Machista yo????
No es novedad de que vivimos en una sociedad bien doble moral, bien puritana y recontra machista. El mundo reconoce que las mujeres somos igual de capaces que los hombres (y en algunos casos mucho más), pero le cuesta darnos un lugar. Lo más triste es que quienes dicen apostar por la equidad de género, hablan una cosa y hacen exactamente lo contrario.
Hombres y mujeres, más allá de un asunto de pensamiento, fuerza y genética, ¿somos realmente iguales?, ¿valemos lo mismo?, ¿tenemos los mismos derechos, deberes y oportunidades?, ¿se nos califica igual? De la boca para afuera todos vamos a decir a viva voz SI, las mujeres hemos conquistado uno por uno todos nuestros derechos, ya a nadie le escandaliza que una mujer salga a ganarse el pan de cada día, qué viva el 8 de marzo y bla, bla, bla. Pero siendo francas, ¿de verdad creemos en la tan mentada igualdad?
Desconozco si lo que ocurre es un asunto de moral, de ejemplo o pura cucufatería. Lo que voy a mencionar a continuación tampoco es una defensa, es más, el personaje involucrado no es de mi total simpatía, pero es el ejemplo más ilustrativo, así que vale la pena señalarlo.
Como ya lo he dicho, yo no veo los realitys de competencia, llámense Combate, Esto es Guerra y todas sus variantes. Me aburren y me indignan (la última vez que vi el jueguito de preguntas y respuestas casi colapso, ¿es requisito ser bruto para participar en estos programas?), entonces por una cuestión de salud mental, me mantengo lo más alejada posible de esos espacios. Pero no voy a negar, que como a tres cuartas partes de la sociedad limeña, el chisme farandulero me entretiene.
Y hace unas semanas Milena, Milett, Floricta y todos los personajes que de un tiempo a esta parte ocupan los titulares de los diarios más leidos del país, le abrieron paso a la señora Johanna San Miguel. ¿Por qué? Porque iniciaba un romance con un chico, por lo menos, 25 años menor que ella. Medio mundo puso el grito en el cielo, la tildaron de todo y los más radicales, por poco, la denuncian por acoso, seducción y violación. Entre quienes le dijeron de todo, se encontraban bastantes mujeres que apuestan por la equidad de género.
A pesar de no tener vela en dicho entierro, la siempre inoportuna Laura Bozzo se pronunció y felicitó publicamente a Johanna. Eso no es trascendente, y aunque detesto a la Bozzo (como toda la gente inteligente de esta país y de México), creo que tuvo un arranque de lucidez y declaró algo que me dió que pensar, por qué una mujer que sale con un hombre 25 años menor es una inmoral y un hombre que sale con una chica de la misma diferencia de edad es un ganadorazo, un campeón, una leyenda. ¿Por qué la diferencia abismal de calificativos?
Qué hubiera pasado si en vez de ser Johanna San Miguel y Stefano Salvini (mejor conocido como su chibolo), los ampayados hubiesen sido el soltero codiciado Roberto Martínez y la más joven de las participantes de uno de estos realitys. El escándalo hubiera sido menor, eso es seguro, porque total, ellos saben lo que hacen. Y la primera pareja ¿acaso no sabe lo que hace?, ¿acaso él es menor de edad?, ¿acaso nos debería importar tanto?
Alguna vez leí que la edad cronológica es relativa, y mientras decía eso afirmaba enérgicamente que si me importa, me importó y me importará que cierto galancete de quinta sea menor que yo. A mí no me funciona, ni me gusta la moda del pata menor, pero que funciona, funciona siempre y cuando estén en la misma frecuencia, apunten a objetivos similares, tengan las cosas claras y hablen el mismo idioma.
A lo mejor Johanna y Stéfano solo se están vacilando, la están pasando bien, están viviendo el rato de la mejor manera que conocen y por eso debería importarles menos lo que diga la gente. Fueron piñas porque una cámara los grabó, pasaron el video en televisión abierta y se convirtieron en la comidilla de medio mundo. Tanto así que tuvieron que anunciar públicamente su "romance" (o agarre, o sabroso entremés, o cualquier otro tipo de no - relación) porque en el canal de la involucrada hay espacio para el chisme y tenían que cubrir la noticia de la semana de todos modos.
Volviendo al tema, otro ejemplo clásico es el de la cantidad de parejas que conforman el historial de la persona, Un hombre que sale con tres o cuatro chicas a la vez es un respetable ganador, un semental, un casi héroe. Pero si una mujer hace la misma payasada es una prostituta. Ambos están en falta, pero la mujer es la que la pasa peor, porque es descalificada de manera pública por hombres y por mujeres, incluidas las amigas que festejan con furor el 8 de marzo.
Desde niñas nos enseñan a ser todo un conjunto de virtudes y sutilezas, a correr moderadamente, a sentarnos con las piernas juntas, a usar vestido de vez en cuando, a no hablar alto, a comer con la boca cerrada, o sea a ser señoritas. Y cuando crecemos y tomamos decisiones sobre temas estrictamente personales, como con quien nos vamos a la cama y con quien no, siempre tenemos presente el rótulo de que debemos ser, o esmerarnos en parecer, una chica decente y de su casa.
Por eso mandamos a la hoguera de la indecencia a aquella que se arriesgó a vivir bajo sus propias reglas y cambia de pareja, como cambia de ropa interior. En realidad, no a quien lo hace, sino a quien lo dice. Quien condena puede estar haciendo exactamente lo mismo, pero calladita nomás, porque como dicen las abuelas, Dios perdona el pecado, pero no el escándalo.
¿Y ellos? A ellos desde siempre se les da más permisos y licencias que a nosotras. Ellos llegan con el pantalón roto, las zapatillas destrozadas y son celebrados, porque son hombres y pueden correr, jugar, sentarse, comer y comportarse como se les de la gana. Tanto así que nos quejamos en que hoy en día no hay caballeros, y, en cambio, sobran los caballos, pero mucha de la responsabilidad la tiene esa señora que se queja de que nadie le da asiento en la parroquia, y jamás se tomó el trabajo de educar bien a su hijo cuando era niño, porque asumió que para eso estaba el colegio.
Ni que decir de la soltería y la edad. Si ellos superan los 30 solitos, nadie les dice nada, y si continúan así a los 40 se les califica de solteros empedernidos y codiciados. Pero si nosotras llegamos a los 30 solteras, nos recomiendan que nos apuremos, que busquemos un prospecto, que corramos antes de que se nos pase el tren. Y cuando la situación permanece a los 40 somos galardonadas con el rótulo de solterona, y los murmullos de pobrecita, se quedó solita son materia de discusión diaria cuando las tías se juntan a la hora del té.
Es muy complicado entender que una mujer puede amar su soledad, o simplemente prefiere mantenerse sola antes que atarse a una persona incorrecta, o por cualquier motivo válido llegó a los 40 sola, soltera, sin apuro y feliz. Porque si, puede estar sin pareja y pasarla igual de bien o mejor que el grupo de amigas que se reúnen con los esposos al costado para hablar de bienes raíces y colegios.
Caso similar sucede con la maternidad. La mujer debe tener el instinto maternal despierto y a flor de piel desde sus primeros años, ese es el objetivo de las peloncitas, chichobellos y demás muñecas que se exhiben rosaditas y perfectas en las jugueterías, al costado de las cocinitas y las barbies. Hasta ahora mantenemos la idea de que una mujer se puede sentir realizada el día en que se convierte en madre. O sea, no significa nada terminar nuestra carrera, conseguir una beca para estudiar afuera, lograr un ascenso en el trabajo, largarnos de viaje como siempre lo soñamos, o cualquier cosa que no incluya una panza que crece mes a mes e ir comprando pañales, cuna y todo el ajuar. No, porque una mujer tiene que ser madre. Tal como lo escuchan, señoras, señores y señoritas, la maternidad es una obligación, y estamos en pleno siglo XXI.
Así como estos hay un montón de casos en el que el machismo se nos escapa de forma bien asolapada, como quien no quiere la cosa, como que no, pero si. Como mujeres podemos sentirnos satisfechas de haber conquistado cada día más derechos, sentirnos impulsadas por todo lo que nos falta por hacer, y sentirnos frustradas por todas nuestras congéneres que nos hacen la chamba mucho más difícil. La vida no debería ser así, pero hay que asumirla, por lo que solo nos queda decir, y pensar, vamos todavía.
Canción para olvidarse defender nuestras posturas... Solo un día, una sola vez deberíamos tratar de vivir bajo nuestras propias reglas y decir lo que sentimos, como nos viene y nos provoca. O sea, como dice la Guzmán en esta canción, hacer un poco lo que nos de la gana, tomarlo ligero y quitarnos tanto protocolo de encima
Todas las opciones en cuento a nuestra vida, nuestras relaciones, nuestros proyectos a futuro y demás son cuestión de cada quien, por lo que si nosotras estamos felices, a nadie más debería importarle. Es igual de respetable soñar con ser presidente del Banco Mundial o aspirar a ser mujer florero, como cantan las Ella Baila Sola
Si así se es feliz al resto que le importa, nadie vive la vida nadie, y nadie sabe lo de nadie, solamente el resto puede compartir un cierto porcentaje talves de nuestra vida, pero solo nosotr@s la vivimos, la conocemos y respetamos al 100% ..... Muy buen artículo Sandra :-D
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