En modo navideño

Es 24 de diciembre, el día aún no empieza y yo solo de pensar en lo que tengo que hacer, las colas y el tráfico que me espera ya me siento algo cansada. Eso de que uno se tiene que adaptar a las circunstancias se me está reafirmando. El estrés navideño es una verdad universal, no hay espíritu que valga.



Digamos que yo soy organizada. Apoyo en la decoración de mi casa y adquiero las lucecitas, moñitos, adornitos y demás con tiempo y calma. Compro mis regalitos con la debida anticipación. Todo en orden. Pero este año un inconveniente me puso al mando logístico de la cena familiar, y las donaciones (léase el bono de mi hermana y de mi primo) llegan hoy, cosa que quiebra mi planeamiento milimétrico.

Y si, yo se que la cena, los regalos, los adornos y todo eso le da argumentos a los no creyentes para decir que la navidad es una fiesta pagana, y los católicos, que somos los más entusiastas, deberíamos olvidarnos de tanta maroma y celebrarla sin tanta alharaca. Pero es difícil, porque esta fiesta nos entusiasma a todos, o a la gran mayoría desde chicos, así en la cuna nos hayan repetido que en la Navidad se celebra el nacimiento de Jesús y no la llegada de Papá Noel y los regalitos bajo el árbol.

Yo encuentro dos reflexiones que a lo mejor me ayudan, y de repente los ayudan un poco a ustedes también, a rescatar el verdadero espíritu de estas fiestas. Por un lado está lo que he repetido hasta el cansancio año tras año y se ha vuelto mi slogan personal para la Navidad. Celebremos juntos, con la familia y/o los amigos, el nacimiento más importante de la historia. Porque desde el punto de vista social, nadie es tan polémico y tan discutido como Jesús, nadie ha levantado tanto polvo, inspirado tantas películas, generado tantas discusiones, a pesar de que su bandera era la paz.



  
Mi otra reflexión, y esa si es nueva, es que la navidad es el nacimiento del amor. Por eso, cuando nace la amistad, ahí se celebra la navidad. O cuando renace, o se oxigena ese lazo, con abrazos y recordándole a las personas cuanto las queremos y las valoramos. Creo que ese feeling es el trasfondo del modo navideño, ponernos un toque más melcocha y sacarle la lengua al Grinch que nos ronda, aunque cueste, y como cuesta.

O rechazar a todas las versiones mejoradas y aumentadas de Scrooge, el personaje de Un cuento de navidad de Charles Dickens. Porque los tumba la fiesta nunca faltan, y a ellos mas allá de faltarles la visita de las navidades pasadas, presentes y futuras, les falta autenticidad, ya que no se puede reclamar lo que no se tiene. ¿Cómo pedir cariño sincero si no se es franco con uno mismo? Si te quieren, que te quieran bien, como eres, con virtudes y defectos, tal cual.

Y ya para terminar y empezar mi maratón pre navideña, les cuento tres cosas que todos, seamos del credo que seamos, debemos tener presentes en la navidad. Compartir, exigir causas justas y rechazar la violencia. De eso se trata, de regalar tiempo, mirar a nuestro alrededor para sentirnos agradecidos por todo lo que tenemos y no deprimirnos por lo que nos falta, y tener la tolerancia como bandera, porque la paz empieza en casa, empieza en uno mismo.

Tratemos de reconciliarnos con nosotros, de sentirnos felices con lo que hacemos y con quienes somos, solo así podemos irradiar ese brillo navideño que no logramos ver todos los días, y no me refiero a las luces de las casas, ni las del arbolito.



De todo corazón, con todo el cariño del mundo y con el abrazo más fuerte que puedan recordar. A derrochar tiempo con quienes queremos, porque si lo tenemos ¿por qué no hacerlo? A activar el chip y Feliz Navidad para todos.

Canción para activar el chip navideño... Todos tenemos aunque sea un poquito de Grinch en nuestro ADN. A mi, por ejemplo, no me gustan los villancicos, pero mi espíritu es tan grande que no me resisto a cambiar mi ring tone estos días y reemplazar al I'm yours por la canción de Rodolfo, el reno

  

Sigamos con el recuento de las canciones que sume a mi soundtrack este 2015. Esta era vieja, pero me sorprendió justo para mi cumpleaños, porque era momento de renovar todo, y ahora que se viene e fin de año, tengo un pretexto para volver a hacerlo.


  

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