Date cuenta

Digan lo que digan, la víctima de una agresión de cualquier tipo no es culpable. Por lo menos la primera vez no, si esta persona se queda callada y acepta seguir recibiendo golpes en lugar de besos, ya es otro cantar. ¿Cómo saber que este caballero que tenemos al lado no es un asesino en potencia? Hay algunas alertas que debemos tomar en cuenta.



Un hombre que agrede a una mujer o a una persona más frágil que él es un maricón y merece pudrirse en la cárcel y después de muerto quemarse en el quinto infierno, no hay vuelta que darle a eso. Sin embargo, sucede que en un primer momento ese mal nacido que osó tocarnos, no era malo. O mejor dicho, no parecía malo, por el contrario nos pareció inteligente, simpático, hasta tierno, y de pronto las cosas cambiaron. No sabemos si de la noche a la mañana, o fue un cambio paulatino e imperceptible, o siempre fue así y la máscara se la cayó en una. Sea como fuere el cambio fue para mal.

La pregunta es ¿cómo saber si él, que parece tan lindo, puede agredirme tarde o temprano? Hay algunos detalles que he encontrado por aquí y por allá, y creo que es deber de todas compartirlos, porque en vista de que las autoridades son incapaces de hacer algo por frenar la violencia, nosotras mismas debemos cuidarnos. No queda de otra.

Un agresor en potencia empezará por rechazar tu forma de vestir y empeñarse en que cambies. Primero pedirte, y luego exigirte que no te pongas esa falta tan corta, ese pantalón tan ajustado, esa blusa tan escotada, so pretexto de que eres muy linda y no quiere que nadie se gane contigo, que vistiéndote así te expones a que te falten el respeto, que una señorita de su casa no se viste así. O sea, te pone mil pretextos y por persuasión, o por evitar una riña, le haces caso y dejas de vestirte como se te viene en gana. Empiezas a elegir tu vestimenta en función a lo que él opina, y no de acuerdo a lo que a ti te gusta y se te acomoda.

Un agresor en potencia te alejará de tus amigos y hasta de tu familia. Va a tratar de que todo tu tiempo libre se lo dediques a él, solo a él, y a nadie que no sea él, y te armará escenitas dramáticas, casi calcadas de una película hindú, si se te ocurre decirle que hoy no se van a ver porque quieres ir con tus amigas por un café, al cine o a dar una vuelta por ahí. Dirá cosas del tipo que no lo quieres, que para ti tus amigas son mas importantes que él, que justo ese día él quería pasar toda la tarde contigo y tú lo haces sentir mal, en fin, una sarta de estupideces, y poco a poco, casi sin darte cuenta, te alejas de todas esas personas que seguro van a correr a ayudarte cuando las cosas pasen de castaño a oscuro. Y el agresor insistirá más en apartarte de esas personas si él no les cae en gracia.


Un agresor tratará de imponer su visión de las cosas. Subestimará tu poder de crítica, de opinión, tu inteligencia, esa que tanto le gustó en un primer momento. No insistas en exponer tu punto de vista porque no hay derecho a hacerlo, él, el macho alfa dominante, el ser más sabio que pisa la tierra, el ya no ya, ha hablado y su palabra es ley, y las cosas se hacen así, y el mundo funciona como el dice porque por algo es hombre. Y así como a ti, subestimará a todas las mujeres, porque según su cerebro, que debe ser del tamaño de un frejolito canario, si es que lo tiene claro está, el hecho de tener una XX en nuestra composición genética nos hace inferiores. ¡Qué estúpidos pueden ser algunos sujetos!

Un agresor tiene una mala relación con su familia y con las mujeres de su entorno. Esto quedó claro en el caso de Micaela de Osma, la que fue arrastrada, no jaloneada, pues tras las vergonzosas imágenes transmitidas en televisión nacional, y encima en el horario estelar del domingo, la hermana del mal nacido este Martín Camino, dijo que su hermano no estaba bien, que tenía un problema que no enfrentaba porque no quería darse cuenta y que se solidarizaba con la agredida. Si él habla mal de su hermana, de su cuñada, de su ex mujer y hasta de su mamá, no puede ser una buena persona. Es un resentido y tú puedes ser la próxima mujer a la que él odie y masacre sin piedad.

Un agresor proviene de un entorno violento. Porque la violencia crea un círculo vicioso y contamina a todos los que participan de este. Si el padre le pegó a la mamá, y ella nunca dijo nada, ni buscó soluciones, si no que lo aceptó como algo natural, porque probablemente la abuela también recibió golpes y jamás abrió la boca, entonces él va a querer repetir el patrón contigo y hará de todo para evitar que lo denuncias, se justificará diciendo que fue un exabrupto, un impulso, un accidente. Está en tus manos ponerle punto final a sus impulsos sentando tu denuncia, o perdonarlo y comprobar si ese golpe fue cosa de una sola vez, o algo rutinario.


Un agresor puede disimular muy bien su naturaleza en una primera etapa, la del enamoramiento, en la que todo es bonito, él jura que te ama, tú le dices que también, y qué viva el amor. Corre el tiempo y empieza a mostrar una de las señales aquí contadas, le molesta tu forma de vestir, de hablar, de ser y la situación se pone tensa, acumula todas esas incomodidades y es notorio, ni si quiera se esfuerza en  disimularlo, hasta que explota, y con furia, agrediendo de todas las maneras posibles a la víctima, para, acto seguido, arrepentirse, pedir perdón, rogarte, embobarte de nuevo y regresar a la luna de miel, para repetir el mismo ciclo una y otra vez, hasta que te armes de valor y lo denuncies, o te mate, lo que suceda primero, y esta vez no estoy ironizando.

La violencia hacia la mujer se ha vuelto algo tan cotidiano que ya no nos conmueve, y hemos tenido que decir en voz alta que el Perú es un país de violadores, y el quinto país más peligroso para las mujeres, primero en la región, para que las autoridades sospechen que algo no está funcionando. Y mientras los congresistas discuten con tanta velocidad como se desarrolla una carrera de tortugas, cientos de mujeres mueren, están postradas en la cama de un hospital con alguna extremidad rota, son violadas, y todas sin excepción, nos morimos de miedo. 

Aún así, no nos paralizamos, porque creemos, y sabemos que una sociedad mejor es posible y que está en nuestras manos. Por eso este 25 de noviembre, día de la no violencia contra la mujer, salimos a las calles, para decir que no es no, que tocan a una, nos tocan a todas, que ni una menos somo todas, y estamos comprometidas con ello, con ponerle freno a la violencia, con mandar a la cárcel a los malnacidos que tengan la genial idea de ponernos un dedo encima y con quitarle credibilidad y decencia a quien se le ocurra decir que una víctima de violencia doméstica es culpable porque provoca al energúmeno que tiene al lado. Este 25 de noviembre, #NiUnaMenos somos todas.

Canción para darse cuenta... Rechazar la violencia sea física, verbal, piscológica, sexual o emocional nos obliga a ponernos más fuertes que antes, no para pagar con malos tratos, solo para revalorarnos, reconocernos y dejarle en claro al sujetillo ese que se cree muy bacán que somos más valiosas de lo que él pudo reconocer

  
  
Este spot lo he puesto cientos de veces, y siempre me conmueve porque explica perfectamente lo que es el ciclo de la violencia y a lo que nos exponemos si perdonamos el primer golpe. También deja claro lo importante que es denunciar a tiempo sin contemplaciones. No recibamos flores de un maricón


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