¿Jugamos con fuego?

La idea es tentadora. Es muy tentadora, y puedes aceptar alegremente. Justo cuando la palabra si empieza a dar vueltas en tu cerebro y está por ser verbalizada, se encienden las luces de emergencia para que no pierdas de vista que ya pasaste por ese capítulo. Ya hiciste realidad esa idea que ahora se ve tan bonita, y el resultado fue desastroso. ¿Vale la pena volver a lo mismo?, ¿es eso jugar con fuego?


Apareció un chico que parece un buen prospecto, hay algo de química, algo de física, las cosas fluyen pero hay algo en él que no está bien, y te desanima a continuar con esa chispita que encendió cuando lo viste y empezaste a hablar con él. Figurita repetida, tu súper prospecto tiene una falla, y no se trata de un defecto de fábrica con el que puedes lidiar, es una posición que te pone a ti en un papel que no quieres asumir porque ya lo hiciste una vez y saliste mal parada.

Sin embargo, la idea es tentadora, muy tentadora. Como eres superada, no descartas la idea de plano, y decides evaluarla, por si acaso. Esta vez sabes de antemano como son las cosas, sabes en qué te estás metiendo y como ya lo pasaste una vez, ya sabes qué precauciones tomar y cómo vas a salir. Digamos que esbozas un plan, nada puede salir mal. Decides sufrir de amnesia selectiva y listo. Estás a medio paso de volver a pasar por esa tortura emocional que te destrozó el corazón, el alma, los nervios, el cerebro y la paciencia de todos los amigos que estuvieron apoyándote y sacándote del tremendo agujero en el que te sumergió la mala experiencia.

No es que seas tonta, como para cometer el mismo error dos veces, ahora estás imaginando de ante mano todo lo que puede suceder, y lo que no también, no vas a correr riesgos. No vas a involucrar al corazón, no te vas a enganchar, no vas a prologar esto más de lo necesario. El detallito es que se te olvida que siempre hay un pero, que nuestra cabeza construye una cosa, pero en la realidad sucede otra. Te estás arriesgando, estás a punto de jugar con fuego, y si no eres experta y nunca llevaste cursos de malabarismo extremo en La Tarumba, te puedes quemar.

Por si no te queda claro de lo que hablo, y por lo tanto insistes en seguir adelante y aceptar esa propuesta peligrosa, pero irresistible, ejemplifico.


Hace algunos años un chico muy parecido al sujeto tentador, se cruzó en tu camino. Su pinta, su sentido del humor, su facilidad de palabra, su billetera, o todos los anteriores, llamaron tu atención. Entablaron una amistad y en cuestión de días (u horas) sin mucho trámite de por medio, ya estaban saliendo, y la estaban pasando muy bien. Conversaban mucho y de todo, menos de lo qué tenían, total ambos dejaban que las cosas fluyeran sin presiones, sin rótulos, todo relax. Se veían a menudo, se enviaban sms, y aunque él nunca te había presentado ni con sus amigos, ni con su familia, y tú percibías algo medio clandestino en todo esto, te creías en una relación. Bueno, en una no - relación, pero la estabas pasando bien, y eso era lo importante. De pronto un día, de buenas a primeras desapareció. No te llamaba, no te buscaban, no se veían. Un día lo llamas, lo notas raro, frío, cortante. A los pocos días lo encuentras, acompañado de otra chica, que no es ni su hermana, ni su amiga, ni su compañera de la chamba. Sus actitudes lo delatan, ella es su enamorada, y tú acabas de ser expectorada de una no relación.

Ejemplo número dos. Una noche conoces a otro chico. Conversan, bailan, la pasan bien , por lo que intercambian teléfonos al final de la noche. Él te llama, salen, vuelven a conversar y hablan de todo, hasta que él te cuenta un detalle minúsculo que olvidó incluir la noche que se conocieron.  Resulta que él sale con una chica, una relación más extensa y cercana de la que tiene contigo, en buen cristiano ella es su enamorada, pero él va a palabrear para no quedar como un tremendo jugador. Sin embargo ella está de viaje y él siente que la cosa se ha enfriado, o sea, es cuestión de uno o dos meses para que él despache a la señorita, o ella a él, lo que suceda primero. 

Tú crees en sus palabras, y sigues saliendo con él, con ciertos límites y cuidado porque después de todo él es un hombre comprometido a vista de todo su círculo. Pasan uno, dos, tres meses y no hay ni sospecha de que él o ella se dijeron hasta chau. Lo que si está a la vista es el arrivo de ella, la enamorada, a la ciudad capital, el reencuentro digno de comercial ochentero de Pepsi, y tu súbita desaparición de la vida de él. O sea, durante lo que duró el idilio, tú jugaste sin saber, y sin querer, el papel de la otra, la querida, la no oficial.


Atravesaste cualquiera de las dos situaciones, o ambas, u otras, y te costó superar la castástrofe emocional que supuso su precipitado e inesperado final. Lo sabes, queda uno que otro vestigio por ahí, hay una que otra cicatriz que aún maquillas, lo recuerdas cuando escuchas una canción o pasas por alguna callecita silenciosa. Y cuando este chico que te entusiasma tanto te propone una situación casi clonada, tú te das el lujo de pensarla. 

Querida, estás jugando con fuego y el que está en riesgo de sufrir quemaduras de tercer grado es tu corazoncito, que ya bastante maltrecho estuvo. Claro, siempre puedes identificar el momento del crack, léase ese grave error, y evitar caer en él nuevamente. Difícil, dadas las circunstancias, estas tentando al diablo y tan atractiva idea te puede entrampar. Digamos que ya sabes la ruta de escape, pero ¿recuerdas todas las etapas que atravesaste antes de decirte y convencerte de que estabas bien?

Cabe la posibilidad de que él sea una persona distinta, de hecho al decirte de arranque lo que pasa, demuestra que es honesto, punto a su favor. Tú puedes sumar un punto a tu favor también si eres sincera contigo misma y rechazas la situación, porque en el barrio de las no - relaciones nada ha cambiado, el compromiso ni si quiera se asoma, y las parejitas que lo visitan así como llegan, se van, y varias terminan en la calle de al lado, más conocida como la de las ilusiones deshechas.

Sólo se vive una vez, es verdad; vale la pena rescatar y revivir esas sensaciones que tanto disfrutaste, también es cierto, pero, ¿vale la pena pasar de nuevo por un martirio para finalmente decirte frente al espejo estoy bien?, ¿no es un precio demasiado alto?, ¿te animas a tentar suerte y jugar con fuego?

Canción para huir del incendio.... Las cosas claras para el sujeto tentador también. Las relaciones tienen como base el compromiso y se entablan entre dos personas, lo demás es puro artificio. Como dice Yuri, yo soy moderna, pero no estoy transtornada... tres no se me hace legal



Ya que mencioné el comercial de Pepsi, se los paso para quienes no vivieron los 80's, o quienes desean refrescar su memoria. Al volverlo a ver me provoca hacer las veces de Erika Stockholm, pero como no hay galán a la vista, me conformaré con tomar una pepsi bien helado, o mejor una coca cola, pero zero porque ando a regimen








    



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