Polos opuestos

Dicen que polos opuestos se atraen. Y aunque no sea una teoría absoluta, como todo en la vida, hay ejemplos que abundan. Ser dos caras de una misma moneda, ¿es la clave del éxito para una relación, o es más bien condenarla al fracaso?


Creo que estamos claros cuando decimos que estar con una persona idéntica a nosotros sería bien aburrido. También sabemos de paporreta que estar con una persona para amoldarla a nuestra manera de ser, sentir, pensar y actuar es inútil, porque una persona no es un proyecto bajo ninguna circunstancia. Entonces, ¿estamos condenadas a entablar una relación con una persona totalmente diferente a nosotros? No necesariamente.

Yo no tengo mucho que opinar en cuanto a mi experiencia sentimental. O sea, siempre he negociado algunos aspectos y he tratado de ampliar mi mente para comprender por qué la otra persona tiene una visión tan distinta a la mía sobre algunos aspectos en los que yo creía tener absoluta razón. Eso me ha permitido tener otro ángulo de lo sucedido y cambiar de opinión, o fundamentar con el doble de razones mi percepción inicial sobre el asunto.

En lo que si tengo experiencia y de sobra es el campo amical, y por partida doble. Mi Pepita Grilla y mi Institución son mis antítesis, mi reflejo en el espejo. Son la evidencia más cercana y palpable de que polos opuestos se atraen. Por ejemplo, cuando mi Pepita Grilla y yo nos conocimos no nos hicimos amiguísimas al acto. Tuvieron que pasar un par de semanas y varios almuerzos para entender que a pesar de que éramos diferentes por nuestra manera de ser, hablar y hasta vestir, estábamos pasando por una situación similar, y la estábamos enfrentando de manera distinta. Con el correr del tiempo, la cercanía y la tolerancia dieron como resultado la amistad entrañable, sincera y que viene durando contra viento y marea.

Hablando de tolerancia, ese principio es clave para coexistir. Algunos podemos ser tercos; creer con fe ciega en lo que nos enseñaron desde pequeños, o nos dijeron, o vivimos en carne propia; defender a capa y espada nuestros principios, pero tratar de comprender o por lo menos escuchar a esa persona diferente a nosotros nos hace mejores personas. Nunca voy a olvidar esa noche en que Pepita y yo hablamos sobre lo mal que iba mi relación con el DJ que me rompió el corazón, bueno, en realidad él y yo habíamos tenido una especie de reconciliación y me sentía contenta. Ella me dijo una frase que hasta ahora recuerdo y se convirtió en mi precepto de vida "no la pienses tanto y disfruta el momento". Si proclamaba que mi vida la manejaba a mi antojo, era momento de tirar el protocolo por la ventana y empezar a vivir el presente sin tanta complicación.

Y así como eso, tanto ella como mi Institución me han hecho repensar las cosas. No compartimos un montón de ideas, pero las respetamos y en base a ello hemos construido lazos de amistad que con el tiempo y la distancia han cambiado, ahora son más fuertes, más sólidos, más auténticos.



En cuanto a una pareja, qué tan positivo es que esa persona con la que estamos, o nos encontramos en proceso de estar,  sea opuesta a nosotros. Depende, de qué nivel de diferencia hablamos. O sea, por más que sea prematuro pensar en un futuro juntos cuando recién estas empezando algo con otra persona, siempre es bueno revisar similitudes para terminar de engancharse o no tomarse todo tan en serio. Por ejemplo, si a él le encanta el fútbol y a ti ni te gusta, ni te interesa ese deporte (bienvenida a mi club) es un detallito intrascendente. Lo mismo si  te encantan las baladas y a él le de urticaria escuchar radios románticas, o si a él le encanta el KFC y a ti el olor te provoque nauseas. Son cosas negociables, cuestión de darle espacio para que él sufra viendo perder goles al equipo de sus amores y tú inviertas tu tiempo en cosas más importantes, como visitar esa tienda que tiene todo a mitad de precio. 

Lo que no es negociable son temas algo más vitales, como los planes a largo plazo. Si él sabe que su futuro no está aquí, y tiene claro como el agua que en uno, dos o máximo tres años se va a vivir fuera y tú eres recontra nacionalista, no te imaginas viviendo fuera del territorio patrio ni de nuestras 200 millas de mar, y sumas a eso el hecho de que cuando él habla entusiasta de sus planes. no conjuga el pronombre nosotros ni por casualidad, pues es mejor disfrutar el presente, abrir un paréntesis y escribirlo con él sin pensar en lo que vendrá, vive el momento y lo demás ya se verá.

Se supone que una pareja busca el equilibrio, en ese caso, si se cumple a raja tabla lo de los polos opuestos. Uno es caótico, el otro organizado al milímetro; uno es eufórico, el otro inmutable; uno vive en su mundo de las ideas, el otro es su cable a tierra; uno es medio tranqui, el otro tan vibrante como una chispita mariposa. A lo mejor nadie entiende como siendo tan diferentes se llevan tan bien, o al menos lucen como la pareja ideal, solo ellos comprenden su dinámica y saben que esa otra persona es su punto de quiebre, el que altera su rutina en esa dosis justa y necesaria, el que hace su vida el doble de intensa, o los hace un tanto más vehementes. 

  
En teoría, una persona que no es ni si quiera nuestro aproximado de pareja idónea, no debería llamarnos la atención, al menos no a primera vista. Pero la vida es irónica, y tal vez esa persona, tan opuesta a nosotros, tiene esas cualidades imprescindibles. Una vez una amiga me decía, que pasa si un día te enamoras de un pata metalero, melenudo, que siempre viste de negro, parco y que no se saca ni para bañarse su pulsera de púas. De arranque yo decía, cómo podría fijarme en un hombre así, si no es ni la sospecha del hombre que me gustaría como pareja. Mi amiga me refutaba, diciéndome, imagina que es tu amigo y mientras lo tratas te percatas de sus buenos modales, su inteligencia, su bonita sonrisa, ¿sólo lo descartarías porque es tu polo opuesto?

Sería bastante irracional de mi parte, descartar a alguien porque no se aproxima a mi idea de pareja perfecta, o es diametralmente opuesto a mi. A veces, cuando nuestras características son totalmente diferentes, el equilibrio aparece en el centro justo, nuestra mentalidad se abre, y en el conocernos y compartir aprendemos a entendernos, comprendernos y predecir lo que el otro quiere o necesita con solo mirarlo. Los polos opuestos se atraen, si, siempre y cuando no hagan corto circuito en el camino.

Canción para encontrar el equilibrio... Finalmente esa es la idea, encontrar a alguien que nos sume, nos abra la mente, nos rete, nos anime. A veces nos viene bien un arquitecto, un vagabundo, un artesano, un soldado, un comandante... "el Comandante"

 

Esta canción no tiene mucho que ver con el tema, pero en las últimas semanas la he escuchado, por una fina insistencia de las recomendaciones del you tube, y digamos que ahora, que ya no está de moda, le he encontrado el gustito. Canción de adolescente enamorada y tragicómica, o sea como las que me gustan






Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tumba la fiesta

El retorno de la duendecita

Solteronas y solteros codiciados