All together now, again
En agosto del 2016, miles de mujeres y hombres del país tomaron las calles, diciendo tocan a una, nos tocan a todas, ni una menos. Fue una marcha histórica. La gente sabía que solo unidos y alzando la voz podíamos hacerle frente a ese problema, o por lo menos, hacer que las autoridades entiendan que los feminicidos, violaciones y abusos domésticos no son normales y deben tomar cartas en el asunto, y de manera urgente. Las cosas no han cambiado del todo, por eso este 25 de noviembre hay una nueva marcha. Todos juntos ahora, de nuevo.
Ha pasado más de un año y miles de mujeres siguen siendo asesinadas, violadas, acosadas, golpeadas y hasta quemadas. Y mientras tanto, la impresentable y pelafustana presidenta de la Comisión de Mujer y Familia del Congreso, se araña por su pseudo líder y se llena los bolsillos.¿Atiende el problema? No, porque no le interesa, esa lucha por erradicar la violencia contra las mujeres no le significa más plata, entonces la inútil esta no piensa mover un dedo. Estamos solas frente a la violencia.
¿Qué hacer? Demostrar que no estamos conformes, que la actual situación nos mortifica y que nos mortifica el doble que las autoridades no se coman el pleito. Hacer bulla y empeorar un poco el caos vehicular en Lima y en las principales ciudades del país. Tratar por las buenas o por las malas que nos hagan caso, que el problema siga vigente y no se duerma. Salir a las calles y decir de nuevo, ni una menos somos todas, porque todas somos potenciales víctimas. Esta racha de muertes, agresiones y violaciones nos tiene a todas en la mira. A ti, a mi, a nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras amigas, tías, primas, sobrinas. Nadie está a salvo.
Aunque las cifras me contradigan, yo creo que la marcha del año pasado fue exitosa, por la participación masiva y porque se creó conciencia. Tenemos más noticias de mujeres agredidas, y lamentablemente desatendidas, porque ya no se quedan calladas, porque al fin entienden que el amor no duele, que la violencia debe ser denunciada, aunque esto signifique un vía crucis, y, por supuesto, tiene que ser castigada. En ese sentido hemos ganado.
Pero en la práctica no, porque el Poder Judicial, el mismo que el año pasado, en la marcha, adornó el frontis del Palacio de Justicia con un par de afiches en los que demostraba su rechazo a la violencia de género, sigue soltando a agresores, asesinos y violadores. Porque la Policía sigue sin entender qué es el acoso callejero y cómo actuar frente a estos casos. Porque el Poder Ejecutivo encuentra zancadillas tras cada paso que da. Todos rechazamos la violencia contra la mujer, en eso estamos de acuerdo, el detalle es que vemos que no se hace nada y que las medidas no se aplican y/o no son efectivas.
Como sociedad también tenemos cuota de culpabilidad. Podemos haber avanzado cronológica y tecnológicamente, pero nuestras mentes se han quedado en el año de la carreta. Decimos orgullosas que creemos en la igualdad y no somos prejuiciosos, sin embargo para etiquetar nadie nos gana. Si no predicamos con el ejemplo y sigamos criticando desde el balcón de espectadores no vamos a llegar a ninguna parte.
Hay cientos, miles de personas que piensan que otra marcha es inútil, no tiene sentido, no va a resolver nada. Al menos va a visibilizar el problema, vamos a alzar la voz por quienes no la tienen, nos vamos a poner en los zapatos de las víctimas y acompañarlas en su lucha, que es la nuestra, porque como ya lo dije, todas podemos ser agredidas. Como decía una canción, la calle es una selva de cemento, el que más grita, más pega, más bacancito se cree gana, y esto tiene que cambiar.
Yo marcho por las sobrevivientes, por las mujeres que quebraron el silencio, por las que aún tienen miedo de hablar, por las víctimas de las esterilizaciones forzadas, por los niños que quedaron huérfanos ya que el energúmeno que tienen por padre mató a la mamá, por las mujeres violadas, por las acosadas, por las que sufren de maltrato verbal y psicológico, por los hombres que también sufren de maltrato doméstico, pero no dicen nada para no ser blanco de burlas. Marcho porque si puedo hacer algo desde mi lugar, ¿por qué no hacerlo?
Las invito a que se pongan las zapatillas y se sumen. #NiUnaMenos este sábado 25 de noviembre, día de la no violencia contra la mujer, desde las 2 de la tarde en el Palacio de Justicia. Que se sienta que no estamos contentas y que como las cosas no han cambiado, nosotras haremos que cambien. Que estamos unidas en esta lucha, que ya no queremos vivir, ni ser parte de un país de violadores, que somos bravas y que estamos todas juntas ahora, de nuevo, como tiene que ser.
Canción para ponerse las zapatillas... Esta es la canción que inspira el título de este post. Juntos todo lo podemos, ¿o no? Ya llevamos a la selección al mundial, ahora nos toca decirle no a la violencia doméstica, y de paso luchar contra la corrupción. Ahora es cuando
El género no muerde, ni ataca, así que es hora de perderle el miedo y creernos eso de que hombres y mujeres somos iguales, tenemos los mismos derechos, las mismas responsabilidades y el mismo valor. Nadie es más que nadie, tú no vales menos que nadie, y nadie vale más que tú
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