Giu and me

¿Nunca les ha pasado que conocen una persona con la que supuestamente no tienen nada en común, pero con el correr del tiempo empiezan a aparecer las coincidencias? Y justo en medio de esas coincidencias se empiezan a conocer mas, nace la confianza, la complicidad, las charlas prolongadas y finalmente la amistad incondicional. A mi si me pasa, mi mejor amigo y yo compartimos mas de lo que salta a la vista.

Mi mejor amigo y yo nos conocemos desde toda la vida, desde siempre. Me conoce desde la barriga de mi mamá, y mi mamá lo conoce a él también desde la barriga de su mamá. Bueno, conocer es un decir, ubicamos nuestras caras desde hace mas de 31 años, pero conocernos, conocernos hace algunos años, cuando una tarde conversando nos dimos cuenta de que tenemos mucho en común. Bueno en realidad tenemos algunas similitudes y otras, muchas, diferencias lo cual da pie a una serie de discusiones divertidas. Sin ánimo de ofender, ni determinar quien tiene la razón, solo contar nuestros argumentos en voz alta y finalmente dar la razón al otro, mas por cansancio que por convicción.

Mi mejor amigo y yo somos solteros empedernidos (algo codiciados y algo piñas también). Hemos tenido relaciones que no han prosperado, nos hemos vuelto a enamorar, nos hemos fijado en personas incorrectas y hemos volteado la mirada para darle una última oportunidad al amor (aunque en el fondo sabemos que si nos volvemos a equivocar vamos a darle otra opción y así infnitamente). Ambos conocemos nuestras trágicas historias de amor al derecho y al revés. Él sabe de memoria la no-relación en la que me entrampé y sabe de mi famoso naufragio emocional que casi me lleva directo y sin escalas al diván del terapeuta mas cercano. Yo sé de la chica que pasó de amiga a amor platónico en una, que le dió alas, lo ilusionó, lo desilusionó y le rompió el corazón (nunca lo va a admitr, pero yo se que es así). Y me dio rabia que lo tratara como a un estropajo, pero me dió más cólera que él se dejara, por eso se ganó varios jalones de orejas y empellones. A mi me duele más que a él, pero es por su bien. A cocachos aprenderá (pero cocachos a su cabeza, nunca más a su corazón por favor).

Mi mejor amigo me dijo una gran verdad desdiciendo una mentira universal. Eso de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad es una gran taradez, "un hombre que te dice que te quiere solo cuando está borracho, no te quiere, así de simple". Yo le tomé la palabra y para mi ese es un precepto de cabecera. Si alguien me quiere, que me lo diga sano, sobrio y en pleno uso de facultades, sino que arranque nomás. Mi mejor amigo es 12 años mayor que yo y más sabe el diablo por viejo que por diablo, por eso yo tomo por ley todo lo que él me dice. En 12 años muchas cosas han cambiado en el mundo, pero las mentalidades de muchos hombres se han quedado congeladas en el tiempo, por eso le consulto mis asuntos del corazón y él me da una opinión franca, con honestidad brutal, sin anestesia, sin falsas esperanzas. Las cosas como son.


Mi mejor amigo es hincha number one de Soda Stereo y fan enamorado de Madonna. Algo de lo que se de rock de los 80's, lo se por él, y alguito de los 90's también. Él es el responsable de que tenga la cantidad de música que tengo en la pc, todas las canciones del mundo, las imaginables e inimaginables también. Y antes de tener internet en casa, él era quien nos buscaba y bajaba esas canciones que tanto nos gustaban a mis hermanas y a mi, y no teníamos como conseguir. Me acusa de cursi y fresa por las canciones de adolescente enamorada (y mientras mas desmelenada mejor) que me encantan, pero bien que a él le gusta Ricardo Montaner. Y que no lo niegue, Yo que te amé es una de sus favoritas.

Mi mejor amigo es abstemio sin alharaca. No lo anda publicando, simplemente lo es y ya. Bueno, en realidad lo es desde hace algunos años. Cuando cumplió 29 y 30 se pegó unas bombas de campeonato y yo estuve ahí para verlo y para bailar con él hasta las últimas consecuencias. Su cumpleaños 30 lo recuerdo con especial algarabía porque mi prima y yo lo hicimos bailar de todo, salsa, merengue y las tecnocumbias que por esos años andaban de moda, con coreografía y todo. No se si haya algun video de esa noche como para debatir si hizo tal o cual morisqueta, lo que nadie discute es que la pasamos increíblemente bien y sobrevivimos para contarlo.

Mi mejor amigo es buen compañero de fiestas y reuniones, pero es mejor partner de conciertos. Fue quien hizo posible que vaya a ver a DLG y los disfruté mucho, aunque creo que nos hubiéramos divertido mas de no ser por su amigo y mi prima, que terminaron peleados y con unas carazas kilométricas todo el camino de regreso a casa. También fue la mejor y mas entusiasta compañía cuando lo invité al concierto estelar de la Semana Universitaria. Sin él tal vez hubiera sido intolerable ver a Christian Meier, y unos (en ese entonces) desconocidos rockeros llamados La Sarita y AgiTC antes de usar. Fue esa tarde en que le presenté al futuro economista que me quitaba el sueño (de lejitos nomás).

Mi mejor amigo fue el elegido cuando hace algunos años la suerte me sonrió y puso en mis manos dos entradas para ver a Oasis. En realidad fue un golpe de suerte (para él). Mi hermana tenía su entrada y a mi me sobraba una, entonces decidí hacer algo muy salomónico, dije entro al msn e invito a quien este ahí. Él estaba y me habló con tal entusiasmo de la música de los Gallagher que no dudé ni un instante en invitarlo. No me arrepiento. La pasamos alucinante, cantamos voz en cuello, alentamos y no paramos de aplaudir los 100 minutos que duró la presentación de Oasis en el Estadio Nacional.


Mi mejor amigo es un capo en computación y la voz cantante para resolver problemas de matemática. Reparó cientos de veces la pc hasta que esta descansó en paz (por suerte mi hermana recuperó todos los archivos, entre ellos varios trabajos universitarios a los que les tengo gran cariño y toda la música) y cuando las tareas de matemática se me pusieron complicadas, vino en mi auxilio explicándome con su paciencia de santo cada problema con ecuaciones, números reales y demás cosas que, de verdad, de verdad, no se para que me iban a servir en la vida. Eso sigue siendo un misterio sin resolver. 

Mi mejor amigo también me ayudó con un inolvidable trabajo de la universidad. Después de haber practicado en radio durante 10 meses, quise saber algo más y me matriculé en un curso de periodismo radial con Carlos Bejarano (Dios bendiga a ese hombre). Una de las tantas tareas era hacer una autocrítica contando nuestras manías, defectos insoportables y demás imperfecciones. Para ser imparcial pedí una opinión nada piadosa, es decir debía acudir a mi mejor amigo quien hizo una minuciosa lista de mis defectos. Fue sincero. Yo tomé nota, lo acomodé bonito, puse un toque de humor y el resultado no pudo ser mejor. Tuve una de las mejores notas y tomé en cuenta esos aspectos para mejorar (seamos honestos, hasta la fecha sigo siendo picona y exagerada).

Mi mejor amigo tiene nombre. Giu. Si, mi buen tío Giu. Él es mi mejor amigo. Los 12 años de diferencia hacen que nuestra relación no se limite al parentezco, y sea amical, irreverente, lúdica, muy divertida. Hablamos por horas de todo. De música. de libros, de películas y de nuestro expediente amoroso también. Él hasta la fecha no entiende que le ví al DJ (bueno tiene una hipotesis que algo de cierto tiene) y yo no entiendo por qué recién esta enfriando su amistad con la Dra. Muelas, si es algo que hace rato debió hacer, pero en fin, mas vale tarde que nunca.

Quien nos viera juntos juraría que somos un par de patas. Es mas, cuando empecé a crecer y caminaba con él por la calle, sus amigos nos veían juntos y creían que yo era su enamorada. Yo me mataba de risa y él se apuraba en aclarar que soy su sobrina. Tan amigos somos que el término tío sale sobrando. Él es Giu, y yo soy la flaca, cada día más flaca (si, el regimen y la caminata estan dando resultados). Hay respeto, como familia que somos, inmenso cariño, mucha complicidad y un sentido del humor compartido.



Producto de este sentido del humor hace algunos años instauramos una saludable tradición familiar. Una premiación que nombra lo mas resaltante de los 365 días que dejamos atrás (entiéndase por resaltante papelones, en su mayoría producidos por el exceso de alcohol, en otras porque mi familia es algo extravagante, somos todo un dibujo animado). Siempre nos critican. En realidad, primero nos criticamos nosotros mismos, y después los demás nos destruyen. Giu y yo aceptamos las críticas, apuntamos y nos vengamos en la siguiente edición.

Como macho que se respeta, los sentimentalismos no van con él y se que no le va a gustar este post (o sea, si le va a gustar pero le va a encontrar mil defectos). Sin embargo es mi manera de decirle lo mucho que lo quiero, que lo aprecio y que lo llevo en mi corazón. Que los hombres en el terreno amoroso son toda una complicación, la dimensión desconocida, la tierra de lo insospechado, pero por él la entiendo un poquito mejor y evito los magullones. Que le agradezco estar ahí escuchando mis dramas existenciales (si, soy una exagerada) y que le prometo estar ahí para escuchar los suyos. Que el día que se canse y quiera bañar en pintura o hacerle buylling a la Dra. Muelas, yo misma voy a comprar los galones de pintura tóxica o la secuestro para torturarla (es mas me pongo tacos para que las patadas le duelan de alma y le dejen huellas). Que me da pena no haberlo llevado al concierto de Evanscence (aunque la pase bien con la persona que me acompañó), pero que lo invito al próximo concierto para el que gane entradas (sea el que sea, si es Armando Manzanero, piña, me tienes que acompañar, jejeje).

Que lo adoro y que es una suerte que mi tío, el menor de todos (y por eso mismo el mas engreído) sea mi mejor amigo.

Canción para el fan number one de Soda Stereo... Otra cosa que me apena mucho es nunca haber ido a un concierto de estos ídolos con él. Tal vez algun día lo lleve arrastrando a un tributo, para que lo escuche, intente disfrutarlo y termine criticándolo (que me parece es otro de sus hobbies)


Y esta canción la coreamos voz en cuello aquel 30 de abril del 2009 durante el concierto de Oasis en Lima. Como lo dije, fue la mejor compañía, soportó mis balbuceos, mis gritos ensordecedores y esperó horas a que pase un bus medianamente vacío para que regrese a casa (dos horas después admitimos que era una espera inútil y tomé un taxi)

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