Toxic

En esta época en que todos buscamos nuestro bienestar físico, mental y emocional, es común hablar de productos orgánicos, meditación, contacto con la naturaleza, buenas vibras. Y en ese mar de términos, de los que nadie hablaba hace 15 años atrás, aparecen los antónimos, los enemigos de todo lo lindo y bueno que tiene una vida equilibrada, los malos de la historia, la antítesis del ying yang. Esa gente mala onda que es conocida como las personas tóxicas.



Persona tóxica: Dícese de un germinador de malas vibras. Sujeto inconforme con su vida que carga con sus problemas a quienes le rodean, los mismos en los que además de convertirlos en su terapeuta gratuito 24 x 7, ve un solo de defectos y puntos criticables. O sea un pobre infeliz que pretende que todos sean igual que él, o ella.

Este ser tóxico se presenta como un amigo, y al aceptarlo como tal, se supone que uno debe estar ahí en las buenas y en las malas, incondicionalmente, prestando hombros de apoyo, oídos abiertos, silencios respetuosos, o dispensador de kleenex, en esos momentos grises por los que todos atravesamos. Esta relación es mutua, tú la pasas mal, yo te apoyo, si yo la paso mal, tú me apoyas y así cristalizamos eso de que una pena entre dos es menos atroz. Esa es la teoría.

Una persona pasa de ser amigo a sujeto tóxico en el momento en que sus problemas son eternos y te carga con ellos siempre y niega todas las probables soluciones que tratas de hacerle ver, con la excusa de que no lo entiendes, aunque aún así sigue con la cantaleta de todos los errores y tormentos que hacen de su vida una telenovela digna de ser llevada a la pantalla por Televisa.

Puede ser que esté pasando por una mala racha, le hayan hecho brujería para que le caigan todas las plagas de Egipto a la vez, o es híper sensible y se deprime por todo, personas así hay en todas partes. Esto pasa de ser natural a nocivo, cuando no habla de otra cosa que no sean sus desgracias siempre, todos los días y noches de Dios, los 365 días del año, y 366 en años bisiestos. Y cuando tú atraviesas por un problema, te dice que no es tan grave como lo que le sucede a él, o ella. El hecho de haberte quedado sin trabajo, descubrir a tu novio trampeando, recibir un diagnóstico médico desalentador, estar a punto de ser desalojado, son minucias, tonterías, cositas de nada, porque el rey del melodrama y digno de todo el consuelo, compasión y comprensión del mundo es solo Mr. Tóxico.



Ahí no queda la cosa. Los tóxicos también se distinguen por criticar todo lo que se mueve, y lo que no. Absolutamente todo tiene un pero, un punto flojo, algo que no termina de cuadrar, es decir, estos seres son pincha globos y desalentadores naturales y por excelencia. Te bajan de la nube, te desinflan el ego y te demuestran, si es necesario con documentos en mano, de que no tienes por qué sentirte orgulloso de nada, sin mucho esfuerzo. Parece que su lema es critico, luego existo, y lo aplican a rajatabla.

Estos tóxicos se esmeran en caer antipáticos, ¿no? Y como en toda relación, se necesitan de dos personas para que la cosa prospere, o sea un victimario y una víctima. Si uno no está, el otro no puede cumplir su función. Pongámonos en el caso de la víctima. Tú amiga o amigo lector, que eres recontra optimista, súper equlibrado, decoras tu casa siguiendo los principios del ying yang y eres la persona más zen que pisa la faz de la Tierra, coincides por esas cosas de la vida con un ser nocivo, que te cuenta todos sus pesares y lamentos, niega todas las soluciones posibles, critica todo lo que tú le cuentas, que es bien poco, porque con las justas puedes abrir la boca, y con esa actitud te desalinea la chacra. Lo más lógico es huir, pero siempre nos ronda el sentimiento de culpa y antes de dar un paso atrás, frenamos.

El sentimiento de culpa, eso que nos pinta como Cruella de Vil, la Bruja de Blanca Nieves, la madrastra de la Cenicienta, o el villano de tu preferencia, se elimina cuando el bienestar propio se pone como prioridad. Si no cuidamos de nosotros mismos, cómo pretender ayudar a alguien más. Entonces, si una persona nos baja la energía a - 100, nos pone la negación como precepto, nos hace sentir poca cosa y cuestiona todo lo logrado, y si que nos ha costado alcanzarlo, ¿no es mejor dar la media vuelta, cerrar los oídos y evitarla a toda costa por una cuestión de salud mental? Alejarnos de ciertas personas es parte de crecer, de quererse, de cuidarse, de protegerse.


Seamos honestos con nosotros mismos y hagamos un examen de conciencia. ¿Poseemos alguna de las características de las personas tóxicas?, ¿alguna vez hemos pecado de melodramáticos, negativos y criticones, todo a la vez? Si, con miedo lo aceptamos, no nos condenemos, ni busquemos en látigo para autoflagelarnos, ni nos pongamos ese polo que dice, soy tóxico, manténgase alejado. No todo está perdido.

Para erradicar esa célula tóxica, debemos atacar el problema de raíz. Una persona tóxica, es una persona envidiosa, así de sencillo, por eso necesita atención y compasión, se encierra y pierde en sus laberintos y ve contras en todas esas cosas que desea, pero no consigue, hasta las más insignificantes. Por eso mismo está inconforme con su vida, se siente infeliz, y para no verse tan desadaptado, contagia mala vibra a diestra y siniestra.

La envidia se combate con altruismo, con deseos sinceros de que a los demás les vaya bien. Con buena vibra, que se sienta y se multiplique. Eso nace de nosotros mismos, por lo que es una chamba personal, que queda en la conciencia de cada quién. Yo se que no soy el optimismo andante y siempre peco de escéptica, sin embargo, es uno de mis propósitos para este año, que será un gran año porque así se me de la gana de decretarlo, elevar a la n potencia mi buena vibra, derrocharla y llevar a todos lados mi turmalina negra y una estampita para mantenerme a salvo de todo mal. Los amuletos nunca están de más.

PD: Con este post y mi primer día de playa con harto sol, doy por iniciado el 2019. Empecemos bien, con el pie derecho, con la intención y convicción de que este año las cosas serán mejor. Ya estuvo bueno de vacas flacas por ahora.

Canción para alejarse de persona tóxicas... Hace algunos años Britney Spears, dijo hasta aquí de escándalos, volvamos por todo lo alto. Le confesó a un chico que era adictivo, y trató de decirnos que no todo lo tóxico es nocivo. Un chico más bueno que el pan, también puede ser tóxico




Una persona tóxica, con su pesimismo, críticas y nocividad nos hace dudar de lo que somos capaces y mina un poco esa autoestima, que en algunos casos es endeble y resultado de un proceso largo que se hace más sencillo con la madurez que conseguimos, algunos antes que otros. Es recomendable huir escuchando algo que nos levante el ánimo, por ejemplo a mi Pau Danés, que ha dicho hasta próximo aviso, y me deja este himno, mi himno







  




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