Un lugar llamado Conmigo - misma - landia

Hace muchos años Alicia Bisso, mi mentora y en la que me inspiré para crear este blog, describió una serie de "vecindarios" en los que una se ubica según la etapa sentimental que está viviendo: estamos-saliendo-landia, agarre-landia, ilusión-landia y así una serie de  landias mas. Fue allí que surgió el conmigo-misma-landia. La Bisso lo describe como un lugar chevere para pasar temporadas, largas o cortas, depende de cada quien. Yo, para variar, le doy la razón.



Ilusión-landia es un barrio simpático, pero peligroso. Uno llega solo a ese barrio, ojo, con una persona en la cabeza, pero por lo general solo con su sombra. Al llegar trepas a una nube, flotas en ella  mientras imaginas escenas imposibles y bastante almibaradas con esa persona que está en tu cabeza. Puede darse el caso que ese sujetillo también se encuentre en ilusión-landia, contigo en la cabeza, entonces las nubes chocan y vuelan hacia estamos-saliendo-landia, enamora-landia o algun landia similar, depende de las intenciones de ambos. Pero también puede ocurrir que ese individuo que tenemos en la cabeza, tenga a otra persona en la mira (y en la mente), o no tenga ningun interés, asi de simple. Cuando nos damos cuenta (luego de una imprecisa cantidad de veces en que el sujeto nos ha demostrado que nada que ver) la nube estalla, se desvanece y nosotros experimentamos una caída libre sin paracaídas, nos damos de bruces contra el suelo y el viento nos lleva hacia tristeza-landia.

Una vez que estamos allí tenemos la opción de quedarnos ahí y hacer constantes visitas a nostalgi-landia (también vale quedarse a vivir allí), experimentar el masoquismo en su mayor expresión y regresar sin precauciones, ni crónicas de viaje a ilusión-landia (metiendo en la cabeza al primer individuo que pase delante de nosotras y nos sonríe) o respirar profundo, mirarse al espejo, curarse los magullones poco a poco y emrrumbarnos a conmigo-misma-landia. Después de la última mini catástrofe emocional, yo opté por lo último.

Valgan verdades, muy propio de mi, primero me instalé en nostalgi-landia y decoré mis paredes con todos los recuerdos que tenía de esa última no-relación, este barrio es apto para los fanáticos de la auto tortura (lo admito, pertenecía a ese grupo, y a veces vuelvo). Hasta que me di cuenta que ya no me gustaba estar ahí, así que doblé la esquina y fui con miedo, incertidumbre y algo de mala gana a conmigo-misma-landia. La mudanza era imperiosa, era necesaria, tenía que darse, y yo no me hice de rogar (tanto). Cogí mis chivas y me instalé en este nuevo vecindario.

La decoración debía ser diferente. Pinté a mi antojo, ordené y desordené, y decidí dejar los recuerdos en la casa de nostalgi-landia. Visito ese barrio, debo admitirlo, pero cuando yo quiero, asi nomás no me dejo arrastrar hacia allá. Al inicio me sentía extraña, fuera de sitio, sentía que había mucho espacio para este pedacito de gente, mas grande aun sin recuerdos en la pared. Para no sufrir ninguna claustrofobia emocional, empecé a explorar, a concer a la única habitante de conmigo-misma- landia, o sea a mi.

Cerca de 30 años (unos 27 mas o menos) y no me terminaba de conocer e impresionar. Era mas creativa de lo que creía, mas risueña de lo que me mostraba, muy almibarada y engreída. Me tomé la tarea de verme en el espejo y develar cada una de mis virtudes y defectos, todos los días, hasta aprenderlos de memoria. Y me sorprendía de ver lo terca que soy, y lo picona también. Me mato de risa cuando me sorprendo a mi misma entonando alguna canción a todo pulmón mientras tiendo la cama, limpio el cuarto o me baño. Me molesto cuando no decido que ponerme y me demoro mas de la cuenta, me fascinó cuando veo mi reacción frente a un sol que alumbra radiante a las 7 de la mañana, me siento orgullosa de mi misma cuando camino una hora sin parar y sin asomo de cansancio.

Precisamente en esas caminatas es que me conozco mejor. En esas caminatas y esas horas frente al espejo he redescubierto lo mucho que me gusta leer y escribir, lo estáticamente feliz que soy cuando escucho una buena canción mientras juego pacman o tetris, lo bien que me siento cuando salgo de compras y me cumplo algun caprichito, como un innecesario par de zapatos o esas castañas bañadas en chocolate que me vuelven loca. A veces caminando sola, mirando escaparates de tiendas o a solas sobre la cama haciendo zapping pienso en que ya hace falta compañía, pero no me desespero, porque presiento que cuando salga de conmigo-misma-landia, con mis cacharpas para emprender otra mudanza emcoional, voy a extrañar estos momentos a solas que tanto disfruto.

Estimada Alicia Bisso, tienes toda la razón, conmigo-misma-landia es un lugar muy bonito cuando llegas a conocerlo, a conocerte y disfrutar cada instante. La idea no es convertirse en un solitario eterno, es explorarse y descubrir porque otras personas nos aprecian, nos estiman, nos quieren y que es eso que fascina a alguien que aun no llega o ya llegó, pero no nos conoce del todo.

Canción para disfrutar de los momentos a solas... porque ver venir a la soledad no es malo, es algo que se debe asumir con cautela si, pero también con la esperanza de rescatar muchas lecciones de uno mismo.




Y esta es una buena canción para cantar y bailar cualquier día por la mañana, como para tumbarse de la risa e iniciar de buen humor una mañana cualquiera... y afirmar que ya no me austa gritar tu nombre en la oscuridad

 

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