Soy

Señoras y señores es un placer informarles que Sandra en su Mundo está próximo a soplar cuatro velitas. Si, cuatro años escribiendo, entre arrebatos, historias personales, historias de mi entorno, o de mi imaginación. Hemos hablado de todo, pero a rasgos generales ¿qué tanto se sabe de mi? Yo Soy la dueña de este mundo (léase blog)


Soy mujer. Y eso va más allá de que mi composición genética o de que en mi ADN figure una xx. Soy mujer, pero no soy el sexo débil, y si me quiebro es porque algunos sentimientos me afloran en el momento menos oportuno. Soy mujer y por eso soy intuitiva, y nadie se horroriza si notan que soy detallista, romántica y melosa. Soy mujer y me cuesta no ser estereotipada. Soy feminista, y seguiré contando hasta el final de que las mujeres no somos superiores a los hombres, somos iguales, en teoría, por eso la verdadera chamba es trabajar por la equidad y dejarles un mundo alguito más equitativo a las generaciones que están en camino, o que ya llegaron y anda pululando por ahi, en puntas de pie.

Soy peruana. La verdad, me preocupa el futuro del país, y mucho. Reniego al saber que hay gente que cree en el fujimorismo cuando este nos quitó 10 años de democracia, debilitó todos los poderes del estado y la ciudadanía, que endeble tuvo que salir a las calles a decir ya basta. No me he topado con nadie que apoye a Acuña, pero sospecho que tras hacerlo terminaré (advertencia; el siguiente comentario puede herir susceptibilidades) vomitando bilis. Siempre vuelvo a la pregunta ¿en qué momento la política se volvió una olla de grillos? Creo que desde que nacimos como república. Lo más trágico es que en este país de las maravillas, siempre, siempre, siempre, se puede estar peor.  El lado bueno, es que muchos sobrevivimos para contarlo.

Soy hija y hermana. También sobrina, prima y tía. Este ultimo rol me encanta, aunque lo ejecuto muy poco porque no frecuento mucho a mis sobrinos, pero cuando puedo disfrutarlos lo hago, me gusta apapacharlos y que me apapachen, comérmelos a besos, cumplirles los gustitos, a imagen y semejanza de lo que hacía con mis primos pequeños. Me gusta ir de compras con mi mamá, hablar de televisión, política o cocina con mi papá, ver televisión con mis hermanas, escuchar radio Felicidad con mi abuela, escuchar las anécdotas de mi abuelo, conversar y beber vino con mi tía. Disfruto mucho las reuniones familiares y esas ocasiones en que todos nos podemos sentar a la mesa, o sea navidad, día de la madre, del padre, cumpleaños. Y cuando digo todos te incluyo a  ti, tío Gino.

Soy maniática. Más de una vez he pensado que sufro de TOC (transtorno obsesivo cumpulsivo) y me pregunto si algunas costumbres son normales. Cuando voy a dormir los cajones de la cómoda deben estar bien cerrados, igual que las puertas de mi closet; debo tener cerca una jarra llena de agua, o por lo menos con más de la mitad; antes de empezar a trabajar la radio debe estar encendida, o alguna canción sonando en el youtube, aun no me acostumbro al spotify; el volumen de la tele debe estar en número par; y así un montón de costumbres mas que de tan tontas se hacen risibles.


Soy melómana. Me gusta escuchar música y puedo hacerlo todo el santo día. Pude sobrevivir unos cuantos meses sin televisión en mi cuarto, pero no me imagino viviendo sin la radio. Disfruto lo mismo una power ballad que una cumbia de moda, pasando por el rock en español, reggae, latin pop, salsa y valses criollos, no pongo restricciones, siempre se puede encontrar algo nuevo por escuchar. Me gusta escuchar versiones en vivo de las canciones que me gustan, por eso uno de mis hobbies es ir a conciertos y proclamo de que un concierto no es un gasto, es una inversión.

Soy compradora compulsiva. Si algo me gusta mucho me lo compro, o no paro hasta poder hacerlo. Hace un par de años descubrí el placer que produce comprar zapatos porque si y desarrollé la mala costumbre de entrar a cuanta zapatería con descuentos encuentre en mi camino y salir con un par nuevo. Hoy mi colección suma la nada módica suma de 31 pares, sin contar zapatillas, slaps y pantuflas. Estamos próximos a ser 32 porque no he comprado un solo par en lo que va del año y como que ya toca, sobre todo ahora que empiezan los mega descuentos por cambio de temporada.

Soy comunicadora. Por vocación, convicción y profesión. Amo mi carrera porque me da satisfacciones inmensas, porque me permite ir por más, porque me siento como pez en el agua cuando la ejerzo, porque siendo lora, como soy, no puedo verme haciendo otra cosa. He cometido miles de desaciertos en mi vida, pero al momento de elegir carrera no me equivoqué, ese arranque que tuve cuando tenía 12 años no fue capricho, ni terquedad, fue toda una revelación. La carrera es amplia y lo que más disfruto es la producción radial, entre consolas y micrófonos soy feliz.

Soy soltera. Si, tengo más de 30, vivo en la conservadora Lima y no tengo en la mira ni matrimonio, ni hijos, a pesar de que mi reloj biológico hace que me altere un poco. ¿Será que soy exigente? Si ¿Tengo miedo de quedarme a vestir santos? No. Y por último, prefiero eso a condenarme a una vida de miserias e insatisfacciones por haber tomado de la mano al primer desprevenido que se me pudo en frente y correr al registro civil más cercano, sin haberme cuestionado antes si una vida juntos es posible. Soy una mujer soltera que busca, y que quiere comprobar si en efecto, la que busca encuentra.



Soy amiga. Ese papel me gusta mucho y trato de desempeñarlo lo mejor que puedo. Mis amigas pueden dar fe de que estoy con ellas en las buenas y en las no tan buenas también, porque de eso se trata la amistad. Mi ejemplo son ellas, que siempre me prestan sus oídos abiertos, comparten mis risas, mis tristezas, mis frustraciones, mis arrebatos. Realmente admiro a mis amigos, porque aguantar a una disparatada como yo se necesita de mucha paciencia, un extraño sentido del humor y hasta algo de lenguaje no verbal. 

Soy un intento de blogger. En ese intento estoy desde hace cuatro años que se han pasado como jugando, tan rápido que hacen que a veces pierda la cuenta. Digamos que pongo todo de mi parte para que el intento siga en pie y semanalmente tengan una algo nuevo que leer, algunas veces soso, otras más divertido, otras develador. Lo mas satisfactorio es saber que de vez en vez alguien se suma al exclusivo grupo de lectores, porque quieren husmear que pasa por mi cabeza, porque quieren matar horas o porque se sienten identificadas, y qué rico es decir oye, a mi también me pasó eso.

Son cuatro años, más de 200 entradas publicadas y un montón de historias que quedan por venir. Hay un par en el tintero, y las nuevas ideas siempre son bienvenidas y agradecidas. Que empiece el festejo, ¡vamos a celebrar!

Canción para celebrar... Esta canción ha sido publicada innumerables veces en el blog, y si este post trata de contar quien soy, no puede dejar de aparecer mi himno, y el de todas las morochas, y las castañas con su plata como yo, también



TK ha anunciado que se junta de nuevo para un único concierto y yo estoy más que entusiasmada y viajando en una máquina del tiempo, que me ha transportado a más de 10 años atrás cuando escuchar esta canción en vivo lo era todo




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