Diez cosas (o más) que odio (y no necesariamente de mi)

En mi perfil señalo que soy picona, terca, algo tímida y romántica (hasta caer en la melcocha). Lo que no pongo es que soy algo renegona, muy quisquillosa y observadora al mínimo. Por eso hay muchas cosas que odio, en general,  y enumerarlas me parece difícil, mas no imposible, vamos a ver qué pasa.



Amo Lima, pero odio su cielo panza de burro y el fango que se forma cuando llueve (no somos una ciudad preparada para la lluvia). Pero lo que mas detesto es cuando el cielo se nubla en verano. Las cosas claras, en verano el cielo es celeste, si o si. El blanquesino contaminante que espere a mediados de otoño para entrar en escena.

Me encanta escuchar música, soy melómana por naturaleza (y creo que algo de herencia también), pero hay algunos géneros que no tolero. Puedo bailar cumbia, pero escucharla todo el día, ni hablar, no hay forma. Me gusta hacer mi paso mata cucarachas al ritmo de algun huayno popular, pero aguanto solo uno, o a lo mucho dos, en el tercero me paro y me voy. Por eso odio cuando en una fiesta ponen huaynos, como diciendo "gracias, la salidad es por la puerta derecha".

No soy cinéfila, pero disfruto de las salidas al cine. Sin embargo odio las películas de terror, no las soporto. Sangre, gritos, asesinos en serie, monstruos, NO, never, nica. O sea, para ir al cine hay que pagar, yo no tengo intenciones de pagar para sufrir. Seamos sinceros, las películas de suspenso, acción o ciencia ficción tampoco me emocionan mucho. Pero los dramas, las comedias, las románticas, los bio pics y los dibujos animados si me ponen. ¿Soy aburrida? Si, algo, pero la única que tiene que soportar eso soy yo misma, así que no me hago paltas por eso.



Detesto con todas mis fuerzas el olor a pescado. Obvio tampoco me gusta comerlo. En Semana Santa hago un esfuerzo supremo. No había cosa peor que ver frente a mi un plato de bacalao con arroz y garbanzos. Nunca lo terminaba, algunas veces no me atrevía ni a probarlo. Luego descubrí que habían otras cosas mas apetecibles para comer, como la causa rellena de atún (aunque ahora tampoco me gusta mucho el atún) y la vida se hizo más llevadera. A propósito de Semana Santa, de niña odiaba esa fecha, amaba la Navidad (hasta ahora me encanta esa fecha), pero el Viernes Santo me parecía tétrico y aburrido. Ahora lo veo como justo y necesario, mas allá de la reflexión que supone, son ese descansito que todos necesitamos (porque no se si es solo mi impresión o qué, pero los fines de semana cada vez se me hacen mas cortitos).

Soy una uptown girl, una chica de ciudad, la vida al campo no me llama la atención, ¿Campamento? Puede ser, dos días máximo. El contacto con la naturaleza, maravillarme con algún paisaje y demás experiencias puedo disfrutarlas, pero por periodos cortos de tiempo. Me encanta la playa, pero dormir más de dos días en una bolsa de dormir, no ducharme y comer enlatados, no, eso no es vida. No odio los campamentos, pero no son mi idea de las vacaciones soñadas. Odio ser aburrida, pero las vacaciones perfectas son en mi cuarto, en mi cama, durmiendo hasta la hora que se me venga en gana, comiendo rico y haciendo lo que se me ocurra (ya toca hacerlo).

Odio a la gente mirona, que se jacta de lo que tiene y que se mete en lo que no le importa. Odio la gente que olvida sus raíces, que niega su pasado o lo cambia a su antojo. Odio a la gente que no es natural, que se autoimpone un comportamiento, que anda en pose. Odio a la gente incoherente, que dice una cosa y hace exactamente lo contrario. Odio a la gente que alza la voz en público, si se la alza a un niño peor aun (eso no se hace, nunca, me he jurado a mi misma que el día en que tenga un hijo nunca le voy a llamar la atención en público). Odio a la gente que critica y no plantea soluciones viables (o sea, detalla errores, pero con sugerencias en mano, mínimo no?). Odio las críticas destructivas, los comentarios carentes de tino, los chismes con mala onda.


¿Y de mi?. ¿qué detesto de mi? Detesto mi falta de voluntad. Cada vez que he empezado un regimen mi fuerza de voluntad ha brillado por su ausencia, y el proyecto no prosperó. Puede decirle no al arroz, al azúcar, y hasta al pan. Pero mis kriptonitas son las papas fritas y el chocolate. Mis grandes debilidades.

Odio ser tan engreída, tan resentida, tan impusliva y tan renegona. A veces digo las cosas sin pensar y luego pido disculpas a diestra y siniestra, pero a veces lo mas difícil es disculparse a una misma.

Por encima de todo, odio, detesto con todas mis fuerzas, no tolero tener extraordinaria memoria para fechas que deberían pasar al olvido. Es muy difícil que pase desapercibido un cumpleaños (ahora con el fb es casi imposible), un aniversario, una fecha conmemorativa, pero también es difícil que olvide el aniversario de algun acontecimiento que en su momento fue grato y ahora ya no. Primeras salidas, primeros besos, ese día tan especial en que desayunamos juntos, cuando me invitó a salir, cuando la pasé mejor de lo que pensé, y así una larga lista. Por eso cuando mis relaciones terminan o me alejo de esa persona armo enormes baules llenecitos de recuerdos, que primero encierro y con la herida cerrada abro, o miro de reojo.



Y con ese defecto (que también puede ser visto como virtud) a veces es necesario hacer catarsis. La tecnología me ayuda y tengo este blog, por el cual voy a poder contar historias dignas de telenovela, pero verdaderas, predecibles, torpes, pero mías y ya.

Canción para aceptarse... porque uno es como es, la cosa es aceptarse así y asumir como verdad universal que nadie cambia por otra persona, solo por uno mismo


Soy una uptown girl, lo digo con orgullo, y luego le doy play a esta canción que me encanta. No seré una Claudia Schiffer (ni aspito a serlo), pero ir por algo rico a una cafetería simpática después de una mañana o tarde de compras es algo que me fascina (¡qué viva el consumismo!)





Comentarios

Entradas populares de este blog

El retorno de la duendecita

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres