Es mi amiga, pero...

Si. Ella es incondicional, ha estado con nosotras en las buenas y en las malas, en las noches de juerga pidiendo mas trago y buscando kleenex para sonarnos los mocos cuando el efecto "es que yo lo quería taaaaanto" aparece a las cuatro de la mañana. Es nuestra amiga, la queremos, pero... si, siempre hay un pero.
 
 
Una vez hice una lista de todos esos detalles inmensos y pequeñitos que me hacían descartar de plano a varios prospectos en potencia, así soy yo, exigente, fregada si de detalles minúsculos se trata, las cosas o se hacen bien o no se hacen. Así como enumeramos puntos en contra para ciertos sujetillos que por ahí conocimos y por ahí nos llamaron la atención, pues lo mismo ocurre con nuestros amigos y amigas.
 
No nos hagamos los de la vista gorda. Pueden ser buenas personas, por algo pertenecen a nuestro exclusivo círculo de amistades, pueden tener un corazón inmenso como un zapallo, pueden haberte demostrado que siempre estarán ahí para ti, pero todos, absolutamente todos tienen algo que no nos simpatiza. Claro, lo vemos, pero no estamos señalando a cada rato esa imperfección, a menos de que busquemos que ese detalle minúsculo se haga enorme frente a nuestros ojos y terminemos por convertir a ese pata del alma en nuestro ex amigo. 
 
Es un asunto complejo, como para tratarlo con pinzas, y para hacerlo de la mejor manera posible empecemos por un punto básico. Esa amiga o amigo es una persona que, en primer lugar, tiene, como todos y cada uno de nosotros, defectos y virtudes. De otro lado, es un ser humano, no un proyecto que podemos modelar, cual vasija de cerámica (¿cuándo dije eso alguien se acordó de aquel momento kodak de Ghost?), ponerle nuestro sello y hacerlo a nuestra medida. Y así como esa persona nos acepta con las manías que ni siquiera uno soporta, con arranques de histeria y también con esas virtudes tan típicas que pasamos por alto, o inadvertidas, nos toca aceptarla y quererla tal cual. Sobre todo si ha llorado contigo y ha escuchado mil veces la misma cantaleta: "es que yo si lo quería", "quien me iba a decir que era un desgraciado", "mi vida ha terminado".
 

 
Ya que hablamos de lágrimas, ¿hasta donde es tolerable un / una drama queen? Si, todas las mujeres (y  muchos hombres) tenemos algo de dramáticas, y siendo honestas exageradas también. Todos, absolutamente todos, tenemos problemas sentimentales, existenciales, financieros, o todos los anteriores, y claro, nunca falta ese amigo que te presta oídos y pañuelos para el desahogo respectivo. Y puede escucharlo una vez más, y otra, y otra, hasta 500 veces (aun hay héroes), incluso escucha la versión ampliada, empezó como un pequeño charco, pero terminó como una catástrofe de proporciones intergalácticas. Y en cada encuentro es lo mismo, y el mismo lamento, y el mismo tono chillón, y después de que pasa ese racha, ocurre algo peor aun y volvemos al mismo círculo vicioso. como hámster en su ruedita.
 
Claro, un amigo demuestra su nobleza en los malos momentos, pero ¿en algún momento tiene la oportunidad de contar que no la está pasando bien? No, porque la otra persona se centra en sus dramatismos, llegando a ponerse como la eterna víctima. Yo soy recontra habladora, cuando me dan cuerda no hay quien me pare, pero también se escuchar, y creo que de eso pueden dar fe mis amigos. Cuando he tenido que sentarme a dejar que den rienda suelta a sus dilemas, me he quedado callada, los he acompañado en su dolor y, solo y exclusivamente si es solicitado, he dado mi punto de vista. Pero oír mil veces lo mismo, aburre hasta al más comprensivo. Mesura y superación ante todo.
 
De eso se desprende otra cosa. Las cosas hay que saber decirlas, con tacto, con calma, con sutileza, jamás imponiendo, creyéndose dueño de la razón, o señalando una y mil veces el tremendo error que la otra persona tiene. Ante distintas situaciones, cruciales o no, cada persona tiene su proceder y su razonar, que puede ser totalmente opuesto a nuestro proceder y nuestro razonar. Entonces tenemos dos alternativas: o refutar a la persona y hacerla caer en su error, hasta que admita que somos dueños absolutos de la verdad por las buenas o por las malas (algo que no sucede, y si es así, ocurre más por cansancio o por preservar la amistad), o no compartir la decisión, pero respetarla. Yo opto por lo segundo.
 
 
 
En un momento dije sutileza, eso es vital. A ver, si tu amiga llora desconsoladamente, o anda con cara de velorio, o en un momento angustiante, y tu sueltas de buenas a primeras una noticia que empeora su situación y sin una pizca de cuidado en cada sílaba, ¿qué se consigue?  Que esa amiga se deprima, más de lo que ya estaba, si es que sobrevive después de su caída libre del puente más cercano. En la amistad la honestidad debe prevalecer, pero hay que saber cómo y cuándo decir las cosas, no soltarlas alegremente porque si.
 
Como decía líneas arriba, una persona no es un proyecto, viene con su propio paquete de virtudes, defectos, vivencias, experiencias, en fin, una cajita que se alimenta con cada aprendizaje, grande o chiquitito. Son precisamente esas lecciones la que hacen a la persona mejor, o peor en algunos casos. La gente cambia, no podemos pretender ser siempre los mismos, creer siempre en lo mismo, mantener una postura rígida, a pesar de que las circunstancias nos restriegan en la cara que ya es momento de explorar otras alternativas.
 
Además, nuestros amigos no pueden ser personas idénticas a nosotros, que opinen igual, bendigan todo lo que decimos (así soltemos una pachotada), se copien el look, la moda, el tono de voz, es decir, aparentar ser otra persona para mantener una amistad, que en realidad es solo una inflada de ego. Cada quien es como es y listo. Si nos gusta, vemos como cambia y se hace mejor persona con los años, pues mantener la amistad es lo mas sensato, pero si vemos que es diametralmente distinta a esa chica o chico que nos caía tan bien, pues alas y buen viento, porque mantener un lazo, más por costumbre que por cariño, no se ustedes, pero conmigo no va.
 
 
Dicen que la amistad es una relación correspondida que, dependiendo de quienes la conformen, se basa en la confianza, honestidad, complicidad, cariño y, sobre todo, tolerancia. Si buscamos a alguien idéntico a nosotros, y que no cambie ni un ápice con los años, pues mantengamos la fe en la clonación y la máquina del tiempo. Yo no, yo se que mis amigos tienen defectos, pero se que yo tengo muchos más, y así me aceptan, yo también y de todo corazón.
 
No me interesa tener millones de amigos, con los que tengo hasta la fecha me bastan y me sobran, porque han celebrado mis logros con algarabía exagerada, y han estado conmigo cuando el cielo se nublaba, alcanzándome los pañuelitos en silencio. Hay respeto, eso lo dice todo.
 
Canción para las amistades que terminaron... Esta canción fue un hit en 1997, el año en que termine el colegio. Hay muchas amistades de ese entonces que sobrevivieron, otras que no, porque como lo dije, la gente cambia. Yo no fui la excepción, cada vez que me veo en el espejo compruebo que de esa chiquilla que ´dejó las aulas, queda muy poco
 
 
 
 
Este post fue sugerencia de una muy buena amiga, que espero sea mi amiga siempre, siempre, siempre. Nunca se lo he contado, porque ella lo debe saber, pero esta es su canción. El título la delata. Para mi lectora favorita
 


     
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tumba la fiesta

El retorno de la duendecita

Solteronas y solteros codiciados