Mónica de ojos azules

Ella tenía los ojos azules más intensos, impresionantes y hermosos que yo he visto en mi vida. Ella decía que tenía la magia y el poder, y parece que, después de todo, era cierto, ya que cuando cerró por última vez y para siempre sus bellos ojos azules, tiñó de gris una nube en donde se solían conjugar la fantasía y la alegría.


Recuerdo que una tarde de 1994, mis hermanas, mi primo Alonso y yo estábamos guardando los juguetes en la sala de mi casa, cuando de pronto una noticia transmitida en el adelanto del noticiero, 24 Horas nos heló a todos. Habían hallado el cuerpo sin vida de Mónica Santa María, en su departamento de La Molina. Todo indicaba que se trataba de un suicidio, y parecía que pasional, aunque en el fondo, y después de una búsqueda incansable de causas, se filtró de que ella había decidido poner fin a una vida vacía y una depresión que la perseguía desde hacía mucho.

Depresión muy bien maquillada y disimulada, pues era imposible pensar que una mujer que hablaba con tanto entusiasmo sobre la alegría de vivir, cantaba que ella tenía la magia y el poder dentro de su corazón, recomendaba a los papis que dejen de fumar, bailaba demostrando que tenía alma latina, e invitaba cada fin de semana a los niños a que se subieran a la nube Nubeluz,encerraba tanta tristeza, tanta fragilidad, tanto desequilibrio, tanta soledad. Su monstruo interior despertó poniéndola frente a frente con sus ángulos más oscuros y el final fue el peor.

¿Difícil de creer? Olvidándonos del plano psicológico y basándonos solo en la imagen, pues si, porque Mónica lo tenía todo. Tenía buen apellido, dinero, belleza, juventud, talento, éxito, y un novio que la quería, o eso parecía, y con el que tenía una relación que la desequilibró, aparentemente. Cuenta su círculo cercano, que los problemas que ella tenía, venían desde antes, ella no vivió ni su adolescencia, ni su juventud como una mortal más, y eso que en ese entonces no había ninguna Magaly Medina, o sus chacales, persiguiéndola cámara en mano. Los problemas sentimentales, fueron la gota que derramó el vaso, es decir el motivo por el que ella apretó el gatillo.


Hace muchos años leí que en 1994, el año en que se suicidó Mónica Santa María, la cifra de mujeres que atentaron contra su vida se elevó, porque veían en ella un referente. Muchas pensaban si ella tenía absolutamente todo y no le encontró sentido a su vida, ¿qué esperanzas tengo yo? De otro lado, miles de niños, nubetores y nubecinos, se quedaron con un montón de preguntas en su cabecita. Y los padres que no sabían como tocar el tema de la muerte con los hijos, se fueron contra el canal cuando las Dalinas, con una solemnidad impensable, tocaron el tema de la manera más escueta posible y emitieron los programas que su compañera desaparecida había grabado.

Casos como el de Mónica Santa María, o el de Robin Williams, un tanto más reciente, nos hacen caer en cuenta de que la procesión va por dentro, que caras vemos, corazones no sabemos, o que nadie sabe lo de nadie. Estos personajes derrochaban alegría, nos arrancaron sonrisas, se nos hicieron cercanos y entrañables, sin embargo, su vida personal era diametralmente opuesta a su imagen. Como lo mencioné lineas arriba, su monstruo interior despertó, les susurró todas sus carencias, las mismas que no pudieron enfrentar y decidieron finalizar, acabar con todo, borrarse.

Mónica se iba, y Nubeluz iniciaba su recta final, el programa no fue el mismo, a pesar de todos los intentos que se hicieron para prolongarlo. Sin embargo, quienes lo veíamos puntuales cada sábado y domingo por la mañana, nunca lo olvidaremos, después de todo, fue el único programa peruano incluido en la lista de los 100 mejores programas de todos los tiempos de la revista Rolling Stones, y el mejor programa para niños made in Perú de todos los tiempos.

Yo recuerdo Nubeluz con cariño. Se me viene a la memoria las muñecas y el juego de mesa Grántico, Palmani, Zum de mis hermanas; las coreografías perfectas de las Cíndelas y los Golmodis; las canciones que tenían una lección muy bien disimulada; al colorido y gigantesco Glufo; los trajes vistosos de las Dalinas; la escenografía linda del Amauta; y, por supuesto, los ojos azules de Mónica Santa María.

Canción para recordar a la chica triste delos ojos azules... Lo que más me llamaba la atención de Nubeluz es la cantidad de canciones que tenían, todas aleccionadoras. Eran tantas, que abordaron absolutamente todos los temas para niños. Esta, a la que hago mención en este post, es la que más me gustaba, y la más opuesta a la vida de Mónica




Esta semana se cumplió un año más de la desaparición de Mónica Santa María, y vino repleta de cumpleaños de personas a quienes recuerdo con mucho cariño. Uno de ellos, es el publicista de quien hablé hace muchos años. Por él, empecé a escuchar a La Liga del Sueño, y me pegué con esta canción, que es un cover, pero tiene muy pegado el sello de la banda  






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