Con la conciencia tranquila
Hace un tiempo atrás escuché a una mujer confesar, corazón en mano, que a pesar de que una relación sentimental, que fue muy importante para ella, había terminado, ella se quedaba en paz. Yo despierto cada día y pienso que puse todo de mi parte para que esto funcionara, no sé si él pueda decir lo mismo, contaba esta mujer respirando aliviada.
Una relación es cosa de dos. Los dos se involucran, los dos se ilusionan, los dos se embarcan, los dos trabajan para que ese amor, que al inicio es mera ilusión, se fortalezca y lleguen juntos al mismo puerto. Un puerto que ha sido previamente conversado, porque, nunca te olvides, el viaje se hace de a dos.
Y así como sabemos esto, de paporreta, también entendemos que durante una relación no todo será felicidad y alegría desbordante. Habrán momentos difíciles, que pueden darse porque o uno de los dos está atravesando una situación color de hormiga, o porque algo pasó y la relación tambalea. ¿Qué puede hacer que una relación se resquebraje? Rutina, infidelidad, celos enfermizos, frecuencias diferentes, rencillas irreconciliables, falta de madurez de uno o de los dos involucrados, en fin tantos motivos como parejas hay en el mundo.
Cuando nos enfrentamos a una situación que hace temblar nuestra relación, que era sólida cual roca, hay dos alternativas, o por lo menos dos alternativas lógicas. La primera, esperar que el tiempo transcurra y al ver que la cosa anda peor de lo que ya estaba, decir chau, chau me voy de viaje y san se acabó. Esto sucede, cuando más que amor, lo que había era mucha ilusión y pasión, y esa solidez en la relación, no era más que una caricatura, un papel en el que se había dibujado una piedrita sonriente.
La alternativa B es luchar para que la relación siga funcionando, y superar juntos ese inconveniente, Ojo, juntos, porque los dos están en la relación, los dos quieren llegar a un destino juntos, a los dos les importa por igual y que la relación siga creciendo próspera y feliz involucra el bienestar de los dos. Es difícil solucionar los problemas que han resquebrajado su lindo y reluciente enamoramiento, puede que si, pero todo tiene solución, siempre que ambos pongan de su parte y nunca pierdan de vista que la base de ese amor es la confianza, el respeto y la comunicación, porque hablando se entiende la gente.
Entonces, cuando una relación entra en crisis y solo uno de los dos hace de todo para que las cosas vuelvan a la normalidad, o hasta mejoren, no se logrará nada. Así te desdobles en esfuerzos, hagas regalos impresionantes, le bajes la luna, o apliques un amarre encargado al chaman de mejor reputación en todo el país, la cosa no va a mejorar. ¿Por qué? Porque la relación es un trabajo compartido, es un dame que te doy, pero si tú das, das, das y no recibes ni una mueca de parte del otro enamorado, llegará en el momento en que te cansarás, te aburrirás, y harás lo más sano, agarrar tu bolso, arreglarte el pelo, respirar hondo e irte. No esperes que él vaya tras de ti, porque a lo mejor ni si quiera se da cuenta de que ya no quieres más nada.
Poner punto final a una relación, es una decisión tajante y dolorosa, pero si tú dijiste basta, porque hiciste de todo por salvarte, y salvarlo a él de un naufragio emocional más gigante que el del Titanic, a pesar de que él no era ni la sospecha de Leo Di Caprio, o el galán de tu elección, y él no movió ni un dedo, puedes estar en paz contigo y dormir con la conciencia tranquila, tal como lo dijo la mujer a la que hice mención al inicio de este post.
Estar en paz contigo misma, no es garantía de que vas a evitar soltar las lágrimas, mocos y babas que supone una ruptura. Tampoco equivale a que te van a dar palmas, laureles deportivos, las llaves de la ciudad y la Orden del Sol por haber tratado de salvar tu relación. Solo vas a quererte más, porque con el tiempo entenderás que pusiste tu máximo esfuerzo y él no lo valoró. Y un hombre que no te valora, no te quiere, o al menos no te quiere bien, y para romances a medias no estamos pues.
Si algo de verdad te importa, no vas a desprenderte fácilmente, por eso antes de rendirte, luchas. Si estás en el caso en que no te provoca mover un dedo por ese romance que se desmorona en tus narices, evalúa tus sentimientos, porque lo más probable es que quieras saltar del barco antes de naufragar, y lo más sensato es comunicárselo a tu compañero de viaje, para evitar reproches posteriores. Y no de él, sino de tu conciencia, que no va a parar hasta que le hagas caso, y a la larga a esa vocecita es a la única a la que debes rendirle cuentas y decirle, estamos en paz, querida conciencia, estamos tranquilas.
Canción para limpiar conciencias... Como dije en el post, es difícil desprenderse que alguien que se quiere y de algo que realmente nos importa. Pero con el tiempo, entendemos que fue saludable, y terminamos por celebrar el triunfo de una ausencia en otra canción
Ya que el otoño ha hecho su entrada oficial, es momento de recordar con nostalgia obligatoria otro verano que se nos fue de las manos, esperando que el invierno sea igualito, y junto con su cielo color panza de burro, pase rapidito nomás
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