I'm survivor
Hace algunos años un amigo respondió un saludo de cumpleaños diciéndome que cada año cumplido iba a ser tomado como sobrevivido, pues siempre le pasaba algo que lo ponía en riesgo: un asalto, una caída, una dolencia. Yo pensaba que exageraba hasta que pasé por un problema de salud. Al salir librada de este dije soy una sobreviviente, y recordé a este amigo.
Siempre empiezo un nuevo año de vida con la mejor actitud posible, porque lo inicio colmada de muestras de cariño, saludos, presentes y abrazos, cercanos o a la distancia, de gente querida. Suelo decirme, avancemos, abramos los brazos y a lo que venga, así lo que se me ponga en frente no sea del todo bueno. Yo creo en el ying yang, todo lo bueno tiene algo malo y todo lo malo tiene algo bueno, el problema es que en el segundo caso, encontrar eso positivo al toque es casi imposible, sobre todo cuando se tiene una racha en la que día a día las cosas pasan de castaño a oscuro.
Cuando me pasa eso, y siento que se desata una racha de desafortunados incidentes, se me olvida la teoría de los 30 minutos, tiempo prudencial para ver las cosas desde un ángulo más amplio, y me hundo, me pongo gris, tengo mi apagón emocional, mental y físico. Y así como solita me hundo, solita me levanto después de un tiempo prudencial, o cuando algo sumamente bueno rompe tanta mala suerte. Esta año pasó eso y comprobé que tengo a las mejores amigas del mundo. Ellas lo saben, yo no me canso de comprobarlo.
Una vez que superas toda esa avalancha de malas noticias, y recuperas la fe en todo lo que crees, experimentas un acto de supervivencia, que es comprobado cuando, mucho tiempo después y con las cosas en orden, vuelves la mirada y dices, ufff, sobreviví. Pasa en la vida, pasa en las películas, pasa en un conocido canal de cable. Revisen rápidamente su biografía y se darán cuenta que alguna vez les ha sucedido, aunque sea en escala microscópica. Cuando tienen un día recontra ocupado y solo han dormido dos horas; cuando nos han roto el corazón de manera inesperada, y por lo mismo despiadada; cuando nos quedamos sin trabajo y te lo comunican de buenas a primeras; cuando el doctor te cuenta que andas peor de lo que ya estabas.
Sobrevivir no solo es un pretexto para creernos casi un héroe. Qué Superman, ni Hulk, acá estoy yo que por haber sobrevivido a una astilla metida en el dedo, soy más valiente que todos los súper héroes de Marvel y DC Cómics juntos. No es así. Sobrevivir es una oportunidad para cambiar algo, de repente un error en el que reincidimos alegremente, o nuestra actitud ante problemas rutinarios, y también la oportunidad de valorar esas cosas que por ser cotidianas, no nos causan mayor emoción. Sobrevivir nos demuestra que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
Superar este mini hecatombe personal, sucede en el mejor momento posible, justo frente a un nuevo cumpleaños, el número 36, y me cuesta pronunciarlo, por lo que voy a decir que cumplo 18 de vida más 18 de experiencia, porque así suena mejor y así me siento, con experiencia y con ganas de experimentar más, aunque me resbale, me caiga, me deprima 24 horas y me vuelva a levantar con fe renovada y respirando fuerte.
Estos 35 fueron bien pacíficos, por lo que necesitaba un remezón de proporciones titánicas para romper la inercia y una vez superado todo decir que las cosas están bien, porque de verdad estoy así, no porque deseo evitarle cargas emocionales a la gente. Y tal como lo he dicho líneas arriba, este acto de supervivencia es el inicio de algunos cambios. O sea, es la oportunidad de buscar esas cosas buenas y nuevas que hace rato exigía, y a gritos.
Lo primero es ponerme en primer lugar, no siempre, pero si de vez en cuando, sobre todo cuando mi cuerpo me envía señales más que claras de que algo no está bien. Retomar mis caminatas, de momento cortas, poco a poco ir subiendo las revoluciones hasta llegar de nuevo a las 2 horas sin asomo de cansancio. Por eso en estos días me sorprendí, visitando cuanto lugar de ropa deportiva encontraba a mi paso. El estilo jamás se debe perder, ni cuando de hacer ejercicio se trate.
Estos dos pequeños cambios de actitud son solo la punta del iceberg. Detrás hay una serie de objetivos que espero poder cumplir y olvidarme de la falta de voluntad y disciplina, que brillan por su ausencia cuando de nobles objetivos conmigo misma se tratan. Más importante que todo esto, quiero dejar de ser un imán de patanes, he encontrado un artículo muy interesante que es un buen punto de partida.
Dicho todo esto en voz alta, y reconociéndome como una sobreviviente, sin sonrorjarme tanto, algunas cosas no pueden cambiar de la noche a la mañana, me preparo para darle la bienvenida a los 18 años de vida, más 18 años de experiencia, con buen ánimo, porque así debe ser, porque uno debe ver el vaso medio lleno, agradecer por lo que tiene y trabajar por lo que desea. Porque despertar y decretar de que este será un gran día o el peor de nuestra existencia en una decisión propia, y las consecuencias deben ser asumidas como gente grande que se es. Y tratar de ponerle buena cara a esas circunstancias que a veces nos voltean el plan.
Entonces, a celebrar, aunque sea en chiquito, con un cóctel, una copa de champagne, o ya pues un vasito de agua con limón de San Luis en la mano y buena música me basta. Bienvenidos los 36, no me agarran desprevenida, sino dispuesta, una vez más de brazos abiertos y a lo que venga. A lo que venga.
PD: Yo se que esta advertencia puede estar de más, pero nunca falta la gente desatinada. Si tienen malas noticias absténgase de dármelas el mismo 19 de mayo, y si sienten que se les puede escapar en medio de su saludo, pues no me llamen. Les puedo perdonar una ausencia, pero no que me malogren el día. ¿Estamos claros?
Canción para celebrar el cumpleaños... Yo se que mis gustos musicales siempre son cuestionables, y no siempre son buenos, pero son míos. Esta canción la descubrí, de pura casualidad, durante los 35, y sin querer la escuché en vivo. Mi lado rasta puede ser tímido y aburrido, pero sale a flote con tonadas como esta
Y esta es la canción que da título al post. Si, yo se que es antigua, tanto que la agrupación ya no existe, pero, como les expliqué, en mi mundo se escucha lo que se me antoja
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