¿Y si se lo digo?

 Hace algunos años Renato Cisneros publicó en su blog varios post titulados "Cartas que no mandaré". Ensayos de cartas a diferentes chicas, que no se atrevía a enviar, pero si a publicar en su diario virtual. Lo imito y ensayaré una carta, tal vez mas adelante otra. Para decirle al Eterno de manera indirecta algo que nunca confesaré cara a cara.


Querido Eterno: desde hace días tengo ganas de recordarte, de saber de ti, de rescatar de mi memoria esos pasajes en los que tu y yo fuimos protagonistas. Fuiste mi primer amor, eso lo sabes muy bien, y creo que yo fui también la primera para ti. A lo mejor no estoy en lo cierto, pero me hago a la idea que si. Que fuí la primera chica en la que te fijaste, que por algun inexplicable motivo alguito te gustaba, alguito me quisiste, alguito pensabas en mi.
Siempre he sido intuitiva y me daba cuenta de como me mirabas, y como me diforzaba cuando lo hacías. De la paciencia que me tenías cuando mi vena cotorra nacía frente a tus ojos y nos la pasábamos hablando por horas. De lo valiente e indiferente que te hacías cuando te hablaba de mis amores platónicos. Chiquilla e imprudente, tal vez, te rompí el corazón, años después tu destrozaste el mío. Ese mismo corazón que aceleraste, que alborotaste y que hiciste latir a mil cuando por primera vez tomaste mi mano y me dijiste al oído te quiero. 

Fue una noche de mayo, hace muchos años. Lo repetiste un par de veces mas. Pero nada, absolutamente nada se comparará al oso de felpa que me regalaste. Ese oso que reposa en mi cama y que me recuerda todo lo que signficaste para mi. Ese oso que me encierra una serie de interrogantes: ¿lo compraste o te lo encontraste?, ¿fue una feliz coincidencia o todo estaba premeditado?. Nunca lo supe, tal vez nunca lo sabré. Lo que si se, es que ese detalle lo voy a recordar siempre, porque fue el primer regalo que un chico me dió. Por esos detalles es que fuiste el mejor primer amor que pude haber pedido. Platónico, idílico, tierno, correspondido, y algo sufrido también. Pero yo soy asi, exagerada. Y exageraba mis mini dramas adolescentes.

 Nuestra historia pudo quedar ahí. Me tomabas la mano, me decías te quiero, me regalaste el oso, rompiste mi corazón y ya, san se acabó. Pero no fue así. No se si las circunstancias, la cercanía, o que fue lo que paso, pero le tomamos revancha a la vida. En realidad yo me la tomé, no quería dejar inconclcusa una historia tan bonita, la mas bonita que yo recuerde.

Pasaron muchos años para besarnos por primera vez. ¿Recuerdas esa noche? Yo si, con una exactitud de detalles que me asombra a mi misma. Recuerdo que nos palteamos , que no podíamos vernos a la cara, sin embargo nos volvimos a besar una vez, y otra, y otra más, y así toda la noche. Nos sorprendieron y lejos de no hacerlo más, seguimos hasta que me fuí y volvimos a la realidad. Meses después nos volvimos a encontrar y creo que ese día tu cobraste todo lo que la vida nos debía, todo lo que ese amor infantil no nos había dado. Ya no éramos niños, éramos un par de adultos, y actuamos como tales.

Alguna vez te dije que era la primera vez que pasaba la noche entera con alguien. Eras el primero. Lo que nunca te dije es que encabezas varios top 5 personales y que tienes un lugar enorme en mi cabeza y en mi corazón. Eres el primer chico al que quise, el primero que tomó mi mano, el primero que me hizo un regalo, el primero que me destrozó, el primero que me dedicó una canción (acaso no recuerdas Amor, Amor de Pablo Herrera?), el primero con el que pasé una noche entera, el primero por el que mandé al demonio todo y me aventuré.
Una aventura en la que no tomé precauciones. Si me caía, sola me iba a levantar. Y vaya que me caí, El beso no cambió nada, seguías siendo el mismo, y yo seguía siendo la misma sentimental de toda la vida. Recuerdo una noche de setiembre, era primavera, estaba a tu lado, nada podía salir mal. Entró en escena una protagonista y la historia cambió y terminó abruptamente. Una vez más me rompías el corazón.

 


Fue la última vez que lo hiciste. Me lo juré y he cumplido mi promesa. Hemos vuelto a encontrarnos, a conversar y a besarnos, si, pero ya no me duele verte con otra. ¿Sabes cuando llegué a esa conclusión? Hace un par de años. Pasamos juntos el año nuevo, el mejor de mi vida. Bailamos, brindamos, nos besamos, nos escapamos. Dormí a tu lado y al despertar, a la luz de un nuevo día y un nuevo año dije hasta aquí nomás. No eres lo que busco, no eres ni la sombra de lo que quiero, siento decírtelo pero de todos los prospectos eres el peor, al menos para mi. Besas bien, pero no tenemos futuro. Tu no te arriesgarías, yo tampoco. Esa mañana, mientras regresábamos a la realidad y nos poníamos la máscara de aquí no pasa nada, yo recogía recuerdos para partir lejos de ti. Con calma, sin lágrimas, tomándote como un lindo recuerdo, el mejor.

Por eso quería escribirte. Para agradecerte todos los buenos momentos, y los malos también, porque dicen que las malas experiencias siempre dejan una lección, y tu me dejaste varias. Por haber llenado mi vida de instantes tiernos, románticos, por hacerme reir, hasta ahora lo haces, por haber pintado mi vida de rosado. Aunque en verdad, tu solo pintaste, el tono lo elegí yo.

Canción para recordarte... La escuchábamos a oscuras, esas tardes infinitas de domingo en mi casa. Creo que te lo proponías y lo lograste, siendo solo un adolescente entraste en mi mente y en mi corazón, y te quedaste ahí por buen tiempo (ahora te tengo en calidad de recuerdo)

 


Te he dedicado muchas canciones de Gloria Estefan (sin que tu lo sepas), pero de todas elijo esta, que creo que te puede gustar. Muy bien dice el cantor, el pasado no importa (aunque en este caso si), de todo nuestro orgullo es lo peor (eso es cierto). Porque Ayer encontré recuerdos tuyos y por eso hoy te escribo esta carta



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