Disfrázate

Halloween es una fiesta que entusiasma tanto a chicos, como a grandes. Al margen de ser una excusa para celebrar y que coincide con fin de mes, el día de las brujas nos da la oportunidad de jugar a ser un personaje, nuestro héroe de ficción favorito, el asesino en serie al que quisiéramos imitar alguna vez, el villano que nos causa un poco de pánico, la heroína con personalidad diametralmente opuesta a la nuestra, pero de la que somos admiradoras confesas, la protagonista de nuestro cuento favorito. Hay disfraces para todos los gusto y bolsillos, y algunos que no necesitan ni vestimentas estrambóticas, ni pelucas de colores, solo voluntad, tanta que nos podemos llegar a mimetizar con el personaje, total el mundo es un gran teatro.


El papel de la romántica parece sencillo de interpretar. Nos vestimos de colores pastel, suma puntos si es rosado, nos ponemos florecitas en el cabello, nos rizamos las pestañas y nos ponemos brillo sabor cereza en los labios. Interpretar a la romántica, es un trámite aparte. La chica romántica tiene una sensibilidad especial, le gustan los cuentos que incluyen princesas desvalidas, hadas madrinas oportunas, príncipes valerosos y finales felices, que cree ella, ingenua y despistada, que se replicará en su vida algún día. Le gustan las baladas melosas, las frases poéticas rebuscadas y ese chico malo que gracias al poder de su amor, se convertirá en un cortés caballero. Encontramos dos modelos icónicos de chica romántica en los medios de comunicación: Charlotte York, de Sex and the Ciity, y Susanita, la maternal amiga de Mafalda.

Opuesto a este papel es el de la chica metal, la gótica, la misteriosa dama de negro. Obvio, para interpretarla tienes que vestirte de negro de pies a cabeza, y presta mucha atención porque la  más mínima sospecha de color te descalifica. La señorita gótica está rodeada de un aura de misterio que todos detectan, pero nadie sabe por qué, tiene un permanente estado depresivo y se siente identificada con cada canción metalera, una música que no terminas de entender, pero vas a hacer el esfuerzo, sobre todo porque esa chica metal que hasta un poco de miedo te despierta, para cerca de un chico metal que te trae de vuelta y media. Si el amor no sabe de buena música, no importa, tú escuchas de todo con un chico lindo al lado.

Sin embargo, como tú no eres facilona y crees fervientemente en eso de que quien quiere celeste, que le cueste, juegas el papel de la indiferencia andante frente a ese pata que te mueve el piso. No lo miras, no lo escuchas, no le prestas atención, no lo recuerdas, aunque sucede exactamente lo contrario. Tan bien haces tu actuación que todos piensan que ese chico no te interesa, es más, casi lo odias. El problema es que él cree lo mismo, y prefiere decirte next, si es que alguna vez le despertaste un poco de interés, porque para qué insistir con alguien que no lo empelota, o eso parece. El perfume de la indiferencia se debe aplicar con cuenta gotas.


Diametralmente opuesta a la señorita indiferente, esta aquella que se convierte en la persona perfecta para el chico que tiene en la mira. Si él es deportista, ella corre a inscribirse en el gimnasio mas cercano, compra zapatillas para empezar a correr el lunes, y empieza a ver todo el día CMD, Gol Central, ESPN, Fox Sports y cuanto canal de deportes existe, porque es momento de adoptar un estilo de vida más saludable, y de paso llamar la atención de Sport Billy. Si él es el Gastón Acurio de su cuadra, ella empieza a ver canales de cocina, anotar recetas, experimentar con ellas e intercambiarlas con el señorito en mención, convencida de que al hombre se le conquista por el estómago, así corra el riesgo de intoxicarlo en el camino.

No está mal involucrarnos en los gustos de nuestro chico, de repente le encontramos su encanto a eso que a él le afana tanto y descubrimos una nueva coincidencia. Lo que está mal es convertirnos en quien no somos, en el periodo de conquista, porque así como sabemos que el chico al que le queremos mover el piso es un paquete completo, nosotras también lo somos. Que nos quieran como somos, y vaya que somos todo un mundo por descubrir, tarea que se complica un poco cuando jugamos al intercambio de personalidades en Halloween.

Canción para celebrar Halloween... Escucho esta canción todas las mañanas y me alucino bailando con un pata mucho más churro, más alto y más interesante que Luis Fonsi. ¿Soy exigente? Pues si, échame la culpa, que la acepto


Todos los años se desata la polémica, que Halloween es una fiesta pagana y extranjera, que por su culpa ya nadie se acuerda del Día de la Música Criolla. Yo propongo bailar un vals disfrazados de quien se nos antoje, o apostar por el criollo fusión, con canciones como esta, que nos invita a bailar otra vez



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