El abogado con alma de rockero
Nos conocimos una tarde julio, ¿o era agosto? Se dio sin querer, sin saber a qué íbamos y si todo se daría para bien, o encontraríamos la excusa perfecta para huir despavoridos de esa funesta cita que demoró mucho en darse. Creo que sucedió lo primero, por eso repetimos el encuentro muchas veces. Siempre que tengamos algo nuevo que contarnos, o queramos pasar el rato con compañía para los chilcanos o la cerveza, nos tendremos el uno al otro.
La tarde de invierno en que, por fin, coincidieron nuestras horas libres, llegué con un ligero retraso, mis elegantísimos cinco minutos de espera, al lugar que habíamos acordado. Nos reconocimos al acto. No recuerdo que llevaba puesto yo, pero si tengo en la memoria su chompa a rombos, que le quedaría mejor con una camisa color entero, cosa que nunca le he dicho, porque soy su amiga, no su asesora de imagen. Además, dudo que me haga caso, él se viste a su comodidad, no para sorprender a nadie. Es como es, y eso es un punto a su favor.
El bar al que fuimos esa noche, se convirtió en nuestro point de siempre. No es nada chick, nada glamoroso, nada pretencioso, es más, no es el lugar ideal para una primera cita, pero era un punto medio entre su micro mundo y el mío, y a pesar de su reciente mudanza, lo sigue siendo. Me voy a sorprender, y mucho, el día en que decida cambiar de lugar. Variar la escenografía de cuando en cuando no hace daño. Me asombraré el doble si encuentra un lugar que se ajuste a sus exigencias, buenos tragos, buena música, buena atención. Él y yo somos buena compañía, así que eso lo tenemos resuelto.
Nunca hemos pedido la misma mesa, por lo que cada rincón del bar tiene un recuerdo distinto. Él me deja jugar a ser la niña impresionable, la indiferente, la relajada, la femme fatale. Tal vez esa es su táctica para que le cuente todo sobre mi, y de paso le preste atención a cada cosa que me confiesa. Por ejemplo, su jugada cada vez que visita a un cliente en un penal. Busca con la mirada al faite, lo llama con la seguridad de quien hace eso siempre, y le pide que lo acompañe a la sala de visitas a cambio de un sencillo. Ya tiene a su caserito, el mismo que está pagando una larga condena por haber matado a cinco personas. Es un temido asesino, pero él, hasta algo de cariño le ha tomado.
En otra mesa me confesó su fascinación por el rock alternativo, lo feliz que estuvo por haber ido al concierto de Radiohead, lo mucho que disfrutó ver a Oasis, 9 años atrás, concierto al que yo también fui, mas de por casualidad y buena suerte, que por otra cosa, y que el se siente un rock star del Derecho, porque va de aquí para allá, giras legales, que le permiten pasearse por todo el país, volviendo siempre a Lima. Si pues, es abogado con alma de rockero, por eso usa terno las reglamentarias 8 horas de trabajo, el resto del tiempo se olvida de su imagen seria y vuelve al jean y las zapatillas.
También he descubierto que le gusta pasar tiempo con su familia, los compromisos con ellos son inamovibles, sagrados, reglamentados. Es un hijo querendón, un hermano cómplice, un nieto amoroso, y un dog lover. Es reconfortante escuchar a alguien que habla de su mascota, como quien habla de un hijo, me hace sentir menos loca cuando me sorprendo llamando con nombres melosos a Asha, mi sobrina de cuatro patas.
Es abogado de profesión, y Doctor Corazón por cosas de la vida. Sin querer queriendo se gana la simpatía y confianza de sus compañeras de oficina, quienes le cuentan sus historias de amor, sus aprietos, sus metidas de pata, y él les da su punto de vista. A veces el consejo de un chico, es mucho más sensato y útil que el de una amiga, que puede tener toda la buena intención del mundo, pero no la mentalidad de un hombre, que a veces es plana, y otras, tan enredada como un tallarín. Él lo admite, y al acto señala que no es tan así, no se cansa de darme muestras que es buena onda. o hace su mejor intento por serlo.
Aunque yo no le cuento mis embrollos sentimentales, ni problemas existenciales, y no lo necesito como mi doctor de cabecera cuando de cosas de amor se tratan, este chico de ha ganado mi simpatía, y aunque la mayoría de veces nuestros horarios se cruzan y complican, cada vez que sincronizamos relojes nos vamos por un trago, él siempre pide cerveza, yo lo que se me antoja en ese momento, conversamos por horas, nos reímos y volvemos algo más ligeros a nuestras casas. Beber en buena compañía es una justa manera de desestresarse, eso lo he descubierto con él.
¿Estoy hablando de mi nuevo vecino en ilusión landia? Nada que ver. De mala manera aprendimos que uno no es del tipo del otro. Demasiado amiguero y coqueto para mis gustos, demasiado complicada para los suyos. Sin embargo, por el cariño que me despierta le estoy cumpliendo un capricho, algo que jamás he hecho y a lo que me dedico hoy, escribirle un post al chico de la sonrisa fresca, de terno por chamba y jeans para el diario, el abogado con alma de rockero, el Doctor Corazón de algún estudio de abogados, mi compañero de loras y copas.
Yo escribo lo que me pasa, lo que le pasa a una amiga, lo que puede sucederle a cualquier mujer no tan promedio, ciudadana de a pie, o por ahí a un chico que, por esas cosas de la vida, aterriza en mi mundo. Como el protagonista de estas líneas, que llegó de buenas a primeras, que se ha tratado de ir muchas veces, y siempre ha vuelto, para empezar de nuevo y sorprenderme con otro ángulo de su compleja forma de ser. Repito que yo no escribo por solicitud expresa, pero este post se lo regalo, como para que diga que una chica, que conoció de la manera más impensada posible, alguna vez se sentó a escribirle algo en exclusiva.
Canción para el abogado con alma de rockero... Como lo mencioné, al joven le gusta el rock alternativo, y sin saberlo coincidimos en el concierto de Oasis, 9 años atrás. Tal como señalé, yo fui por conspiración de mi buena suerte, no por ser muy fanática de los hermanos Gallagher, por eso esta fue la canción que más disfruté, e imagino que él también
Una de nuestras pocas coincidencias es el gusto por la música de El Diario de Hank, y ya que ellos milagrosamente se presentan en un par de días en Barranco, me sobran los motivos para presentar mi nueva canción favorita de ellos. Bueno, una de las tantas, porque como siempre me sucede con ellos, no me decido por una sola. No es la Primera Última Vez que pasa
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