayoría, nos pasamos horas buscando "la foto" para actualizar nuestra página personal. Y elegimos la que resalta nuestro mejor ángulo, en la que se luce nuestra mejor sonrisa, y mientras más producidas estamos mejor. Todo vale para dar una excelente impresión virtual. Lo mismo pasa cuando conocemos a un pata y despertamos cierto interés. Cuando el click es inminente, él camuflará todos los defectos y sacará a la luz su arsenal de virtudes, las que posee y las que no también. Será un caballero, contará sus anécdotas mas interesantes, gastará las bromas más cómicas, de todo con tal de atrapar nuestra atención.

Si el chico en mención no fue auténtico, una vez entregado el corazón, nos daremos cuenta (con esa pizca de razón que se resiste a morir) de que sus modales dejan mucho que desear, sus anécdotas ya no nos emocionan y sus bromas caerán en el mal gusto.  La careta se cae, y si nosotras también caímos sobreactuamos, tarde o temprano nos cansaremos de interpretar el papel de la mujer perfecta, entonces él también enumerará defectos y el cariño (poco o mucho, ficticio o no) no será razón suficiente para mantener en pie una relación tan genuina, como un billete de 15 dólares.



- A la ilusión temprana dile no. Si, esto es lo más difícil, porque cuando una conoce a alguien y hay atracción en el aire, empezamos a inflar desmesuradamente ese globito llamado ilusión, el cual puede desinflarse de sopapo ante el mínimo descuido, o puede reventarse en nuestras narices. Los dos duelen, creo que el segundo más que el primero.

La clave es no hacerse expectativas y tener paciencia para que las cosas se den de forma espontánea y natural. No leer entre líneas, eso que se nos hace tan complicado, pero que en realidad es sencillo. Los chicos no son como nosotras que decimos no me pasa nada, pero nos pasa todo. Cuando ellos dicen no me pasa nada o no estoy pensando en nada, es porque es así. Entonces si de pronto un pata se te queda mirando, puede ser que le recuerdes a alguien, o que te hayas convertido en ese puntito en el vacío que nos lleva a pensar mil veces en algo, o se quedó dormido con los ojos abiertos, no quiere decir que se muere por ti, te va a pedir matrimonio y se van a ir de luna de miel a la playa mas exótica de Dubái.

Terminantemente prohibido inflar globos, sobre todo tras un primer encuentro, una mínima conversación sobre el clima o lo repleto que está el local, un guiño coqueto o una vueltita demasiado rítmica a la hora de bailar, porque todos estos gestos son señales inequívocas de que no pasa nada, y en ese caso lo peor que puedes hacer es forzar las situaciones porque eso equivale a ser bastante impertinente y ligeramente ridícula. A menor expectativa, mayor será el efecto sorpresa, porque recordemos que la realidad puede superar la ficción, solo si le damos la oportunidad.



- Interés nivel cero. Y de esto ya hemos hablado, si quieres que un pata te persiga, esté detrás tuyo, casi te acose (no es saludable, pero de gustos y colores) ignóralo. No le hagas caso, chotéalo con elegancia, tírale arroz con garbo y maestría, trátalo con la punta del pie (o del taco) y lo vas a tener ahí, atrás, llamándote, buscándote, desdoblando esfuerzos porque si quiera lo mires.

Si le prestas atención y, por esas cosas de la vida, él sigue al pendiente tuyo, buscándote, sorprendiéndote con sms inesperados, llamaditas solo para ecsuchar tu voz, detallitos porque si, pues mis mas sinceras felicitaciones, acabas de encontrar al prototipo, desacelera y disfruta de esa sensación de obtener toda la atención de otra persona que, encima, te atrae. En el caso opuesto, le empiezas a hacer caso y ves como poco a poco su atención aumenta, pero hacia otra persona, bienvenida al club. Es lo mas normal del mundo, a los hombres les gusta el maltrato, y ese es un precepto universal.

-  El Inspector Truquini no necesita asistentes. Lo siento, se le consultó y dice que con sus súper equipos y el buen tino de su sobrina le basta y sobra, así que no justifiques tu actitud stalker, ni de espía frustrada. Ingresar 20 veces diarias a su Facebook solo para observar con cuidado su nueva foto de perfil, celebrar sus comentarios y hacer un minucioso examen semiótico a cada actualización de estado no te lleva a nada bueno, solo a obsesionarte más de lo que ya estás.

Y eso de seguirlo al milímetro es prestarle atención innecesaria y asfixiarlo, es decir, que él empiece a ignorarte y en casos extremos, repelerte. Si quiere decirte algo, te lo va a decir sin darle más vueltas al asunto porque los hombres son así, directos.


- Huye de frases ambiguas: Si ante la pregunta, "y finalmente ¿qué somos?" o cualquiera de sus variantes escuchas balbuceos y respuestas del tipo "solo estamos saliendo" (y están en esas dese hace seis meses), "dejemos que todo fluya", "para qué etiquetarnos si la estamos pasando tan bien juntos" o, peor aun, "ni tu, ni yo queremos algo serio" (¿y desde cuando sabes leer mentes papito?) pues chapa tus zapatillas y corre, porque lamento informarte que este chico no quiere compromisos y nunca los querrá, al menos contigo no. Y lo mas probable es que mientras tu estés segurísima de que andas con él en una nube directo a enamoradolandia, él probará su prensador de papas nuevo con tu corazón.

En las no relaciones todo está permitido. Entonces si tu corazón está aún en tu interior, en un baúl a prueba de fuego y escondido, pues la pregunta de "en qué andamos" no tiene lugar, porque es algo esporádico, solo atracción y una cuota de pasión, nada en serio. Pero, si tu corazón está en la mano, se lo quieres ofrecer al individuo con el que compartes tiempo, amistad e intercambias al menos una llamadita interdiaria, y este te sale con tamaña brutalidad, es evidente que andan en frecuencias distintas y sus intenciones son harto diferentes, tu eres adulta, él no. No te expongas. Date media vuelta y piensa que te diste cuenta a tiempo.


Este intento de manual no es infalible, y antes de aplicarlo debes tener en cuenta que depende de ti, si vas a ir regalando tu corazón, pues de hecho ningún libro de autoayuda te va a maquillar los moretones con los que vas a terminar. La idea es construir muros imaginarios y mantener el corazón a salvo, tantear antes de exponerse alegremente, medir el impacto de alguna caída antes de aventarse, tomar precauciones antes de pisar el acelerador. Es complicado por la sensación que nos provoca la ilusión (en especial la temprana), pero es necesario, a menos de que alguien quiera firmar un contrato en el que se comprometa a no sufrir al ver a su corazón hecho añicos (otra vez).

Canción para reconstruir corazones.... Cuando Daniela Saettone dijo que había compuesto esta canción a los 12 años con el corazón hecho puré, pensé "vaya no estaba sola en el mundo" y mi asombro pasó a la risa cuando varias amigas confesaron que también habían pasado por el penoso primer  destrozo emocional a precoz edad. Pero nadie nos respondió cuanto tiempo más pensaríamos en aquel hijo de su madre que ahora es solo un recuerdo enterrado


Y esta canción titula el post. Lo dije una vez, lo reafirmo ahora, cuando tenía 11 años, Lucero y Alejandra Guzmán eran lo máximo. Cuando una empezó a cantar rancheras y la otra se rayó mal, se acabó el gusto, aunque con "Un día de suerte" Alejandra Guzmán me está reconquistando. Pero vamos con esta, que si se deja escuchar sin tanto drama




 

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