Serás inmortal
No es secreto que una de mis canciones favoritas del rock nacional es Inmortales de Cementerio Club. Aunque a algunos les parezca aburrida, para mi esa canción lo es todo. Y de hecho lo es, habla de todo. Así me lo confirmó el autor de este himno y líder de la mencionada banda, Jose Arbulú, cuando cierto día coincidimos después de un concierto de TK y yo le conté mi fascinación por su composición.
Cierta vez, durante un concierto, Jose Arbulú, presentó la canción que tan conocida hizo a su banda, dedicándola a todas esas personas que fueron vitales e importantes en un momento de la vida de cada quien. Al escuchar eso yo pensaba, si es una persona vital e importante, debería estar siempre. Debería, mas no siempre sucede así. O de repente estuvo cuando debió, en su momento, y pasó a la inmortalidad, quedándose en nuestra memoria como un recuerdo grato.
- Por ser una relación como debe ser, esa persona se hace inmortal. Una relación como Dios manda, es aquella que se da a plena luz del día, sin tener que esconderse en cuatro paredes, y en la que ambos son presentados con la familia, al menos la más cercana, y los amigos. Plus, si es que eres acogida con cariño en los círculos en los que se desenvuelve él. Además, estar en una relación, supone hacer planes de a dos y sentirte parte de su vida, no la última rueda del coche.
- Por recordar siempre las fechas claves, esa persona se hace inmortal. No es que le exijas que celebre con champagne, fuegos artificiales y regalos costosísimos, al conmemorarse un mes más de ser enamorados. Tampoco que se acuerde de ese día en que se vieron por primera vez, de la primera vez que conversaron más de una hora, o de esa vez en que te vio bien y dijo "ella es". Me refiero a fechas tipo tu cumpleaños, el día de los enamorados, o su aniversario, a menos de que ambos crean que eso es muy cliché y no les provoque celebrarlo. Pero eso si, un detalle, así sea mínimo de vez en cuando, causa cierta emoción. Seamos sinceros, a mi me causa emoción desbordada.
- Por contar con él en las buenas y en las malas, esa persona se hace inmortal. Eso es algo de lo que ya hemos hablado alguna vez. Comprometerse con una persona, es permanecer a su lado cuando las cosas se ponen color de hormiga, y apoyarla respetando su silencio, o haciendo maroma y media para arrancarle una sonrisa. Y, lo más importante, tratar de comprenderse y comunicarse cuando las cosas no marchen tan bien entre ustedes dos, porque el que una relación sobreviva o se vaya por donde vino, depende únicamente de los involucrados en ella.
- Por tratar de entenderte, esa persona se hace inmortal. Los machistas dicen que mujer que no es complicada, no es mujer. Tal vez, esa frase tenga algo de razón, porque a más de una le gusta complicarse la existencia, y se aprecia de sobre manera tener al lado a una persona que desate con paciencia los nudos que nos hacemos en la cabeza. Además, independientemente de que nos enredemos o no con la vida, es bueno tener cerca a una persona que entienda y respete nuestros puntos de vista. Solo comprensión, no amén a todo lo que sale de nuestra boca.
- Por involucrarse en tus intereses, esa persona se hace inmortal. No quiere decir que vas a estar pegado a él como lapa, perseguirlo a donde vaya y empezar a tomar clases aceleradas de su deporte favorito. Tampoco es exigirle que empiece a escuchar y aprenda a bailar bachata porque a ti te encanta, y a él le tiene que gustar también. La idea es enterarse de sus preferencias en el proceso de conocerse y prestar atención a lo que te cuenta, porque si lo hace, es importante para él. Compartir intereses es parte de una relación real.
- Por dejarnos claro lo que queremos y no en una relación, esa persona se hace inmortal. Si es que esa persona a quien tanto quisiste, no está más a tu lado, debes rescatar las lecciones que te dejó la relación con él, y saber qué esperas en un plazo indeterminado, qué piensas tolerar y con qué no vas a lidiar ni a balas. Si, por el contrario, continúas con esa persona, procura sacar lo mejor de él, permítele que haga lo mismo contigo, y enfréntense con cautela al lado más siniestro de ambos.
¿Demasiado idílico lo que describo? Un poco, porque después de todo el título de inmortal no se le da a cualquier hijo de vecino, si no a alguien que, como dije al principio, deja huella en nuestra vida, marca un antes y un después, y hasta nos permitió madurar, crecer, aprender, en fin, deja como saldo a una mejor persona. Una versión mejorada de quien somos.
Creo que se puede tener a más de una persona inmortal en nuestra historia personal, y no solo parejas, también amigos, compañeros de trabajo, familiares a quienes recordamos con cariño y de quienes aprendimos algo. Hay personas con las que queremos contar siempre y otras a las que preferimos mandar de paseo a un lugar llamado, no - quiero - volver - a - saber - de - ti -en - mi - vida - landia. Y los pasajes a ese sitio son solo de ida, pero ese es tema de otro post, que ya está en proceso.
Canción para esas personas que se hacen inmortales... Obvio que debo incluir la canción en la que se inspiró este post. Si nunca la han escuchado, les recomiendo que le presten atención, o les va a encantar, como a mi, o les va a dar sueño, como a muchas personas que conozco.
Otra canción que habla de la inmortalidad y que me encanta, es esta de La Oreja de Van Gogh. Su coro lo resume todo, una persona se gana un lugar importante en la vida de otra persona porque así está escrito. Seré inmortal, porque yo soy tu destino
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