Mi lado C

Al describirme confieso que soy romántica, crítica y muy picona. Lo que no digo, porque es deducible al acto, es que soy cursi. Algo fresa y sumamente cursi. Analicemos, ¿qué son esas cosas que me hacen una chica cursi? Descubramos el predecible lado C.


El diccionario de la RAE dice:  Cursi: Se dice de un artista o de un escritor, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados. Como que por ahí no va la cosa. Yo me considero cursi porque veo el lado bonito y romántico de las cosas, me encanta el rosado, lila y demás colores pasteles (aunque el verde y el negro son mis colores favoritos), soy fanática de las comedias románticas, me encantan las canciones de adolescente enamorada, e incluso esas baladas "me corto las venas con galleta de vainilla para que la muerte sea dulce" made in México o España.

Digamos que el ser cursi no es una virtud (o defecto?) del que me sienta orgullosa. O sea, tampoco aspiro a ser una emo, pero de repente no ser tan melcocha me vendría bien. Lastimosamente no puedo con mi genio, y como bien dicen, si no puedes contra el enemigo, únete a él. Entonces me miro por enésima vez en el espejo, me pongo mis ganchitos rosados, brillo labial sabor a cereza, colonia de Polly Pocket (ok, eso no es ser cursi, eso es ser aniñada), respiro profundo y confieso: Mi nombre es Sandra Herrera Antay y soy cursi.

Cursi porque en las mañanas escuchó, entre otras, radio Ritmo y me divierte tararear las baldas que allí programan. Cursi porque entre mis cantantes favoritos figuran Gloria Estefan, Ricardo Montaner,  Franco de Vita, Gianmarco, Emanuel, La Oreja de Van Gogh... y no me enorgullece decirlo, por eso a muchos otros artistas los escucho a solas, no molesto a nadie y me atormento sola.


Ya que hablamos de medios, debo confesar que alguna vez he visto novelas con interés y expectativa. Y lo peor, novelas mexicanas. Si, adelante los abucheos y las pifias, alguna vez he sintonizado puntual el canal de telenovelas mexicanas para verlas con gran atención. Peruanas también. Pero valgan verdades, en muchos casos lo que mas me gusta de los culebrones son las canciones, casi me compro la banda sonora de Pobre Diabla, si no lo hice fue porque honestamente me daba vergüenza. Como ya lo he dicho me encantan las películas románticas, y mas de una vez he llorado en una sala de cine... viendo comedias y hasta una película de dibujos animados. Es mas, una vez lloré viendo Blanca Nieves y los 7 Enanitos, pero ¿quién no se conmueve al ver a los enanitos llorando cuando la bruja mata a la princesa? 

Mas que cursi, soy sentimental. Me impresionan con facilidad, y me emociono con facilidad. Por ejemplo, en mi último cumpleaños recibí regalos al por mayor: perfumes, bolsos, adornos, aparatos tecnológicos, galletitas, muñecos de felpa, chocolates, en fin, de todo un poco, y me encantaron todos los regalos, pero el que mas me gustó y me sorprendió fue el que me hicieron llegar mis AgroBellas, el arreglo de flores. Hace años que no me regalaban flores por mi cumpleaños, en realidad hace años que no me regalan ni una flor de jardín, por eso me gustó y me emocioné hasta las lágrimas.

Así como me gustan recibir regalos bastante tradicionales, también me gusta dar regalos originales. Puedo ser algo despistada y así como suelo ser melosa, tengo días en los que no me inmuto por nada. Pero mis ex pueden dar fe que los aniversarios, cumpleaños y fechas especiales nunca han pasado desapercibidas y han venido con su regalito más. Nunca he regalado peluches, bueno al menos no recuerdo haber regalado alguno, pero si cojines, adornos, regalos con fotos de ambos y algunas veces me he puesto mas cursi y yo misma puse manos a la obra e hice los regalos. Cuando el Oficial y yo cumplimos un año, me pasé semanas recopilando todas esas canciones que habían musicalizado nuestra relación, desde la primera salsa que bailamos la noche que nos conocimos, hasta la balada que estaba de moda al cumplir un año, pasando por todas esas tonadas que escuchaba a diario cuando me empezó a gustar y viceversa. Le encantó el regalito, y a mi me encantó ver su cara emocionada.

Más que cursi, soy algo fresa, porque me enternezco con algunos dibujos y me encantan los colores pastel. En mi closet hay varias prendas negras, azules, o sea, colores serios. Pero si rebuscan bien, encontrarán mas de un trapo rosado, lila, celeste, y toda esa gama de colores de nena que me encantan. 


Más que cursi, soy bastante niña. Mi habitación me delata. Abres la puerta y qué encuentran: muñecas sobre la mesa de noche, muñecos de felpa sobre la cama, notas de colores sobre el escritorio. O sin necesidad de abrir la puerta, el cartel que dice "Princesa descansando" y las toalla de Niños & Ideas en el baño pueden dar pistas de que por allí hay una adulta que se quedó perdida en el país de Nunca Jamás. Mis agendas también lo demuestran de ello. Yo no funciono sin una agenda al lado, pero esas serias no me vacilan. Si me regalan la agenda me paseo por cuanta librería me ponen en frente y elijo la mas original, o al menos la mas colorida. La primera que pedí, hace muchos años, fue la de Mafalda, o sea, no hay de que alarmarse. Luego una de Kim Anderson, una agenda a la altura de una comunicadora. Pero con 24 años encima se me ocurrió pedir por navidad una agenda de las Princesas Disney, que incluía manual para verse y comportarse como una princesa; y al año siguiente pedí una de Winnie the Pooh. El año pasado dije basta, con 30 años ya debo poner algo de seriedad en mi vida, pero no pude con mi genio y terminé comprándome una agenda de Disney, no tan de niños, pero tampoco muy adulta que digamos.

Más que cursi soy híper romántica. La cita perfecta sería frente al mar, un restaurante, un huarique o una banca olvidada, pero frente al mar, y si es de noche mejor, si la noche es despejada, sería demasiado. Conversando mucho y bebiendo vino, de preferencia rosé. Entonces creo que alguna vez tuve una cita perfecta. No hubo mar a la vista, pero si una buena y larga lora y un vino para amenizar la velada, y varios wantanes que desaparecieron a los pocos minutos de aterrizar en nuestra mesa (¿te acuerdas Salmón?), mientras brindábamos por Calamaro y por estar, finalmente, cara a cara. 



Tradicional. Aunque a veces me gusta tirar el protocolo por la ventana y romper los parámetros, me gusta esa virtud en peligro de extinción llamada caballerosidad. No hay nada mas halagador que un chico te abra la puerta, te acomode la silla, te recoja el abrigo, me conmueve si él esta pendiente de que este cómoda y la este pasando bien. Es tan simple, y tan difícil de encontrar.

Más que cursi, melcocha. Cien por ciento miel refinada, empalagosa, no apta para diabéticos. Dulzona, suavecita, tierna. Experta en decir los nombres con diminutivos. Familia, amigos, compañeros de trabajo y galanes, nadie se salva, y por eso hay muy poca gente que me dice Sandra, lo cambian rápidamente por Sandrita, y eso me gusta. Incluso hay un ex tristemente célebre que jamás dijo mi nombre tal cual, toda la vida me dijo Sandrita. Cierta vez, pasado el romance y superado el naufragio sentimental lo llamé y me dijo Sandra, yo tuve la riquísima frescura de decirle con la voz más melosa posible "¿estás molesto conmigo, tu siempre me decías Sandrita?", se rió, no se si por el comentario, por el engreimiento o por el atrevimiento, y con su particular sentido del humor, hizo sonido de reversa y me dijo hola Sandrita. Me quedé tranquila, siempre seré Sandrita para él, con eso me basta.

Por todo lo manifestado aquí soy algo cursi, bueno, muy cursi. Al inicio me fastidiaba ser así, tan llevada por el sentimiento, tan poco cuajada, tan monse. Pero ahora lo asumo con dignidad (toda la que puedo), digamos que es algo que me hace única e irrepetible (gracias a Dios), que es algo propio de mi. A quien le gusta bien, y a quien no, se lo pierde. No lucho contra quien soy, ya no me esmero en hacerlo, dejo ser y me mido, porque puedo ser melcocha, pero cariñosa compulsiva no pues, tampoco, tampoco.

Canción para ponerse cursi.... Si, me gusta Ricardo Montaner, por sus canciones y porque me recuerda bonitas épocas, escuchando canciones insoportablemente pop, suspirando por los primeros dilemas amorosos infantiles y soñando con que algún día me dediquen esta canción... años después me cumplieron el deseo


Mientras mas de adolescente mejor. Este tipo de canciones me gustan, como para dejar de lado la seriedad y cantar con voz de quinceañera desmelenada, aunque hace muchas lunas haya dejado de ser una






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