El Publicista y la Nana
Dicen que las personas aparecen y desaparecen de tu vida porque deben o ya cumplieron la misión que tenían. Bueno hace 10 años, un buen amigo desapareció de mi vida sin dejar rastro. Ahora vivo cerca de su casa y siempre que paseo los sábados o domingos por la mañana pienso ¿qué sera de tu vida, Polo?
En el 2000 busco hombre de París, decía Natalia Laofurcade. Bueno yo no buscaba ni de París, ni de Lima, pero lo encontré. Una tarde en la universidad, haciendo hora para mi siguiente clase, buceaba por Internet, y en el chat de Terra lo conocí. Su nombre es Polo, diseñador gráfico (aunque a mi me gustaba decir que es publicista), fanático del básquet, vivía en Pueblo Libre, soltero a sus 27 años. Ojo al piojo, hablamos del 2000, yo tenía 19 añitos, y era la primera vez que entablaba amistad con un pata ocho años mayor que yo.
Ese detalle me da risa, me sentía una grandaza cuando contaba a mis amigas y amigos que había hecho contacto (casi click) con un pata ocho años mayor que yo, publicista, deportista, cómico, el hombre perfecto. No se si era el prospecto, solo se que su sentido del humor fue lo primero que descubrí y lo que mas me gustaba de él. El mismo día que nos conocimos por Internet me llamó. Y nada de te invito, vamos, ni nada. Sólo quería conversar, y coquetear con una chiquilla que se dejara impresionar. Yo me dejaba, y en medio del piropeo, el sonrojo y las risas, descubrimos una química que no era usual.
Por eso la llamada no fue cosa de un solo día. Se repetía un día si, un día no. De lunes a viernes, rara vez los fines de semana. Hablábamos horas. Y de la voz nació mi sobre nombre, Yo tenía la voz bastante impostada y bien aguda, por eso él me puso Nana Finne, si La Nana, porque según él mi voz era idéntica a la del personaje. Eso lejos de molestarme, me causaba gracia.
Si le hubiera dicho, ya, ya no me molestes con ese nombrecito, tal vez hubiera dejado de decirme así, o le hubiera dado lo mismo y me hubiera seguido llamando Nana Finne, repito, no me molestaba el apelativo. Claro, este surgió en la quinta llamada, mas o menos. La primera vez fue un martes de setiembre, un par de horas después de conocernos, y su primera pregunta fue si me molestaba la diferencia de edad, yo resuelta y superada le dije que no. De ahí empezó el interrogatorio, mas exhaustivo, porque ya conocíamos algunas cosas de nosotros, nuestros nombres, ocupaciones, colegios, lugares de "residencia".
Trabajaba en una agencia, diseñando logos, yo estudiaba en la Universidad de Lima, o como él decía "El Arca de Noé" o "Disney" (puro animal pituco). Ahí si me picaba, nadie se mete con mi alma mater, pero a él le daba igual y me molestaba con lo mismo. Hasta que un día le conté que tenía que dejar la universidad, y eso ya no le causó gracia. Evidentemente a mi tampoco. Lo peor es que no encontraba trabajo, lo que me frustraba, me entristecía mas, y me deprimía tremendamente. Polo estaba mas cerca que nunca, demostrando que aunque no nos conociéramos cara a cara, iba a estar ahí para lo que necesitara, así sea maldecir a todo el mundo. Me llamaba, me escuchaba, dejaba que me desahogara y luego me decía: "Avanti morocha, no nos duele tanto". Luego de cinco meses encontré chamba, y él celebró la noticia, sincronizamos relojes para seguir en contacto y volvimos a bromear y sonreír, ya estaba con ánimos de hacerlo.
Teníamos un pacto tácito, yo le escribía y él me llamaba. Parece algo patético, pero confieso que cuando desapareció una semana lo empecé a extrañar irremediablemente. Me hacía la indiferente, tengo cosas mas importantes en que pensar, decía, pero a la segunda semana no soporté mas y le escribí un correo, con un trozo de una canción de Daniela Herrero: "hey, llámame algún día, dime tonterías, me encantaba cuando lo hacías". Sin perder tiempo me llamó al ratito y hablamos una hora entera. Me decía lo de siempre "oye, pero no aparento mi edad, tu crees que tenga alguna oportunidad contigo", "ya pues, puede ser o no", "Nana Finne soy buen partido, acéptame pues". Yo me reía, sabía que bromeaba, pero no niego que me gustaba eso, inflaba mi ego sin malicia y yo se lo agradecía de manera implícita.
En realidad se muy poco de él, pero a la vez mucho. Fue al primer pata al que le pregunté asi, de forma directa, en one y sin muchas vueltas qué opinaba de mi. Porque segun yo, él opinaba que yo era una pobre diabla del Centro de Lima, que por esas cosas de la vida estudiaba en universidad de pitucos y se alucinaba la última chupada del mango. Me equivoqué. Polo franco, honesto, directo, como era me dijo que nada que ver, que le parecía una chica linda. buena onda, simple, pero complicada a la vez, media melodramática, algo calabazona (pero quien no lo es), que le caía súper bien, que le daba la impresión de ser chancona (me esmeraba en serlo) y que no le interesaba de dónde era, o en dónde estudiaba, yo era mas que eso.
Cuando fue mi turno de decirle que opinaba de él, no me importó quedar bien, le dije que si, que parecía buen pata, pero era algo arrogante solo porque trabajaba en Miraflores y vivía en Pueblo Libre, que era demasiado bromista, que se quería tanto a si mismo que era incapaz de querer a alguien mas, y que estaba celoso porque desde que nació su sobrino, todas las atenciones eran para él. Negó todo y con el tiempo me hizo caer en mi error. Era bastante sencillo y despreocupado, le gustaba su trabajo, aunque esperaba lograr algo más, adoraba a su sobrino y le encantaba vivir con él. Polo era mucho mejor de lo que imaginaba. Todo eso lo descubrí por teléfono.
Hasta que un día decidimos conocernos. No recuerdo si era martes, miércoles o jueves. Sólo recuerdo que era el verano del 2002, trabajaba en una apestosa oficina de San Borja sin horario de salida. Él me esperaba al frente de Nitro, fuera de LarcoMar en su auto. Yo llegué tarde y muy arreglada, eso si. Me pasó la voz y me dijo, en vivo no se te escucha tan Miss Finne. Conversamos mucho. Como ya no hablábamos tanto como antes, por nuestros horarios de trabajo, nos pusimos al tanto de nuestras vidas. Yo recién salía de una relación corta con Barney, llamémoslo así por su tamaño y proporciones, y Polo recién empezaba un romance con una chica que estudiaba en el extranjero, y de la cual me había hablado varias veces. Esta relación coincidía con dos cambios importantes en su vida: había dejado de fumar y se había olvidado del orgullo, por el que casi pierde a esta chica con la que se sentía feliz.
Me dejó cerca a su casa. Al frente del Hospital Militar, en Pueblo Libre. De eso ya hace 10 años. Volvimos a hablar un par de veces. Y de pronto perdimos el contacto. Hace 10 años que no se nada de él. Yo misma lo olvidé, hasta que un día caminando por mi nuevo distrito pensé ¿qué será de ti Polo?, ¿algún día te encontraré por aquí?, ¿seguirás viviendo en Lima, o radicarás en el extranjero?, ¿ya serás padre de familia?, ¿si nos cruzamos un día, me reconocerás? Son interrogantes que tal vez se queden sin respuesta. Lo único que puedo hacer es recordarte y confesarte, por si algún día lees esto que volví a El Arca de Noé, terminé la carrera y actualmente la ejerzo. Que resulta que era súper creativa, o sea que puedo hacerte la competencia, señor publicista. Que ya no imposto la voz, ya no es tan aguda, pero si se me escucha algo sensual cuando el clima y mis descuidos conspiran contra mi garganta. Que te sigo recordando cuando escucho a Daniela Herrero, Los Caballeros de la Quema y las viejas canciones de Libido y La Liga del Sueño, dos grupos peruanos que te gustaban por ser caletas, y te desencantaron el día en que se hicieron populares. Que nunca se sabe, tal vez algun día te encuentre merodeando por mis calles. Que el destino es caprichoso y me pone en tu barrio, tal vez porque tenemos una cuenta pendiente.
Para ti Polo, por ser alguien genuino en mi vida, mi wonderwall, mi amigo, mi chico publicista.
Canción para extrañarte... Un vez te la dediqué, hoy que la escuché después de mucho tiempo, te la vuelvo a dedicar. He descubierto una fascinación tardía por las canciones de adolescente enamorada, Daniela Herrero es una de mis favoritas
Cada vez que escucho a La Liga del Sueño te recuerdo Polo. Hace algunos años un pata me bajó de la nube y me dijo, esta canción es un cover de Radio Futura. Nunca escuché la versión original, porque para mi esta siempre será la mejor canción de La Liga, una canción que me hace sonreír y me remite a esas tardes al teléfono, conversando, descubriéndote y dejándome maravillar.
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