¿Y si no quiero?

A pesar de que Roberto Carlos se desvive desde hace mil años cantando eso de que es una mentira absurda que la mujer sea el sexo débil, miles de personas no terminan de procesar que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y deberes y por lo tanto la equidad de género debe ser un principio natural y universal. El problema es que ni nosotras nos creemos eso de la igualdad, y como si fuera poco, hay un montón de estereotipos que se resisten a morir.


El ser mujer nos dicta que debemos ser sutiles y lindas ¿Y si no quiero? Si quiero ser brutalmente honesta, decir las cosas sin filtro, olvidarme de la diplomacia y de los modales sacados del manual de Carreño sigo siendo mujer, aunque no falta quien me tache de malcriada, de poco delicada, de no señorita. Las mujeres estamos "programadas" para nunca alzar la voz, ni gritar, 10 decibeles debe ser el volumen de nuestra voz, ni uno más. Obvio tampoco se nos permite dar nuestras opiniones alegremente, y podemos contradecir, si es que queremos someternos a miradas desaprobatorias de hombres que se quedaron en la época de la conquista, y tapadas limeñas que están en todas partes.

El ser mujer nos obliga a aspirar a ser buenas esposas y madres ejemplares ¿Y si no quiero? Si mis aspiraciones académicas, laborales y personales están por encima de lo que espera la sociedad, sigo siendo tan mujer como cualquier otra mujer contemporánea con esposo, hijos y casita en el distrito más residencial del país. Disfrutar de la soledad no te hace ni ermitaña, ni vieja, ni descocada, ni esquizofrénica, y ser "solterona" (dilo en voz bajita, porque es insultante) no equivale a ser amargada, vivir rodeada de gatos y odiar a las amigas y parientes que si se casaron. Es simplemente una opción válida aquí o en el último lugar del mundo.  

El ser mujer nos indica que debemos ser maestras en la cocina ¿Y si no quiero? Una mujer no esta obligada a conocer todos los tips de cocina, lavado, limpieza de losetas y nutrición. Si los desconoce o le importa tanto como un tratado de física cuántica, en su composición genética sigue apareciendo un xx que constata que es tan mujer como la más aplicada alumna de las utilísimas (si, bien pre histórico ese programa). Si una chica solo sabe hervir agua, freír huevos y abrir latas y vive feliz con eso, ¿por qué cuestionarla? Porque el hobbie de las sociedades doble moralistas como la limeña es criticar las vidas ajenas que no siguen el imaginario popular a pie juntillas.


El ser mujer nos invita a elegir una carrera de señoritas ¿Y si no quiero? Hay más opciones además de secretariado y corte confección (con todo el respeto que se merecen las mujeres que optaron por esas carreras). Las mujeres somos perfectamente capaces de asumir oficios más "masculinos" como mecánica automotriz o ingeniería civil, y sabemos destacar para desatar el pánico de unos cuantos varones que le tienen miedo a la competencia. Un tema aparte es que no nos demos la oportunidad de tentar en esas carreras, eso explica el poco alumnado femenino del que goza la UNI y lo complicado que es encontrar un servicio automotor dirigido por una mujer. La Mecánica del Folclor no es el mejor ejemplo y cuestionar su opción sexual no es la materia de este post.

El ser mujer nos limita a vestir de rosado, lila o cualquier otro color pastel ¿Y si no quiero? Asumo feliz de la vida que mi color favorito es el negro y de que el azul me asienta muy bien, y no creo ser menos mujer por ello. Me gusta usar vestidos en verano porque no hay prenda más fresca que esa, sin embargo tengo amigas que no cuentan con una sola falda en su closet porque se les hace incómodo y viven con eso. No voy a negar que es lindo ver a una bebe con vestidito, moñito y zapatitos de princesa, pero según van creciendo la idea es respetar sus gustos, y si prefiere los jeans y las zapatillas al vestido con bobos, no veo el problema. La idea es que la moda no incomode, ¿o no?

El ser mujer nos prohíbe hablar de sexo ¿Y si no quiero? No nos hagamos las locas, Sex & the city tuvo éxito seis temporadas completitas rompiendo el mito. Señoras y señores, las mujeres hablamos de sexo con todo el desparpajo del mundo y en voz bajita, eso si, y en ese conversar aprendemos, desterramos leyendas, creamos nuevas, por supuesto, todo bajo los códigos de amistad femeninos que solo nosotras comprendemos. Todas tenemos una amiga que nos recuerda a Charlotte, y no hay forma de no quererla, y otra que nos remite a Samantha, y más de una vez nosotras hemos querido ocupar ese lugar y soltarnos el moño.


Ser mujer nos da un montón de ventajas, eso es innegable, convertirnos en madres, tener la infalible intuición, ser románticas y melosas sin reserva, pero en una sociedad machista por tradición, también tenemos un montón de desventajas, que tomamos como desafíos para no desanimarnos y seguir en la lucha, paso a paso vamos conquistando más derechos que nos corresponden por ser humanas, porque la equidad existe y la tarea es abrir las mentes de los hombres y de las mujeres que se quedaron en la época de la caverna. Y no se si a todas les pasa, pero alguna vez yo me he reconocido dentro de una cueva, dejando que los hombres recolecten hojas y maten dinosaurios para alimentarnos.

Los hombres saben de nuestro poder, por supuesto que si, eso les aterra y se ve a diario en el campo laboral, por eso ningunean el trabajo de la mujer, les ponen retos casi imposibles, tareas que todos los machos postergan y nosotras respiramos y empezamos a trabajar, porque somos completas, capaces, tercas y por lo general, tenemos la razón. Este discurso feminista no busca decir las mujeres somos lo máximo y los hombres no valen nada. No, el feminismo cree en la equidad de género y nuestra chamba como mujeres, como personas, como humanos es seguir trabajando porque eso no sea una utopía.

Va desde aquí mi saludo a todas las mujeres que salimos de la cueva para dejar nuestro género en alto desde el lugar que nos toque ocupar, y a esos hombres que reconocen la fortaleza que encerramos, a imagen y semejanza de Roberto Carlos.

Canción para decir no quiero...Y para escaparse de vez en cuando, como para tomar aire y regresar al ruedo. A veces el mejor lugar para darnos un respiro es cerca del sol, como cuenta esta canción que hace poco he encontrado y me enamoró





Ya que estamos en el marco de la celebración por el día de la mujer, les comparto esta publicidad de Paris que me encantó, porque nos anima a valorarnos tal cual somos. Si para nosotras estamos bien y nos amamos como somos, basta y sobra (mil disculpas a las nacionalistas, pero Paris es una tienda muy popular en Chile)




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