Un viaje a la dimensión desconocida

Hombres, ¿quién los entiende? Varias veces me he hecho esta pregunta, y estoy segura que muchas de ustedes también, porque la mente masculina es simple, y en eso radica su dificultad, por contradictorio que parezca. Nosotras somos más complejas y una mente tan plana nos saca de cuadro. Repasemos algunos pensamientos típicos de los hombres, para tratar de entenderlos, aunque sea alguito.

Antes de empezar este paseo por la dimensión desconocida, entiéndase pensamiento masculino, una advertencia. Muchas de las ideas que se contarán a continuación parecerán sacadas de un libro de pre historia, de un libreto de "El Narrador de Cuentos", de una enciclopedia medieval, sin embargo siguen vigentes hoy en día, y muchos chicos que se dicen open mind las tienen como preceptos de cabecera. Increíble, pero cierto. Sigámonos sorprendiendo.

Renato Cisneros cuenta en su primera novela, "Nunca confíes en mi",  que muchos hombres clasifican a las mujeres en cuatro grupos, si cuatro, el mismo número de neuronas que poseen, y ojo que no todas están en funcionamiento. Nosotras nos clasificamos en mujeres para agarrar, para tirar, para estar un rato y para estar en serio. Este último grupo es muy selecto y, valgan verdades, muy irreal. Tienen que ser unas barbies, que viven en el lady mundo, pueden estudiar y trabajar, pero destacan por su gran habilidad para resolver inconvenientes domésticos, de buena familia, si es con buena posición, mejor aun. Educadas, carismáticas, sutiles, de moral intachable y con sus valores bien puestos.

Seamos realistas ¿existen ese tipo de mujeres? Pueden haber unas cuantas que se disfracen bajo ese prototipo, pero Halloween no dura para siempre y a la larga, maquillar la personalidad, ponerle peluca y antifaz por si acaso, cansa, agota, aburre y un día se muestra la verdadera cara, que no es tan bonita como la que nos vendieron. Ahora, si eres una chica súper liberal, mente abierta, viva la revolución femenina, amo a Samantha Jones (la misma de Sex & the City), disimula porque puedes ser anotada en la segunda categoría y esta es la menos atractiva de todas. Mujeres del mundo, hagámonos un favor, si algún día, por un golpe de mala suerte, nos topamos con un tipo de estos que nos rotulan, memoriza su cara, huye y luego dibuja un identikit para que nosotras los clasifiquemos en "energúmeno indeseable".  Las mujeres inteligentes del mundo te lo vamos a agradecer.


Mujer que no es complicada, no es mujer. Existe y si no lo haz escuchado antes es porque no paras mucho con el sexo opuesto. Para ellos nosotras somos la complicación andante. Hacemos escándalo por cosas mínimas, la tormenta en el vaso de agua, las reinas del melodrama. No es complicación, en nuestra naturaleza está prestarle atención a los detalles, a esas cositas mínimas que los hombres suelen pasar por alto. Nos demoramos horas antes de salir de casa, buscamos la raíz del problema, analizamos todas las soluciones con sus pros y contras, intuimos y prevenimos pequeñas crisis y, otras (muchas) veces, actuamos por impulso. Eso no es complicación, es ser mujer. No entremos en el terreno del melodrama, porque ellos nos ganan y por varios cuerpos. Para exagerados, llámenlos. Para superar esos deslices diarios, llámennos a nosotras.

Si un chico te persigue, te llama, te busca, te persigue, te acosa, y con su acoso te enternece, pero también te asfixia, hazle caso. Contesta sus llamadas con fingida cordialidad (haz el intento, si se puede), háblale bonito cuando te cruces con él (olvídate por una semanita de ese ¡no te había visto!, cuando esta pasando frente a tus narices), cuéntale tus coordenadas y hazte totalmente visible. Cuando los hombres saben que ya tienen lo que deseaban, o sea toda nuestra atención, sus gestos y necesidad de hacerse notar desaparecen en una.

¿Por qué? No lo se a ciencia cierta. Una explicación es que, precisamente, al lograr su objetivo, la meta (léase presa, según ellos, si varios nos denominan así) deja de ser atractiva, y por eso pierden todo el interés, de golpe o paulatinamente. Digamos que esto lo supe por experiencia. Por contra posición  también supe  que a los hombres les gusta el maltrato. Con ellos eso de mas te pego, mas te quiero si funciona. Trátalo con la punta del pie (o con el taco), ignóralo con tanta frialdad que el Polo Norte parezca el Caribe a tu lado, hazle entender que lo que haga o deje de hacer te importa tanto como un pepino cortado en cubos, no cedas ni un milímetro y vencerás.

 
 
A mi no me molesta dividir una cuenta. Es más, no he tenido problema en invitar a un amigo, pseudo galán, pretendiente o enamorado de turno a almorzar, cenar, beber, cine, etc. Y se que así como yo, muchas chicas de vez en cuando se portan y sorprenden a su pareja con una invitación, un regalo, en fin, un detalle mínimo o costoso. Ese de vez en cuando es una condición importante. La mayoría de veces ellos son quienes se portan y eso lo ven como una contradicción. Si, es contradictorio que en plena era feminista ellos corran con ciertos gastos. Y también es contradictorio que nos cedan el asiento, nos abran la puerta, nos ayuden a bajar del auto, etc.
 
Una cosa es la caballerosidad y otra muy distinta ser feminista. Tomemos en cuenta que el feminismo cree en la igualdad de género, no en la superioridad de las mujeres. La equidad de oportunidades, es una consecuencia de la evolución mental, y del trabajo de las mujeres que creemos en  que una sociedad mejor es posible. Y no, no estoy cambiando de tema. La caballerosidad, los gestos, el manual de Carreño de Frida Holler, la amabilidad, nunca pasa de moda. Los hombres creen que una es más o menos feminista porque deja que le cedan el asiento, le den el paso, la ayuden con los paquetes. Eso es gentileza, algo que en lo particular valoro, y creo que más de una sigue mi línea.
 
Las maneras de superar la depresión entre hombres y mujeres es distinta. Nosotras nos vamos de shopping, nos ponemos a trabajar como maniáticas, escuchamos baladas corta venas o películas hindúes como para dejar que las lágrimas fluyan y la melancolía se vaya. Algunos hombres tienen un método infalible. Agarrar con la primera incauta que encuentran en el camino. Y no es invento, lo se, no porque me haya pasado, sino porque me lo contó una persona que no sabe mentir (He is true!). Resulta que este amigo cierto día estaba triste, tristísimo, con una tristeza superlativa , una chica le había dicho siempre no, muchas gracias, y bueno, esa situación deprime a cualquiera. Una amiga de él, buena samaritana, le dijo, vamos, yo estoy por tu ruta, te hago la taba, y en el camino ellos agarraron. Santo remedio, la depresión desapareció en una.
 
Conversando sobre eso, mi amigo (a pesar de todo) me dijo que esa es una práctica muy común en el mundo masculino. Y no es que un clavo saca otro clavo, es que el clavito al menos afloja un poco al anterior. O sea, atenúa el dolor, por eso si un hombre trampea mucho es que está herido. Si compadre, y si una mujer trampea es porque esa es su forma de liberar tensiones (ja!).
 
 
 
No soy una erudita, ni una sabelotodo, ni mucho menos. Tampoco lo he vivido todo. Simplemente una lee, conversa, observa y finalmente comparte. El pensamiento masculino, como lo dije es plano, simple, y en eso radica su complejidad, y no es que las mujeres nos enredemos o nos ahoguemos con nuestros dilemas (desde el diario ¡qué me pongo!, hasta el ¿cómo entrego esto mañana si aun no lo empiezo?), es sólo que pensamos más las cosas, a veces demasiado. Parece que nosotras nacemos con un chip de vocabulario clave y tratamos de que ellos lo comprendan, con los años algunos lo logran, otros nunca lo hacen y viven tranquilos.
 
Es mi deber compartir con ustedes esto que se, para hacer menos confrontacionales esas experiencias mixtas, desenredar un poco el tallarín que se nos arma cuando tratamos de comprender a los hombres. No es todo lo que debemos saber, pero algo es algo. Así como nosotras, ellos también son únicos, cada uno es un mundo y lastimosamente ninguno viene con manual de instrucciones, así que si tenemos una especie masculina al lado, paciencia y buen humor, que ellos nunca dejan de sorprender.  
 
Canción para visitar la dimensión desconocida... Digamos que si sumamos estas advertencia a otras, podemos armar un manual y dibujar un mapa, para no andar a tientas cuando discutimos con un chico. Pero como aun no existe esa maravilla, escuchemos esta canción de Duncan Dhu
 
 
 
La canción retro - cursi de la semana me encanta. A veces somos más complicadas que ellos, pero con el tiempo todos pueden saber lo que nos ocurre con solo una mirada. Le ponemos play a Ole Ole
 

 

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