Que te quería

Hace casi seis años, un sms me hizo bajar de sopapo y en una de aquella nube, que era mi residencia en el peligroso barrio de ilusión - landia. Aunque en realidad solo conformaba mis sospechas, mi intuición no se había equivocado, una larga no - relación había terminado y tenía que asumirlo, como hembra que se respeta. Por ese entonces, escuché la nueva canción de La Quinta Estación, "Que te quería". En seguida pensé que era la canción precisa para el momento. Era mi historia.


"La llama se apagó, no sé, matamos la ilusión, tal vez". No creo que la hayamos matado, lo nuestro empezó como si nada, y se acabó de buenas a primeras. Descartamos el plan antes de que se volviera complicado, rutinario, aburrido, antes de que se nos apagara esa llama que revivía cada vez que llegaba a tu encuentro. Aunque te digo la verdad, para mi, esa llama se avivaba cada vez que tu nombre aparecía en mi celular. Me gustaba corroborar que tenía un lugarcito en tu vida, en tus días, en tus planes. 

"Y donde quedo yo en este mundo sin tu voz, sin historias que contarte, sin saber como explicarte". Si pues, al abortar el plan y dejar de vernos fue algo que me descuadró, me descolocó, me dejó perdida en medio de la nada. Ahora reconozco que me caí de la nube de la ilusión y aterricé en tristeza - landia. Me sentía así, triste, desilusionada, frustrada. Ese sms provocó un apagón que se llevó todo lo que tu provocabas porque me había templado, y me templé mal. Ya que estamos siendo francos te lo cuento sin anestesia. Me enamoré de ti... y qué, como cantaba Maricarmen Marin. 

Por eso me dolió dejar de escucharte, de verte, aunque no de saber de ti. Tú te ibas y mi lado masoquista aparecía para torturarme y yo me dejaba porque no tenía energías para ponerme fuerte y mandar a volar a mis fantasmas. No tenía fuerzas para levantarme y empezar a vivir contigo lejos. O de repente si las tenía, pero no se me daba la gana, y aunque no se lo contaba a nadie, estaba llevando un  largo luto. A la mala estaba haciéndome a la idea de que tú y yo, nunca más.

"Que hoy te veo y aunque lo intento no se me olvida, que eras tú el que no creía en las despedidas". No se si tanto como no creer en las despedidas, pero si creías en la eternidad (o eso supongo). Alguna vez me preguntaste si yo iba a estar contigo siempre y yo te contesté "sabes que si", y fue algo automático, natural, algo que me nació, porque esa era mi intención, estar a tu lado cada vez que me buscaras, hasta que te dieras cuenta de que sentías lo mismo que yo. Entonces no parafraseaba a la Quinta Estación, sino a La Oreja de Van Gogh: "seré inmortal, porque yo soy tu destino". Si, claro.


"Que sigo siendo la misma loca que entre tus sábanas se perdía, a fin de cuenta no soy distinta que aquella idiota que te quería". Pues si, aunque ya no soy tan vehemente y tengo guardado al corazón en una caja enorme a prueba de fuego, sigo siendo la misma mujer que te quiso tanto, y te lo demostré tiempo después del cataclismo emocional. Me llamaste y te contesté como si nada hubiera pasado, tranquila, serena, pero eso si, sin mostrar ni un ápice de fervor. 

Conversamos largo rato y te confesé que te extrañaba, que nadie ocupaba tu lugar y que te deseaba toda la suerte del mundo. Al colgar me sentí en paz porque te había  dicho lo que debía, incluso, medio en broma, medio en serio te aseguré que nunca quería volver a cruzarme contigo, y la vida me ha concedido el deseo, aunque la tiento y de qué manera. Incluso trayéndote a mi mente. ¿Ves? A fin de cuentas, no soy distinta que aquella idiota que te quería.

"No importa cómo fue, ni quien". No, lo último que deseaba en ese momento eran explicaciones, y ahora ni las quiero, ni las necesito, ni se me antojan. Simplemente los dos nos sabíamos libres y disfrutábamos de esa licencia de no exclusividad, porque no me voy a hacer la santa, la abnegada, la sufrida. Salía contigo y con quien me provocaba, porque total teníamos una no - relación, y en ese lazo no existe el compromiso.

"Queríamos beber sin sed". Beber no, pero besarnos si,y siempre con ganas, con voluntad, con el cariño que nos teníamos. Había simpatía, algo de química, mucho de física y eso se percibía en el ambiente, en las risas que intercambiábamos, en tus comentarios, a veces desatinados, a veces inteligentes, siempre cómicos, y mis respuestas a veces naturales, a veces impostadas, pero siempre verdaderas, siempre me esforcé en ser yo, ni más, ni menos.


"A fin de cuentas no soy distinta que aquella idiota que te quería, que todavía espera verte sonreír, que todavía espera verse junto a ti". Eso esperé por meses, porque me costó un montón hacerme a la idea de lo que sería mi vida sin tu presencia intermitente, no me resignaba, me puse terca e imaginaba que un día me ibas a llamar y todo iba a volver a darse, íbamos a volver a encontrarnos, a reírnos, a conversar, a besarnos. Y si pasó, recuerdo al milímetro la llamadita que me pegaste hace varios años, después de tu cumpleaños. 

Como siempre tuviste la impresión de que yo era una chica educada y cortés, decidí enviarte un correo para saludarte por tu cumpleaños. Solo lo esencial: "feliz cumpleaños, pasa un lindo día". Fue suficiente para abrir la lata de lombrices. No daba crédito a mis ojos al ver tu número en mi móvil, y al contestarte planeamos una salida que nunca se dio. Y aunque yo sé que el nunca y el siempre son relativos, puedo afirmar que ya nunca se va a dar.

Porque al final aprendí la lección y ahora ya no te quiero más en mi vida, al menos no como antes. Ya no quiero desequilibrio, ni inestabilidad, ni desorden, por más adrenalínico que me pareció en un momento. Ya me caí y me aprendí a levantar, con miedo, pidiendo permiso, recuperando el ritmo pasito a pasito, para luego agarrar ruta y correr sin mirar atrás.

Es todo lo que te quería decir. Es lo que te quería confesar. No hay muchos cambios, al menos perceptibles creo que no, tu siempre vas a ser el que me rompió el corazón, y yo aquella idiota que te quería.

Canción para confesar que te quería... O sea, si hice alusión a toda la canción durante el post, obvio que lo va a ilustrar. Ya tienen la letra completita, así que cántenla conmigo, con el brazo en alto y el corazón en la mano

  

Ironías de la vida, este momento difícil coincide con un evento feliz en mi vida, y aunque si lo empañó, no me quitó lo bailado y celebrado con esta canción, la de la foto que nunca se borró, porque nunca fue tomada



  


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