El factor divertido
En teoría ya estamos en otoño, pero según la experiencia (y mis esperanzas, que tercas se mantienen) aun nos quedan al menos unas cuantas semanitas más de sol y cielo celeste. Por lo general la llegada del otoño, con su cielo panza de burro me bajonea, me deprime un poco, pero en esta ocasión una sorpresa, una presencia inesperada me cambia la cara.
El lunes tenía un taller fuera de la oficina y el recorrido hacia el local del día me llenó de nostalgia y recuerdos, ya que pasé por la casa del DJ que me rompió el corazón, por la casa del ingeniero limeño que ahora vive lejos y por la del chico divertido, el Tigger, vamos a ponerle así. Y cuando ya había aterrizado, dejando atrás ese paseo por nostalgilandia, Tigger reaparece con varios mensajes de texto al celular, agradeciendo el sms que hacía un par de semanas le había enviado por su cumpleaños y preguntando mi nombre, ya que estaba reorganziando su agenda.
Cuando la dije quien era, la respuesta no pudo ser más cálida: "Tigrilla". Y empezamos a conversar, a planear un próximo encuentro, a recuperar como sea estos más de dos años sin vernos, a develar esas cosas que hemos cambiado y que nos hacen diferentes a esas dos personas que se conocieron hace casi nueve años.
Nueve años que se han pasado como jugando, como si nada, como quien no quiere la cosa. Tigger también es locutor, pero con él mi plan de tomar las cosas a la ligera si funcionó. Llamé a la radio, le lloré por una entrada para cumplir con mi deber de gruppie, e ir a ver a mi grupo favorito (para mayor referencia leer el post anterior) y cuando fui a recoger mi entrada lo conocí. Salimos, congeniamos, yo lo nombré Tigger (y luego tigre), y él me llamaba Tigrilla, cosa que me gustaba, que me gusta, que me hace saber que tengo un lugar en sus recuerdos (ingratos o gratos, eso ya se lo dejo a él).
Se dieron dos o tres salidas más, él cambió de radio una vez, y desapareció sin dejar rastro. Yo en ese entones andaba con el "Oficial", haciendo planes, disfrutando de cierto equilibrio y sobrellevando las crisis de celos. Cuando mi relación ya iba de mal en peor Tigger reapareció. Era una tarde de marzo, justo un día después de su cumpleaños, mi hermana tenía la radio encendida y el locutor lo presentaba: "A las 2 llega Tigger que ayer estuvo de cumpleaños, ¿llegará?". Saqué conclusiones, me quedé escuchando esa estación y, era verdad, era él. Llamé, me contestó y pagaría una fortuna para ver su cara cuando le dije mi apellido. Me contó que me había llamado un par de veces y no me había encontrado en casa. Era verdad, una noche él llamó, contestaron y como estaba con el "Oficial" prefirieron no pasármelo, para no armar un lío. A ese extremo llegaba la sitaución.
A los tres días nos encontramos. Minutos antes de verlo el "Oficial" y yo habíamos peleado, para variar. Tigger y yo conversamos mucho, me contaba en que iba, yo le decía en que andaba, escuché los demos que había grabado (siempre le gustó componer y cantar), reí mucho, como hacía tiempo no lo hacía y en ese momento decidí arriergarme: Si me celaban tanto por las puras, mejor demos un motivo. Besé a Tigger, y abrí una lata de lombrices, había liberado al monstruo.
Volví a casa, en realidad a la casa de una amiga en donde estaba "vacacionando", y la conciencia no me dejaba tranquila. Conversé con esta amiga, mi mejor amiga y me di cuenta de que mi relación no daba para más, que era mejor ponerle punto, y así lo hice. Dos semanas después le dije al "Oficial" no doy más, hasta aquí llegamos juntos.
¿Y Tigger? Volvió a desaparecer aunque siempre estábamos al tanto el uno del otro. Cuando él tenía un programa por las noches y yo clases hasta tarde, nos encontrábamos y, como siempre, la pasábamos bien. Un domingo por la tarde me llamó, quedamos en juntarnos y la pasé increíble, como nunca. Me sorprendió portándose tierno, llamándome Tigrilla, Reina, yo sonreía incrédula, pero feliz, divertida, porque él es así, divertido, y tiene la facultad de darle un toque ameno a todo lo que le rodea. Hoy entra en escena de nuevo, yo se que nos encontraremos en algun momento y luego desapareceremos hasta nuevo aviso, pero también se que cuando nos hacemos extrañar, el encuentro es mucho mejor.
Canción para los encuentros sin pausa y a toda prisa... Esta canción empezaba a sonar cuando conocí a Tigger, se la dediqué mas de una vez, porque las primeras salidas eran así, con minutos contados, fugaces.
Y esta es para Tigger, porque yo soy su Tigrilla, pero en algun momento me aluciné J Lo. Mi trasero no estará valorizado en varios millones de dólares, pero que tengo lo mío, tengo lo mío
El lunes tenía un taller fuera de la oficina y el recorrido hacia el local del día me llenó de nostalgia y recuerdos, ya que pasé por la casa del DJ que me rompió el corazón, por la casa del ingeniero limeño que ahora vive lejos y por la del chico divertido, el Tigger, vamos a ponerle así. Y cuando ya había aterrizado, dejando atrás ese paseo por nostalgilandia, Tigger reaparece con varios mensajes de texto al celular, agradeciendo el sms que hacía un par de semanas le había enviado por su cumpleaños y preguntando mi nombre, ya que estaba reorganziando su agenda.
Cuando la dije quien era, la respuesta no pudo ser más cálida: "Tigrilla". Y empezamos a conversar, a planear un próximo encuentro, a recuperar como sea estos más de dos años sin vernos, a develar esas cosas que hemos cambiado y que nos hacen diferentes a esas dos personas que se conocieron hace casi nueve años.
Nueve años que se han pasado como jugando, como si nada, como quien no quiere la cosa. Tigger también es locutor, pero con él mi plan de tomar las cosas a la ligera si funcionó. Llamé a la radio, le lloré por una entrada para cumplir con mi deber de gruppie, e ir a ver a mi grupo favorito (para mayor referencia leer el post anterior) y cuando fui a recoger mi entrada lo conocí. Salimos, congeniamos, yo lo nombré Tigger (y luego tigre), y él me llamaba Tigrilla, cosa que me gustaba, que me gusta, que me hace saber que tengo un lugar en sus recuerdos (ingratos o gratos, eso ya se lo dejo a él).
Se dieron dos o tres salidas más, él cambió de radio una vez, y desapareció sin dejar rastro. Yo en ese entones andaba con el "Oficial", haciendo planes, disfrutando de cierto equilibrio y sobrellevando las crisis de celos. Cuando mi relación ya iba de mal en peor Tigger reapareció. Era una tarde de marzo, justo un día después de su cumpleaños, mi hermana tenía la radio encendida y el locutor lo presentaba: "A las 2 llega Tigger que ayer estuvo de cumpleaños, ¿llegará?". Saqué conclusiones, me quedé escuchando esa estación y, era verdad, era él. Llamé, me contestó y pagaría una fortuna para ver su cara cuando le dije mi apellido. Me contó que me había llamado un par de veces y no me había encontrado en casa. Era verdad, una noche él llamó, contestaron y como estaba con el "Oficial" prefirieron no pasármelo, para no armar un lío. A ese extremo llegaba la sitaución.
A los tres días nos encontramos. Minutos antes de verlo el "Oficial" y yo habíamos peleado, para variar. Tigger y yo conversamos mucho, me contaba en que iba, yo le decía en que andaba, escuché los demos que había grabado (siempre le gustó componer y cantar), reí mucho, como hacía tiempo no lo hacía y en ese momento decidí arriergarme: Si me celaban tanto por las puras, mejor demos un motivo. Besé a Tigger, y abrí una lata de lombrices, había liberado al monstruo.
Volví a casa, en realidad a la casa de una amiga en donde estaba "vacacionando", y la conciencia no me dejaba tranquila. Conversé con esta amiga, mi mejor amiga y me di cuenta de que mi relación no daba para más, que era mejor ponerle punto, y así lo hice. Dos semanas después le dije al "Oficial" no doy más, hasta aquí llegamos juntos.
¿Y Tigger? Volvió a desaparecer aunque siempre estábamos al tanto el uno del otro. Cuando él tenía un programa por las noches y yo clases hasta tarde, nos encontrábamos y, como siempre, la pasábamos bien. Un domingo por la tarde me llamó, quedamos en juntarnos y la pasé increíble, como nunca. Me sorprendió portándose tierno, llamándome Tigrilla, Reina, yo sonreía incrédula, pero feliz, divertida, porque él es así, divertido, y tiene la facultad de darle un toque ameno a todo lo que le rodea. Hoy entra en escena de nuevo, yo se que nos encontraremos en algun momento y luego desapareceremos hasta nuevo aviso, pero también se que cuando nos hacemos extrañar, el encuentro es mucho mejor.
Canción para los encuentros sin pausa y a toda prisa... Esta canción empezaba a sonar cuando conocí a Tigger, se la dediqué mas de una vez, porque las primeras salidas eran así, con minutos contados, fugaces.
Y esta es para Tigger, porque yo soy su Tigrilla, pero en algun momento me aluciné J Lo. Mi trasero no estará valorizado en varios millones de dólares, pero que tengo lo mío, tengo lo mío
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