Tiempos tranquilos

Junio es un para mi un mes intermedio. Digamos que son los 30 días obligatorios entre mayo y julio (dos de mis meses favoritos) para demostrar de que eso de carnaval toda la vida no es del todo cierto. Además es un mes que tiñe el cielo limeño de gris panza de burro y las mañanas de llovizna. Dan ganas de tomarse cinco minutos más en la cama y asumir tiempos tranquilos.


Son tiempos tranquilos cuando suena el despertador a las 5 de la mañana. El frío y la llovizna de la madrugada, sumado al hecho de que todo está oscuro aun  (parece que la pizca de sol que diferencia los días de las noches se está quedando dormida) complica mucho más salir de la cama, y quitarse las sábanas conservando el buen humor es imposible. 

Cuando te resignas a salir de la cama, recuerdas que hoy no hay clases y tampoco tienes que enviar un boletín antes de las 9. Te puedes regalar varios minutos más bajo esa frazada polar de la que te olvidaste durante todo el verano, pero buscas con desesperación cuando te das cuenta que la sábana y el edredón de verano no es suficiente para combatir las madrugadas heladas.

Son tiempos tranquilos cuando caminas por el supermercado con la lista de compras en la cabeza. De pronto te das cuenta que en realidad necesitas pocas cosas, y justo son las que están a mitad de precio. Entonces empiezas a evaluar la idea de consentirte y mientras decides con qué puedes acompañar una noche de televisión en casa, empujas tu carrito despreocupada.

Compras esas galletas que te encantan, o esos duraznos en cubos que son el final perfecto del almuerzo, o esos panes con pasas, o mejor todavía ese jamón de pavo que va perfecto en cualquier pan y con su toque de mostaza. No te atormentas con cuentas por pagar y descubres que eso de comprar es un placer no es solo una frase marketera, tiene mucho de verdad.



Son tiempos tranquilos cuando puedes ver una película en la sala de tu casa acurrucada al lado de una personas que aprecia tanto ese momento como tú. Ese instante se convierte en la cita perfecta. No necesitas producirte, no necesitas el vino caro, la vista al mar, el restaurante de cinco tenedores. Simplemente la compañía con la que de verdad te sientes a gusto.

A veces ni si quiera la televisión es necesaria, simplemente hablar de cualquier cosa utilizando esos códigos que son solo para dos, quedarse callado sabiendo que ese silencio no es incómodo, maravillarse con cualquier tontería, echarse a reír con algún recuerdo o un nuevo descubrimiento. Saber o tener la intención de que esa tranquilidad no se infecte, al menos por hoy no.

Son tiempos tranquilos cuando tienes un sueño bonito y no te da miedo compartirlo y contarlo un montón de veces para que no se te olvide. Mejor todavía cuando se lo cuentas al co protagonista del sueño, por llamada, mensaje o correo, y él no solo te responde, sino que te da cuerda para que le cuentes el sueño o simplemente retomar ese contacto.

De pronto te das cuenta que puedes volver a hablar con esa persona de todo, sin guardarte nada porque sabes que te conoce mejor que nadie y porque sabes que te va a decir las cosas claras, esas que no te atreves a pronunciar en voz alta. Renace la complicidad, la confianza, esa amistad que solo ustedes entienden y comparten, y nada te altera, solo la pasas bien.


Son tiempos tranquilos cuando no te tomas las cosas tan en serio y tratas de dosificar y aliviar el deber para no atormentarte, ni presionarte porque sabes de sobra que eso no te hace bien y que lo último que necesitas es una crisis nerviosa. Entonces respiras, tratas de encontrarle el lado bueno a ese cielo gris panza de burro que te irrita, vuelves a respirar y sigues.

Son tiempos tranquilos cuando llegas a mitad del año libre de angustias (en la medida de lo posible) sabiendo que tu año está encaminado, que estas poniendo visto bueno a algunos objetivos escritos antes de decirle adiós al 2013 y descartando otros, para siempre o para una próxima vez. Todo vale para alcanzar el principal objetivo, ser feliz en tiempos tranquilos.

Canción para tiempos tranquilos... Junio más que un mes loco, fue un mes de retos y sorpresas. Y mientras los días pasaban y el clima se volvía loco yo recordaba que esta canción me encanta, por algo es mi himno. Y si quiero mas, pues grito


Tiempos tranquilos es una canción de Libido. Aunque le he perdido el rastro a este grupo (y solo se que Salim Vera ahora se las pega de malo en el programa La Banda) varias canciones de ellos siguen siendo mis favoritas. Esta me gusta porque no es tan conocida, porque me hace recordar buenos momentos y porque soy una hembra que se respeta (y a mucha honra) 


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