Te llamo... si, claro

Me gustan las citas. Todo el preparativo previo me estresa un poco, pero me gusta eso de repasar el guardarropa mentalmente para elegir el "outfit" perfecto, calcular el tiempo que me tomará alistarme y llegar al sitio sin preocupaciones, pensar, como decía Daniela Herrero, en que voy a decir, en como va a mirarme, y tener un par de temas de conversación bajo la manga, por si acaso. Hay citas que causan algo de ansiedad por su proximidad, hay otras que nunca se van a dar. por lo general las primeras anteceden a las segundas.


Al terminar una cita la frase automática es "te llamo". Es una respuesta de rigor, casi casi como decir salud después de que alguien estornuda. Así como ese salud no significa preocupación y deseos de larga vida para con la persona que estornuda, ese te llamo no equivale al compromiso de que de todos modos va a marcar tu número y te va a invitar a salir en unos cuantos días más. Puede que esa llamada no llegue, aunque también cabe la posibilidad de que si.

No hay una forma exacta para adivinarlo, pero podemos acudir, una vez más, a nuestra intuición y ese manual de comunicación no verbal que hemos construido mentalmente con el correr de los años y de la experiencia. Mediante los gestos, el tono de voz, la postura y demás signos no verbales, podemos saber si ese "te llamo" se dará o no. 

Cuando una primera cita no funciona, porque no hay intereses en común, la conversación se tornó aburrida para ambos, uno de los dos estaba más atento a lo que decían sus patas por el Whatsapp, el trasero del bartender o al escote de la mesera que a lo que el otro contaba, o hay cero atracción física y uno de los dos, o los dos, creen a rajatabla de que todo entra por los ojos, se sabe, se presiente, se respira en el ambiente. Entonces esa promesa de volver a llamarte no se cumplirá, es solo la manera más galante, común y popular de decir la pasé horrible, creo que mejor nunca nos volvemos a ver. Sería más fácil decirlo y así ahorrarnos las noches esperando que el teléfono suene, pero eso es pedirle peras al olmo.

Ojo, que esto de esperar la llamada no es una regla general, cumplida por todas las mujeres sin excepción. La esperanza se sostiene en una primera cita, porque después de todo no hay primera sin segunda y tú esperas haber causado una buena impresión, por algo pasaste una hora frente al espejo. Puede que si, pero a él eso no le fue suficiente, no la pasó bien, o quiere ver que más hay en el mapa antes de empezar a salir con alguien, o solo Dios sabe qué. Como ya sabemos la mente masculina es tan enredada como un tallarín. 


Algunas mujeres, que cuentan con una intuición muy desarrollada y una sensatez a prueba de balas, presintieron que él no la pasó tan bien, siendo honestas ellas tampoco, así que asumieron que el teléfono no sonaría ni de por casualidad, dijeron next y continuaron con su vida, no sin antes recoger la lección, un "te llamo" al finalizar una cita no siempre se va a dar. La edad es otro factor importante, hasta los 20 es normal esperar en vano una llamada, ya en la base 3 eso no es dable, no es maduro y no es realista.

Antes de la promesa, cumplida o no, de llamar, se da la primera cita, todo un trámite que, como dije al inicio de este post, me gusta un montón, a pesar de que puede suponer una minicrisis nerviosa, sobre todo cuando llegado el momento de la verdad te das cuenta que esa vestimenta que se vio tan perfecta en tu imaginación, no es tan impecable en la vida real, que tu pelo no es tan lacio como quisieras, que ese labial rojo no te sienta para nada, y otras cosas más, imperceptibles para los hombres, pero de importancia vital para nosotras, o por lo menos para la mayoría de mujeres.

La primera cita nos entusiasma, entendiendo que lo peor que puede suceder es que la pasemos mal, en cuyo caso solo será un mal recuerdo, un sin sabor, un borrón en el cuaderno. Ese entusiasmo nos pone algo ansiosas, queremos que el tiempo pase volando, que todo salga perfecto. A veces funciona, a veces todo sale mejor de lo que pensábamos, a veces la química nace, se percibe y hace su chamba, a veces ese "te llamo" se cumple y se empieza a escribir una historia bonita, con final impredecible. A veces no.

La llamada que nunca llega no es exclusiva de una imposible segunda cita. También puede suceder que te reencuentras de casualidad con un ex que ahora tiene pareja, y hasta hijos, y por la emoción prometen ponerse de acuerdo para salir, pero la posibilidad es muy vaga, casi improbable. O te cruzas con ese chico con el que saliste porque ya pues ya, y te dice para tomarse unas chelas y tú le dices que si, y piensas, claro, el día que los sapos bailen flamenco. O después de muchas lunas ves a ese mismo pata que prometió llamarte, te lo vuelve a prometer y tú le respondes un cortés "bacán, nos comunicamos", que es tan falso como su compromiso de coger el celular.


Es hasta ocioso decir que si un chico no te llama es porque no le importas, no le interesas, no te desea, ni te quiere, ni nada por el estilo, por eso después de un determinado número de primeras citas fallidas y con la intuición afinada y bien despierta ya sabes que esperar de una promesa tan vaga como "te llamo". Si no te llama, entiende que ya fue, y si lo hace, enhorabuena, pero pisa con cuidado, a veces el interés, la química, física, y demás fuerzas de la naturaleza se desvanecen sin previo aviso.

¿He tenido ambas experiencias? Si. Alguna vez un chico se despidió de mi con un "te llamo", y hasta ahora lo están haciendo, y otras veces, si cumplió su promesa, y llamó, o envío un sms, o un correo electrónico, o, más recientemente, un mensaje al Whatsapp. Con tanta tecnología, él "no pude comunicarme contigo" no es creíble, es risible, es hasta ridículo. Si despiertas el interés de alguien te llama aunque le corten las manos. Y esa es una regla universal.

Canción para llamadas que nunca llegaron... La primera vez puede ser un poco decepcionante, un poco chocante, o de repente liberador y aliviador. Hay tantas reacciones, como citas y circunstancias existen, todo vale, menos llorar

 

El popular "te llamo" es, como se mencionó en el post, una frase educada, típica e inofensiva, y las mujeres de 25 para arriba, con mediana experiencia y conocimiento de causa lo sabemos. No pasa lo mismo con las chicas que están empezando con la era de las citas, el corazón de ellas es fácil de romper





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