No me arrepiento
"Mejor no lo hubiera hecho", "¿por qué te hice caso?" o "en mala hora". Esas frases, son las más representativas del estado de arrepentimiento. Porque nos dicen que uno no debe arrepentirse de lo que hace, o no hace, ya que cada paso que damos nos deja una lección, pero eso cuesta, y cuesta un montón.
Y es que cuesta asumir nuestros errores y continuar con ese borrón a cuestas. Es más sencillo golpearnos el pecho, arrepentirnos eternamente y echarle la culpa de todo a esa mala decisión, porque cuando metemos la pata todo se nos pone color de hormiga, y se nos nubla la vida tanto que nos olvidamos de esa sabia frase que cuenta que todo sucede por alguna razón. Incluso nuestros errores son lecciones que debemos rescatar y memorizar para no caer en lo mismo, una vez más.
No me voy a hacer la desentendida, yo me arrepiento de algunas malas actitudes y de malas decisiones, y en un primer momento no lograba entender porque había hecho o dicho ciertas cosas, que a la larga me pusieron en apuros. Con el tiempo, en frío y con distancia, geográfica y/o emocional, comprendo que de no haber actuado así, impulsivamente en muchos casos, no hubiera aprendido tal o cual cosa. Hay que caerse, resbalarse, estar en el piso, para aprender a levantarse. Duro, pero cierto.
Sin embargo, como todo el mundo, también tengo algunos aciertos que acepto con orgullo o a regañadientes, lo que muestra que a veces seguir ese sexto sentido femenino llamado intuición no se equivoca. El detalle es que no siempre lo escuchamos, a veces nuestro lado racional, o el más salvaje se impone. Volviendo al asunto de fondo ¿de qué no me arrepiento? Tratemos de enlistar.
- No me arrepiento de haber estudiado comunicaciones. Lo he dicho un montón de veces. Entercarme desde los 11 años con esta carrera fue uno de los más grandes aciertos de mi vida. Claro, al inicio, viendo todo lo que había que leer, los trabajos por hacer y demás, la idea no se veía para nada atractiva. Con los años me acostumbré a leer un montón, a quedarme más tiempo del justo en la universidad haciendo los trabajos grupales, quedarme hasta la madrugada estudiando. La satisfacción de terminar la carrera, y ahora trabajar en ella, compensa todo. No me imagino haciendo otra cosa.
- No me arrepiento de haberme enamorado del Eterno. Así me haya ilusionado y luego destrozado el corazón 50 mil veces. Así me haya deprimido por algo que hizo o dejó hacer en alguna ocasión. Así haya sabido desde el principio que eso no me iba a llevar a buen puerto. Y tras varios así llego a una conclusión contada en varias ocasiones. Si no me hubiera enamorado a edad temprana y de forma tan inconsciente (y algo inocente) no tendría el primer amor que tuve, el mejor que pude pedir. Con sus aciertos y desaciertos, el Eterno siempre tendrá un lugar privilegiado en mi memoria.
- No me arrepiento de haberme comprometido con el Oficial. De no haberlo hecho no tendría idea de lo que es una relación como Dios manda, con todas las de la ley, incluidos los festejos por aniversarios y fechas especiales, el compartir momentos con nuestras familias y amigos, las miradas embobadas, esas canciones que nos emocionaban por ser nuestras, esas discusiones que poco a poco se hicieron constantes. Tampoco me arrepiento de haber dicho hasta aquí nomás. Seguir adelante me hubiera llevado a una vida triste. No me arrepiento de haber puesto todo de mi parte para que las cosas empeoraran. Ya se que no se debe hacer en una relación. A cocachos aprendí.
- No me arrepiento de haberle dado bola al chibolo que quiso refutar mi teoría de si me imporra que usted sea menor que yo. No solo la confirmó, sino que me hizo formular otra que cuenta que andar con un pata que no tiene idea de lo que quiere hacer con su vida te lleva derechito y sin escalas al terreno del desequilibrio emocional. Y eso no tiene edad, puede ser un pulpín de 24 años o un chiquiviejo de 40 años, la inmadurez no sabe de edades. Igualmente comprobé que la indiferencia es el arma mas poderosa que tenemos las mujeres. Ignóralo y vencerás. Si no le hubiera dado entrada al chibolo estas máximas serían apuntes sin confirmar, pero no. La experiencia comprueba todo lo que sospechaba desde un inicio,
- No me arrepiento de haberme embobado con el DJ que me rompió el corazón. Sobre todo porque él apareció en un momento en el que yo, muy madura, proclamaba que el amor mientras más racional, mejor. Bueno, el DJ en una desbarató todo, y sin querer me enloqueció, y creo que en algún momento yo le moví el piso, o me hizo pensar eso, elevando mi irracionalidad a la enésima potencia, No me arrepiento porque tengo un montón de recuerdos de todo ese tiempo, cuando él me mecía el mundo y porque aprendí que no importa si tienes 15, 27 o 30 años. Un corazón destrozado es letal, siempre duele, siempre deja cicatrices. Ilusión - landia es un barrio peligroso.
- No me arrepiento de decir lo que pienso, así de la contra, no tenga la razón y deje varios muertos y heridos en el camino, Ya tengo 34 años y la suficiente capacidad mental para decir bárbaro si algo me gusta o no va, si algo no me convence. A veces siento que hablo de más, otras veces siento que aburro, y en muchas oportunidades siento que a nadie le importa mi opinión, pero igual la doy. Construyo, destruyo y reconstruyo mi mundo a mi manera, bajo mis reglas. Algo me puede parecer hoy, y mañana ya no, tengo pleno derecho a cambiar de opinión, tengo libertad para armar y desarmar. Si a alguien no le gusta, pues bien, la puerta está abierta, nadie está obligado a quedarse.
- No me arrepiento de haber alejado a algunas personas de mi lado. Tal vez suene egoísta, pero tengo bastante con mis dramas, como para cargar líos emocionales ajenos. Entonces de un tiempo a esta parte he decidido rodearme de personas que respeten mi manera de ser; que compartan buscando una opinión, no rogando que le resuelvan la vida; que sean una compañía grata y no una molestia que me haga ver el reloj cada 10 minutos y rogar que el tiempo pase más rápido; que no hagan mi mochila más pesada, pero tampoco la alivianen, cada quien sabe sus rollos, y cada quien se las ingenia para salir de ellos. Me quedo con quienes me simpatizan.
Tampoco me arrepiento de haber estado con el Intermedio, con El Salmón y todos los que se han atravesado en mi camino, incluido Don Gruñón. No me arrepiento de haber trabajado en una ONG con un sueldo ínfimo, que no tenía posibilidades de aumentar en los dos años y algo más que me mantuve ahí. Menos de haber dado mi amistad a personas que se han quedado a mi lado, y yo quiero que sea así siempre, o que llegaron y se fueron sin pena ni gloria.
Tengo decisiones desacertadas si, al por mayor, hasta para regalar. Pero antes de darme golpes contra la pared me detengo a pensar si estas encierran una lección, sospecho que siempre es así, por eso no busco máquinas del tiempo, cargo mi vida con esos borrones que no son bonitos, sin embargo me permiten aprender. Y también tengo aciertos, muchos, que me hacen sentir afortunada, agradecida y afirmar con todo orgullo y la frente en alta que soy una mujer con buena estrella.
Canción para asumir decisiones acertadas... Esos amores que nos pintan una sonrisa y un suspiro, por todo lo que fue y los bonitos recuerdos que dejaron son difíciles de olvidar de un plumazo, como este que nos canta Gloria Estefan, corroborando lo que yo digo, no me arrepentiré porque de ti aprendí
Este post fue inspirado en una canción que en lo particular me encanta, a pesar de ser una cumbia, género que me agrada para bailar, pero no para escuchar todo el santo día. Es de Gilda, pero a mi me vacila más esta versión de Pasión Tropical, que no se arrepiente de este amor
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