Amistad y cumbia

Alguna vez admití que ciertas cumbias me pueden parecer divertidas, y para bailar un par esta bien, pero escuchar todo el día cumbia, literalmente, ah no, yo paso. Pero por esas cosas paradójicas de la vida la cumbia me remonta a historias muy bonitas, porque las protagonistas son personajes que recuerdo con cariño y por suerte aun son parte de mi vida.


Por el 2006, andaba en la universidad, definiendo el rubro en el que iba a especializarme. Como ya la tenía mas o menos clara, decidí entrar a un curso de especialidad, Marketing Social. Por suerte llevaba ese curso con una de mis mejores amigas, Laura. Como en todos, o casi todos, los cursos de la universidad, se debía desarrollar a lo largo del ciclo un trabajo de grupo. Así conocimos a Ali y dos chicos mas. Estos caballeros reconocían que las tres chicas del grupo éramos una buena combinación: reflexionábamos, armábamos bonitas presentaciones, prestábamos atención a los detalles, fue así que pasamos de ser compañeras de curso, a amigas inseparables: Las Chicas Superpoderosas (yo era Burbuja). 

Al ciclo siguiente, volví a coincidir con mis Superpoderosas en otro curso, y se sumó una chica más al grupo, Evy. La Superpoderosas son tres, con una integrante más la esencia algo cambió, así que buscamos un nombre mas adecuado. ¿Las diosas malditas? No. ¿La Fuerza Fénix? Aun no grababan esa serie. ¿Dalinas? No, no a todas nos gustaban los niños. Jugando y aludiendo a una serie nacional decidimos llamarnos "Las Vírgenes de la Cumbia". Nos complementábamos muy bien: estaba la guapa, la dulce, la achorada y la sexy (esa era yo, aunque no lo crean). De haber tenido algo de talento la hubiésemos hecho linda. Estas cuatro virginales chicas íbamos de arriba a abajo juntas, armábamos alboroto, competíamos por las notas mas altas, salíamos a comer, a desayunar, y una vez terminadas las clases, y la carrera, decidimos seguir en contacto. Primero reuniones nocturnas para ir a algún karaoke,  luego a comer algo por ahí y, de un tiempo a esta parte, el point es un café miraflorino en donde pasamos horas de horas conversando, riendo y compartiendo.     

No lo hacemos muy a menudo, nuestros horarios, rutinas, trabajos y vidas en general no nos permiten vernos con mucha frecuencia. Pero que hay euforia cuando una (que por lo general soy yo) anima a la tropa a verse, la hay. Cuando me veo con ellas hay emoción, entusiasmo y loras bravas, de aquellas, horas de horas hablando de todo: de la vida, de los trabajos, del amor, de las familias, de las experiencias. Esas son mis chicas, mis vírgenes de la cumbia.


El otro grupo es igual de peculiar, igual de querido, pero mas, mucho mas numeroso. En el 2009 entré a trabajar a una ONG. Me encantaba el trabajo allí. De a poquitos fui haciéndome cargo de las redes sociales de la ONG, luego de un proyecto radial que tenían con la Junta del Café, y a la hora de almuerzo me iba enterando de las vidas de las chicas que trabajaban allí. Poco a poco nos fuimos uniendo mas. Sumándose una tras otra armamos un grupo bastante grande. Éramos mejores que las Agua Bella, Alma Bella o cualquier otro grupo de dos por medio, ya que además de bellas (y alguito talentosas), éramos trabajadoras, inteligentes y grandes amigas. Así surgieron las AgroBellas, agro porque trabajábamos en una ONG dedicada al desarrollo agrario y rural, y obviamente no tengo que explicarles por qué lo de bellas. 

Primero éramos siete: Rossana, Ysabel, Karina, Iris, Nelly, Naira y yo. Luego se sumarían, previo casting, Carla y Mayit. Ahora que ya no trabajamos juntas es difícil reunirnos todas, pero intentamos hacerlo una vez cada tanto y siempre, absolutamente siempre, la pasamos genial. No hay manera de pasarla mal cuando estamos juntas, chismeamos, reímos, brindamos. Han estado conmigo para llorar y para celebrar, para abrazarme cuando lo he necesitado, para compartir mis buenas nuevas y las suyas también. Incondicional, sincera, lúdica, transparente, así es nuestra amistad. Nos complementamos, por ahí esta la seria, la romántica, la masculina, la bromista, la tierna, la coqueta, la maternal, en fin, cada una tiene una característica particular. Juntas seríamos la mujer perfecta, aunque por separado también lo somos.

La proximidad de una de ellas que estuvo lejos de Lima, y que por afinidad merece un post aparte, me emociona, no por verla a ella en exclusiva, sino porque voy a poder verlas a todas, o a casi todas. Ellas saben que el mejor regalo de cumpleaños fue tenerlas presentes, no a todas, pero si a la mayoría, y el regalito, el más hermoso arreglo de flores que yo haya visto en mi vida, fue el plus. Y significa el compromiso de esmerarme mas y sorprenderlas con algún detallito, pequeño o grande, el toque lo pongo yo, que por algo soy la detallista del grupo.  


Dicen que las mejores amistades se hacen en el colegio. Yo tengo buenas amigas del cole, claro que si, pero he tenido la oportunidad de sumar y sumar mas amigas en cada lugar que he pisado. Eso es una bendición, que me hace sonreír todos los días, porque tengo un corazón inmenso en donde caben todas, y ellas también me han hecho un lugarcito en su vida para cambiarla y pintarla, solo si me dan permiso.

PD: Las quiero chicas,  gracias por ser mis amigas.
PD: Pos pos modernas, chicas de la promo, Encuentrinas y demás amigas, no se resientan, estos dos grupos de amigas tenían algo en común y reflejan el cariño que tengo por todas mis amigas, en general.

Canción para recordar el 2006... y las noches de karaoke con las Vírgenes de la Cumbia. No será una cumbia, pero alguna vez la entoné con emoción y sentimiento (como debe de ser) en alguna noche de karaoke, porque un individuo había hecho rodar los buenos momentos por la escalera y ellas sin saberlo, y sin ningún tequila de por medio, me hacían sonreír... a veces la grasa es el mejor medio para ahogar las penas



  


     

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