Se me olvidó
Recién caigo en cuenta que este año, el 14 de octubre, día de tu cumpleaños, pasó desapercibido. Eso quiere decir que o mi memoria, infalible, única y asombrosa si de recordar fechas se trata, ya está fallando como producto de la edad; o has perdido progresivamente ese lugar tan importante que te regalé. Creo que es lo segundo.
Es la primera vez, en muchos años, que se me olvida la fecha de tu cumpleaños y pasa desapercibida, como un día mas, sin nada en particular. Es la primera vez en todo el tiempo que llevamos de conocernos, poco más de 10 años, que reconozco que el lugar que tenías en mi mente, ya no está mas, por eso lo que pase contigo ni me va, ni me viene, y no me causa pena saberte lejos de mi vida. De repente, yo nunca tuve un lugar allí.
Nuestra historia fue muy bonita, y tuvimos juntos la mejor primera cita de toda la historia, así la nombramos, así la recuerdo.Fue una noche de abril, yo llegué tarde, el bus me paseó por todo Lima, incluidas calles que en mi vida había visto, antes de llegar a la esquina en donde me esperabas, bien puesto. Entramos a un café, y nos dimos cuenta, de que era un chifa en realidad, pedimos una botella de vino, brindamos por Calamaro, el gusto por su música fue una de las primeras coincidencias que descubrimos. Encontramos muchas más, a lo largo de la noche.
Ambos somos hermanos mayores, pensamos en un momento de nuestras vidas en estudiar Literatura, habíamos cursado secundaria en colegios de la misma congregación, nos gustaba el mismo tipo de música, y nuestro gusto por el vino era tan similar que pedimos una botella más, yo agregué al pedido una botella de agua, porque ya me estaba poniendo colorada y no quería que las copas se me subieran, no iba a arruinar mi imagen de chica buena, y de paso esa cita. Al salir del supuesto café, caminamos por un parque que conocías de memoria, seguimos conversando y nos besamos, sentados en una banca, en una noche que parecía sacada de cuadro.
Tras es cita, la mejor primera cita de todos los tiempos, seguimos en contacto. Me divertía hablar contigo. Poco a poco, en esas conversaciones se filtraron algunos guiños coquetos, los mismos que recibía y respondía, pero de forma recontar camuflada, no me permito ser de otra manera. Trataste de ser directo, una noche después de navidad hablamos por horas y lanzaste la idea de tener citas igual de bonitas cada semana, tener mayor comunicación, correspondencia, ser pareja. Lo pensé, quería atreverme, y desapareciste, una costumbre tuya que nunca me gustó.
Mucho tiempo después volviste a plantear lo mismo, me lo dijiste con todas sus letras, yo dije que si, y me sentí contenta, ubicada, muy en mi sitio, al lado de un chico cortés y lindo, siempre pensé que lo eres. También eres romántico y detallista, o sea mi par perfecto. Y al inicio todo fue muy bonito, como suele pasar en las relaciones, hasta que la distancia, tus silencios, mi paranoia minaron uno a uno todos los sentimientos. Lo que mas me dolió es no entender bien que pasó.
Ya que nunca supiste explicarlo, yo me inventé la razón, éramos demasiado idílicos como para funcionar. La teoría de la pared roja de Sex and the city, somos una buena idea, de hecho lo fuimos, pero por alguna razón no funcionamos, nunca llegamos a hacerlo. Sin embargo, queda nuestra historia, escrita a dos manos, mis correos empalagosos, nuestras conversaciones sentidas e intensas, las canciones de ida y vuelta, el vino rosé en el café disfrazado de chifa y todos los pormenores de esa primera y perfecta cita.
Supe que terminaste la maestría, que seguiste tu vida, yo continué con la mía, que siguió caminos que en mi vida pensé recorrer. Te traía a mi cabeza cada vez que escuchaba a Calamaro, aunque siéndote sincera, no te recordé mi medio segundo la noche que fui a verlo al Monumental, concierto al que hubiese querido ir de tu mano, afortunadamente eso no fue sinónimo de no haberlo disfrutado, por el contrario, coreé hasta quedarme sin voz.
Y llegó el día en que te olvidé, en que puedo decir convencida y en voz alta de que si un día nos volvemos a cruzar no me van a temblar las piernas, no voy a extrañar que me digas Guapa, no va a pasar nada. Contigo ya no pasa nada. De eso me convencí ayer, cuando caí en cuenta que el domingo fue tu cumpleaños y a mi se me olvidó, y ahora ya no lo quiero recordar más.
Canción para olvidos involuntarios... El título de este post, es el mismo de una canción de mi Gianmarco, quien tiene papel protagónico en esta historia, es mas, él interpretó la banda sonora de la primera y perfecta cita, y esta canción hubiese marcado el inicio de una nueva etapa, preparada para recorrerla y escribirla de la mano
Tus amigos te decían El Salmón, y a ti te encantaba ese sobrenombre. Calamaro es tu referente, tu cantante favorito entre muchos, tu marca personal. Como lo confesé en el post, ya no te recuerdo al escucharlo, a menos de que desee hacerlo. Hoy quiero recordarte mientras escucho Paloma
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