¿Perfecta? No, sólo feliz

Hace unos días escuchaba a una coach hablar sobre el perdón y decía que el primer paso para lograr vivir en equilibrio es perdonarnos a nosotras mismas. Perdonar ese error, ese tropezón, ese auto cabe, esa perfección que no alcanzamos, creyéndonos las súper mujeres que ya somos, pero siempre perdemos en el intento de ser más.


No es que no podamos llegar más allá de donde estamos, ni de no superarnos al llegar a una zona de confort. Es que habiendo superado mil barreras, aún no nos la creemos y nos asustamos, y nos minimizamos y nos flagelamos, sin ver toda la fortaleza que tenemos y sabemos sacar a relucir porque somos mujeres, y encima peruanas, señoras y soberanas del reino de la creatividad, el país de las ideas, de las mujeres que se las ingenian y se superan contra todo, contra los hombres que nos miran con recelo, contra otras mujeres que tampoco se la creen.

Mientras escuchaba a la coach, que recalcaba que las mujeres no nos perdonamos el no ser perfectas, recordaba algo que hace mucho tiempo atrás leí, "en la vida no se trata de ser perfecto, se trata de ser feliz". Esa frase me cambió la perspectiva, trato de hacer las cosas lo mejor posible, pero no para satisfacer a los demás, sino para tener la tranquilidad de que estoy dando el 100 por ciento, a veces eso va a ser suficiente, otras veces, no, entonces daré el 150, o 200, o mil por ciento. La idea es llegar al final del día, del proyecto o del año con la conciencia tranquila, y una conciencia en paz es parte de la anhelada felicidad.


Esto es aplicable en cualquier plano de la vida, laboral, académico o sentimental, por ejemplo. Si digo sentimental, me refiero al plano de las relaciones, y si hablo de eso, asumo que hay por lo menos dos personas comprometidas, que pueden poner esmero, cariño y empuje a ese lazo que los une en proporciones iguales, si se están tomando a la otra persona en serio. Por eso, a veces frusta invertir energías, cariño, esmero, tiempo y paciencia a una relación que no prosperó. Es en ese momento en que aparecen los látigos castigadores y empieza la auto flagelación porque una ruptura es un fracaso, y nosotras que pretendemos ser perfectas, no toleramos fallar de manera tan rotunda, tan definitiva, tan dolorosa.

No tomamos en cuenta que ese naufragio emocional nos deja alguna lección, nos hará mas fuertes, más intuitivas, más tolerantes al fracaso, y es lógico. O sea, estás superando ese crack etapa por etapa, y solo en la reconstrucción, el último escalón post ruptura, podemos pensar con algo más de lucidez y rescatar esas lecciones tan valiosas. Es en ese rescate, en el que podemos reflexionar e irnos a la cama tranquilas, porque ese fracaso no es nuestra culpa, nosotras pusimos de nuestra parte, hicimos nuestra tarea, el error fue apostar por un egoísta que no movió un dedo por nosotras. Como dicen las Ha Ash en una canción que me parece genial "te pido perdón, por haber esperado tanto de un perdedor". 



No es sencillo asumir que la perfección no existe, por eso siempre la tentamos y vamos por ella. Buscamos la chamba perfecta, el hombre perfecto, la casa perfecta, los hijos perfectos, la vida perfecta, y de paso envidiada por todos. Al no encontrarla, la frustración es inevitable, y en ese estado, el sentimiento de culpa se filtra (in) feliz de la vida, para hacernos sentir menos. Lo peor es que le damos gusto y empezamos a revisar paso por paso todo lo que hicimos, o lo que no hicimos para descubrir el error y recriminarnos, castigarnos y pensar lo bueno que sería encontrar una imposible máquina del tiempo.

Más importante que la perfección, es la felicidad. Tal vez no tenemos al hombre alfa a nuestro lado, pero nos hace infinitamente felices. A lo mejor nuestros hijos no están en el mejor colegio de Lima, pero los vemos felices. De repente vivimos en el cerro y no en Las Lomas, pero nuestra familia nos hace felices. No necesitamos más, simplemente saber que hacemos todo lo posible para superarnos a diario, que lo sabemos, que a lo mejor, otros lo reconocen, que nuestra tranquilidad y nuestra felicidad, está por encima de cualquier imagen de perfección que nos vende la publicidad.

Cada noche me voy a la cama con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien, de que la última no - relación en la que estuve involucrada no prosperó porque aposté mis fichas a una personan incorrecta y egoísta, de que amo mi vida, pero quiero ir por más, y voy por eso, por todo, por una vida no perfecta, pero si a mi medida. Mi decisión diaria es no ser perfecta, solo ser feliz.

Canción para ser feliz... El último fin de semana tuve la suerte de ir al festival Vivo por el Rock 5 y cumplir varios sueños. Uno de ellos fue cuando Auténticos Decadentes entonó Loco tu forma de ser, el reloj marcaba las 9 de la moche y yo escuchaba atenta, tarareaba y pensaba en este minuto soy feliz



Ya que mencioné a la canción de Ha Ash, se las dejo por aquí. Estas chicas me gustan, aunque algunas de sus canciones son recontra empalagosas, y si lo digo yo es porque deben serlo en el extremo. Pero esta no me parece cursi, me parece real... Nosotras erramos cuando nos fijamos, apostamos y esperamos demasiado de un pobre imbécil, y en esos casos nos toca pedir perdón... y perdonarnos, que es la gran chamba






   


    

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