Some questions
¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? Así como esta hay miles de miles de preguntas que no tienen respuesta, o a lo mejor si tienen tantas soluciones como personas en el mundo y como no se ha llegado a un consenso, se quedan abiertas. ¿Cuáles son las preguntas que siempre vuelven a nuestra cabeza para complicarnos la existencia?
Sabemos que la base 2 es para divertirse, experimentar, volverse a caer, volver a experimentar y pasarla bomba, con resbalones y magullones de por medio. En la base 3, ya cansada de maquillar tanto moretón y enviar tu corazón a terapia una y otra vez, empiezas a rescatar las lecciones y aplicarlas, que no es nada fácil. Y a los 40 con la sabiduría que te da la experiencia, las canas que el tinte no cubre y esas líneas de expresión tan molestas que se escurren por ahí, ya la tienes recontra clara y hasta resuelta (si es que en la década anterior no te alcanzó el tiempo), y con toda la calma del mundo, pagas los cocteles. Sin embargo, todas tenemos preguntas que se quedan sin respuesta, o que tienen interpretaciones tan opuestas como válidas.
Por ejemplo, ¿será que el precio que pagamos por tener sexto sentido es eso que nos viene cada 28 días y es sinónimo de que no estamos embarazadas? Piénsenlo y díganme si aunque sea una vez no hemos renegado en esos días marcados en el calendario y nos hemos preguntado por qué a nosotras y ellos no tienen que preocuparse por nada y someterse al examen de la próstata recién pasados los 50. Puede ser que nosotras tenemos, además de la capacidad de dar vida, lo cual es bonito, pero doloroso y fastidioso (no por el bebé, sino por todo lo que acontece durante los 9 meses que crece feliz en nuestra panza), el maravilloso sentido de la intuición, y ellos no. Que tú no le quieras hacer caso cuando te grita que ese sapo con el que agarraste el último fin de semana no es, ni será el príncipe de tus sueños, ya es tu roche.
Y ya que hablamos de sapos, ¿por qué insistimos en creerle a Disney, aunque ya sabemos que es un estafador? Nos cuesta asumir que el colorido príncipe perfecto no existe; que al sapo aunque se le bese como sea, sapo se queda; que nadie nos va a venir a rescatar, así que toca despertarnos, tomar un café para olvidarnos del sueño profundo y salir del encierro, enfrentándonos al dragón, la bruja y cuanto personaje terrorífico nos pongan delante nosotras solitas, con nuestras almas, no hay más, enhorabuena si sabes manejar armas. Tal vez en el fondo lo sabemos, sabemos que no hay metamorfosis, ni hombre perfecto, pero insistimos con lo mismo.
¿Por qué? Porque somos mujeres y tantas veces hemos escuchado al insufrible de Arjona cantando "mujeres, lo que nos pidan podemos, si no podemos no existe, y si no existe lo inventamos por ustedes", que imaginamos que es nuestro deber hacer y buscar lo imposible, dándonos de bruces y experimentando el fracaso una y otra vez. ¿Por qué somos tercas? Podemos ensayar una respuesta y decir que está en nuestros genes, la certeza de esa teoría es chamba de los científicos, y que celebren los fans de The Big Bang Theory.
Ya sabemos que los peruanos somos desmemoriados, sin embargo las mujeres, seamos de la nacionalidad que seamos, sufrimos de amnesia selectiva, nos olvidamos eso que nos incomoda pero recordamos al milímetro lo que puede ser muy bien utilizado en una próxima pataleta: tú me prometiste, tú me dijiste, tú hiciste, y le contamos la fecha y lo argumentado palabra por palabra. Para hacer reproches nadie nos gana, ¿por qué? Porque estamos entrenadas desde chicas a hacerlo, y se nos está permitido. Hacer pataleta no es de macho que se respeta.
El tema de la maternidad, que ya ha sido discutido en esta bitácora, es otro cantar. La sociedad retrógrada en la que vivimos insiste en que femineidad y maternidad son equivalentes, van de la mano, son una dupla indisoluble, a menos de que quieras ser monja. Y hay muchas mujeres que lo asumen, que sueñan con ser madres, que se enternecen cuando pasean por la sección de bebes de cualquier tienda por departamento, levanto tímidamente la mano, y me escondo entre la multitud. Y hay otras, muchas mujeres, que naca la pirinaca, el hecho de ser madres no las emociona, no las vulnera, no está entre sus planes y no se hacen problema con eso. ¿Será que algunas mujeres nacemos con el chip materno incluido en el ADN y otras no? Necesitamos más científicos en este mundo.
Esto es típico. Tras una ruptura sentimental de proporciones titánicas y un saldo emocional catastrófico, todas las radios, televisoras, portales web y hasta los periódicos insisten en recordarte a la persona que te acaba de hacer puré el corazón. Escuchas esa canción especial a todas horas en todas las emisoras, te encuentras frente a frente en la televisión con esa película que fue la que vieron en su primera salida al cine, el asesino de turno se llama igual que él, en fin, insisten en recordártelo, y no entiendes por qué justo en el peor momento. Lo he pasado, te ha pasado, le ha pasado a tu amiga, tu vecina, tu prima lejana, tu compañera del nido, y hemos sobrevivido para contarlo, y sospechamos que los medios tienen un sensor y les gusta torturarnos en medio de un trance sentimental.
Tal vez la más compleja de todas es ¿por qué la atracción no es mutua? La vida, y el amor, sería mas fácil de llevar y entender si nos gustara una persona, y viceversa. Habría menos desequilibrio, menos canciones de desamor y abundarían las historias con final feliz y bodas reales, pero no es así, porque los sentimientos no se fuerzan, encabezando a esta lista de rebeldes, el amor, que si no nace, no crece, ni madura, ni prospera, ni nada así armes la pataleta del siglo, Si a él no le gustas, no le mueves el piso, no le enterneces, entonces asume que, como dice una de mis películas favoritas, simplemente no te quiere.
Así como estas, hay miles de preguntas que, o no tienen una respuesta concreta, o no llegan a un consenso, y esas que si tienen una solución, pero solo tiene lugar y explicación en el mundo de nuestras ideas, entendible solo para nuestro raciocinio. ¿Alguien se anima a lanzar su teoría sobre alguna de estas preguntas', ¿por qué nos costará tanto perder el roche, levantar la mano y alzar la voz? Otra pregunta sin respuesta única.
Canción para seguir haciendo preguntas... A veces no encontrar una respuesta que nos quite la duda o se asemeje a lo que sospechábamos desde un principio nos puede atormentar, como la lejanía e indecisión de cierto sujeto inspiró a Natalie Imbruglia en esta canción, que alguna vez fue mía también
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