Mi Alejandro y yo

Hace algunas semanas, mientras ayudaba a mi hermana a armar el arbolito de Navidad y tarareaba "hoy es día de estar contentos, laralala" me dieron una buena noticia: Alejandro Sanz se presenta en Lima el 26 de febrero en el Estadio Nacional. Inmediatamente empecé a hacer cálculos ya que mi presencia es obligatoria ese día. Aquí los motivos.


Se que mi hermana, una prima y varias fans enamoradas (como yo) se deben haber molestado por el título de este post, ¿cómo que mi Alejandro? Ok, no me maten a pedradas, es el Alejandro de todas, pero yo tengo una larga historia, no precisamente con él, sino con sus canciones. Cada una de ellas me remite a un momento específico (en realidad, a ciertos personajes) y por eso voy a ir si o si a su próximo concierto en Lima (estoy pensando seriamente en vender un riñón si es necesario). Hagamos un recorrido.

Hay muchas canciones que me recuerdan a mi primer amor, el Eterno. Una de ellas es Pisando Fuerte. Porque compartíamos las miradas inocentes y sonrisas cómplices cada vez que coincidíamos, es mas, una vez lo miré embobada mientras él cantaba la tonadita, y mientras lo hacía se la creía jurando que siendo un adolescente entraría en mi mente pisando fuerte. Lo logró convenciéndome para abrir de par en par las puertas de mi mente, mi corazón, mi cabeza, mis manos (que a veces se entrelazaban con las de él), en fin. ¿Sigue ahí? Pues si, pisó fuerte y caló hondo, pero ahora en calidad de recuerdo, el mas bonito y dulce que guardo, porque fue el mejor primer amor que se pueda haber pedido. Nunca se lo he dicho, tal vez nunca lo haga, pero él lo intuye, hemos tocado el tema en general y creo que queda claro sino todo, gran parte de lo que sentía por él hace muchos, muchísimos años.

Después de que el Eterno me rompió el corazón por primera vez, yo volteé la mirada y encontré a un chiquito lindo, con unos ojos negros que me sonrojaban cuando se posaban sobre mi, cabello liso, sonrisa gentil, encima se vestía bien, o sea, lo máximo (tenía 14 años y era sumamente fácil de impresionar). Por ese entonces sonaba en la radio La Fuerza del Corazón y yo soñaba con que algun día este chico de ojos negros me dedicara la canción de Alejandro Sanz, y mientras imaginaba que la bailábamos, me aprendí la letra a la perfección (una afición que me hizo ganar el Canta y Gana en una competencia inter institucional hace un par de años) y la entonaba con emoción cada vez que la escuchaba en la radio. Es mas, recuerdo haber llamado a una emisora para pedirla y grabarla en un casette. Imagino que allí nació esa costumbre de llamar a las radios para pedir canciones, inscribirme en inútiles concursos o coquetearle al DJ de turno, lo mismo da.

La Fuerza del Corazón también me hace recordar al colegio, pero al lado amable del colegio. A todas mis compañeras de promoción y yo apretujadas en un bus cantando la cancioncita de moda mientras nos enrrumbábamos a algun club (no se porque las monjas siempre elegían los mas monses y misios) para celebrar el día de la primavera jugando, riendo y, si es que había discoteca, bailotenado, hasta que llegaba un profe y nos sacaba para volver a nuestras casitas.


Una vez fuera del colegio y lejos de idilios imposibles apareció en mi vida un sujetillo que cambió mi perspectiva sobre muchas cosas. Hace poco he visto su foto y no se que diablos le vi en su momento (ese puede ser tema de otro post, no?), sin embargo fue mi primer enamorado "importante", y resulta que era tan fanático de las radios románticas como yo, por eso me dedicaba cientos de canciones. Recuerdo algunas: Sentir de Marcos Llunas, Ángel de Christian Castro, El Milagro de Amar de Jessica Sarango, Tormento de Amor de Marcela Morelo y, obvio, también había en la colección una de Alejandro Sanz, Y solo se me ocurre amarte, cosa curiosa ya que esta canción Sanz se la dedica a su hija, pero como la relación con este "importante" era cien por ciento almibarada, no había lugar para tecnicismos. Tiempo después cuando lo chotee con roche tuvo la raza de dedicarme El Aprendiz, porque yo había sido malvada, despiadada, cruel, o sea la bruja de La Cenicienta a la enésima potencia, y había pisoteado sus nobles sentimientos (si cuñado, ahora cuéntame un chiste de verdad).

Y es que, en ese entonces creía en el amor azucarado y las palabras bonitas. Y a este chico "importante" lo atrasaron mal y en público. Corría el año 2001 y yo estaba haciendo un aparatoso ingreso en el mundo laboral. Entraba a mi segundo trabajo, era recepcionista - vendedora en una juguetería miraflorina, y allí apareció de buenas a primeras un gondolero alto, gordo y, valgan verdades algo simaptiquito. Lo apodaron Barney, y si, se parecía algo al dinosaurio que cantaba Te quiero yo. Bueno, cuenta Barney que el día que llegó a la juguetería en la que yo laboraba me miró sonriente, fresca, atenta, y se enamoró.

El trabajo era bastante extenuante, ¿se imaginan cómo es trabajar en una juguetería en plena campalña navideña? Horarios matados, una labor que no acababa cuando cerraban la puerta, sino que cambiaba y se volvía mas extenuante. Nada recomendable. En medio de ese tormento, Barney y yo nos conocimos y nos enamoramos. Acto seguido le dije al "importante" bye, bye, ya fuiste, fue un gusto, alas y buen viento. No lo tomó a bien, y para esas alturas poco o nada me importaba.

Entre tanto Barney y yo éramos la parejita de moda en nuestro mundo de juguete (literalmente, recuerden que trabajábamos en una juguetería). Y el soundtrack era el unplugged de Alejandro Sanz (adivinaron). Otro gondolero llevaba su CD y yo, que era quien estaba a cargo del equipo de sonido, ponía el disquito y escuchaba con especial atención y emoción una canción en la que mi Alejandro le contaba a la chica que él vivía de ilusiones y si era necesario moriría en su veneno. Barney se percató de lo que causaba en mi ese tremendo tema y me lo dedicó. Fue así que Quiero morir en tu veneno (en versión acústica) se conviritió en nuestra canción.

Que me gusta esa canción, si me encanta, pero porque me fascinaba desde antes que me la dedicaran. Barney fue un mal paso, una mala decisión, un error, pero como siempre digo yo, de los errores se aprende, y de este aprendí mas de la cuenta. El amor a primera vista es un cuentito inventado por Delia Fiallo, Corín Tellado, o alguna de sus compinches. ¿Puede haber algun caso? Tal vez si, uno en un millón. Pero cuando el destino juega con el amor, no cruza a dos personas, llama a Cupido y listo. El amor nace con la amistad, creo. Mientras conoces a la otra persona, vas cultivando confianza, comunicación y respeto, elementos claves para cualquier relación.

    
Años después, en el 2004, Alejandro volvería a Lima con su gira No es lo mismo, y mi hermana y yo moríamos por ir. Para variar el presupuesto no nos ayudaba, ninguna de las dos trabajaba, nos limitábamos a ajustadas propinas, así que se hacía urgente un milagro. Mi hermana hizo el descubrimiento del siglo, un programa radial de los domignos por la mañana en el que sorteaban entradas para ver a nuestro Alejandro, yo llamé y el resto es mi historia con el Señor Locutor. Por ese entonces sonaba una canción de título horrible, pero especial porque la hice mía y del DJ en mención. Regálame la silla donde te esperé era  una de las tantas canciones que compartía con el chico en mención. El milagro nunca sucedió y me quedé con las ganas de verlo. Tres años después, en el 2007 le tomé revancha a la vida y me subí a El Tren de los Momentos viviendo cada segundo, cada sensación, cada canción como si fuera lo último que fuera a percibir. Obvio que las lágrimas casi se me escapan en las canciones descritas aquí, pero el alma gruppie pudo más y canté voz en cuello cada letra aprendida a la perfección. Me acuerdo clarito que días antes del concierto el DJ y yo estábamos viendo televisión y salió el comercial del concierto. Yo le pregunté, ¿te acuerdas cómo nos conocimos? Él me contestó: Si, querías entradas para ver a Alejandro Sanz. Y yo rectifiqué: Si, mírame, tres años después voy a hacer mi sueño realidad. Y así fue.

No puedo olvidar canciones como Todo lo que fuí, que me recuerda años de infancia escribiendo rankings de canciones en un viejo cuaderno. O Lo ves, que era canturreada por mi mejor amigo de la universidad y yo cuando terminábamos largos días de clases. Cada vez que suena Mi Soledad y Yo recuerdo al ingeniero limeño que está en Madrid (en donde está lloviendo y todo sigue como siempre). Todo el disco Más me trae a la cabeza a mi hermana y algunos veranos peculiarmente aburridos, pero que intentaban amenizarse por la sola presencia de nosotras. En fin, creo que mi hsitoria personal, sentimental y amical no se entendería sin Alejandro Sanz.


Por estos motivos y otras historias que estan por escribirse el 26 de febrero no estoy para nadie, solo para Alejandro Sanz. Al día siguiente voy a estar sin voz, lo se, pero me corro el riesgo (recuerden que soy una cotorra, quedarme sin voz es mi peor castigo) para grabar un montón de recuerdos y dejar en claro ese principio personal: un concierto no es un gasto, es una inversión. 

Canción para ir calentando garganta... porque mi Alejandro (bueno, el nuestro) es incomparable y esta canción, como todas las de él me robó el corazón, ingresó a mi memoria y será recordada como la tonada con la que armamos el arbolito del 2012

 

Esta canción no fue incluída en la lista y no la va a cantar el 26 de febrero (a menos de que ocurra un milagro), pero me gusta la letra, el dúo de voces, los efectos de grabación y el video. Por Alejandro Sanz yo acepto que me condenen a cien años, que me destierren si te beso, que me castigue Dios si peco y grito a voces que te quiero

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