Siempre una despedida

Mar de Copas dice que siempre una despedida es triste y sola. Más allá de decir adiós, ese sentimiento de que tropezamos y estamos de nuevo solas frente al mundo, ese mismo al que le repetimos que estamos bien día tras día, y de que todo eso que evitábamos ver se viene abajo, nos genera desazón  y un montón de preguntas que a lo mejor no tienen una respuesta sensata.


Desde el principio sabíamos que éramos diferentes. Cada uno de nuestros argumentos se chocaba con la teoría del otro. Que me quedo, que me voy; que yo si creo, que no tiene remedio; que a mi me gusta, que yo lo detesto. Sin embargo no empezamos mal, me diste la idea de que eras auténtico, de que eras brutalmente honesto, de que no te daba miedo decir lo que pensabas tal cual te venía. Por fin tropezaba con una persona que no decía amén a todo lo que salía de mi boca. 

Eso me descuadraba, me movía el piso, me sacaba de foco, y qué rico sentirse así. Nunca te retaba, sólo te escuchaba y pensaba, bien, no es floro. Ahora se que existe un discurso bien maquillado, tanto que parece una respuesta real, pero es solo puro bla, bla, bla, dicho de otra forma, mitad real, mitad mentira. Y yo, embobada como andaba, no quería ver lo evidente, y para que todos vean que aprendí después de tanto moretón, decía "no me voy a enganchar". Y no lo hice, al menos no del todo.

Como dijimos las cosas claras desde el principio, o al menos eso creí, traté de camuflar ese lado mío que sabía que no te iba a gustar. Hice mi mejor esfuerzo por dejar enmarrocada y encerrada a mi niña interior, pero resulta que esta es muy astuta y se escapaba a ratos. También traté de olvidarme de mi melcocha, tarea que veía bastante complicada, por eso te advertí desde el comienzo que yo era melosa, recontra melosa. Si aceptaba tus reglas, porque este remedo de relación funcionó así, bajo tus parámetros, pues acepta al menos una falla mía.

Si, ya se, no tienen que decírmelo. Yo, la que proclama que uno debe ser auténtico en una relación se estaba modificando por otra persona, ¿en qué universo permití eso?, ¿por qué soy tan hipócrita?, ¿qué pasó con todo ese discurso proclamado semana tras semana? Como les decía, esta persona me parecía auténtica, e imaginé que era una buena ocasión para dejar de lado esas actitudes que ya no son permitidas pasados los 30.


Sin embargo, esas cosas que traté de disimular son parte de mi esencia, son esas características que me hacen única, que me destacan y que aunque no son precisamente las mejores cualidades de todo ser humano, son mías y me gustan. Si, me encanta ser a ratos niña, embobarme en las jugueterías y comerme un helado sin pensar en las calorías. Y así melcocha como soy hay un montón de personas que me quieren y me aceptan, si tú no puedes hacer el esfuerzo, no te voy a obligar, la puerta está abierta, y de par en par.

Esperaba algo de comprensión de tu parte, solo un poquito, pero creo que vivimos en universos distintos, y pedirte algo, así sea mínimo es exigirte un esfuerzo sobre humano. Ahora que me importa bien poco tu opinión, te cuento que para mi no fue sacrificio escucharte, y aprenderme de memoria todas tus teorías, tus opiniones, tus miedos, tus puntos flojos. Los escuché con el mayor de los gustos, porque era parte de ese conocernos, porque pensé que me imitarías, mínimo por no sentirte mal, pero nunca lo hiciste, mis comentarios, paltas existenciales, puntos de vista no tienen lugar en un mundo que gira a tu alrededor. Si, eres egocéntrico.

No lo digo por despecho, es la verdad. Si no como explicas que yo sepa todo lo que has hecho y pensado durante los últimos meses y tú no tengas ni idea de lo que hago. Tienes una imagen de mi, bien alejada de la realidad debo decir, El que haya estudiado en una universidad privada no me hace ni mejor, ni peor persona. El que viva con mi familia no me hace ni inmadura, ni pobre, ni carente de aspiraciones. El que sea estricta con mis horarios, empezando por mis reglamentarias 8 horas de sueño, no me hace obsesa, ok, puede que sea maniática, pero ¿eso te afectaba?

Te cuento que a mi no me molestaban tus manías, pero no voy a tomar en cuenta absolutamente todas tus sugerencias, por eso me llega al cuerno el spotify, a mi me gusta escuchar radio desde que sale el sol hasta el mediodía, y me las se arreglar con las pocas canciones que transmiten, los comentarios babosos de los DJ (y tengo un par de amigos que ejercen esa profesión y a quienes escucho y, valgan verdades, admiro), las pautas publicitarias a las que presto atención. Y si, mi sueño profesional es ser productora radial. No, no me avergüenza decírtelo. No me importa que pienses que es poca cosa, es mi sueños, a estas alturas no te voy a pedir respeto, pero no exijas lo que no das.



Ya se, el que sea auténtico no es motivo suficiente para salir con este pata, reflexión que nos lleva de nuevo a la típica pregunta ¿qué le viste? La pinta definitivamente no, lo cual es típico en mi, pues parece que le tengo alergia a los chicos churros. El sentido del humor, puede que si, tenía sus chispazos que me causaban gracia. La inteligencia, si, no lo voy a negar, es listo, muy listo, lo cual le da tema de conversación y ese es mi punto débil. Un hombre que puede hablar de lo que sea con conocimiento de causa me hace tambalear. Además es emprendedor, bastante maduro, cortés (cuando se le da la gana), responsable.

Pero no me basta. Tú no te vas a enganchar, yo no quiero hacerlo. Nos falta generosidad, nos falta voluntad, nos falta mandar la distancia al demonio, nos falta paciencia para escucharnos y entendernos, nos falta el valor para encontrar esos pocos puntos comunes, nos falta todo. Si tú no vas a dar el primer paso, a mí no se me da la gana de avanzar por los dos. Te lo dije, salgo de una no relación bien compleja que dejó un alto saldo de puntos muertos. Sin garantías de por medio no entrego ni tiempo, ni energías, ni cariño, ni detalles, mucho menos el corazón. Te lo perdiste,

¿Estoy herida? La verdad no, un poco sacada de foco si, porque por un minuto pensé que valía la pena arriesgarse de nuevo. Que esto de conocer personas y darles permiso para entrar a mi mundo era una excelente idea. Que tropezarme con un hombre honesto era un golpe de suerte, y si alguien me devolvía las ganas de escuchar y canturrear canciones de adolescente enamorada, pues bien. Me equivoqué, lo asumo, lo enfrento, lo admito con la frente bien en alto. Hay gente estúpida en el mundo, un montón. Pero terca, como solo yo sé serlo, creo que también hay gente buena, pero no lo dice, lo demuestra, Abrir los ojos, pero no leer entre líneas esa es la tarea. La chamba nunca se acaba, pero mi capítulo con Don (pseudo) Honesto si. Te vas, y no siento que te pierdo.

Canción para pasar la página... Es una suerte saber que te pude decir lo que pienso y siento, si quieres creerlo o no es tu problema. Como no me quiero agotar, porque en estos días mi energía es un bien escaso, te cuento que solo te di un minuto, y ahora me lo doy yo para olvidarte. Es todo lo que perdí contigo



Esta canción la puse hace dos semanas, y la vuelvo a poner porque he desarrollado una adicción a este tema, o mejor dicho a este cover, porque la versión original no me pone tanto como la voz de Claudia Maurtua. Además, esto describe a la perfección al sujeto a quien dedico este post. Él es así, el asesino de la ilusión


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