Tres veces tres

Sin querer, como si nada, en un suspiro, sin pensar, ni dramatizar. Así se ha pasado el tiempo y el blog cumple tres años. Otra vez compruebo que el tiempo pasa sin pedir permiso.


Han pasado tres años desde aquel taller de Herramientas de Internet y Sinergias que tanto me entusiasmó y me animó, primero a crear una cuenta G Mail, la misma que no uso mucho (pero si la cuenta G Mail de mi trabajo es revisada religiosamente todos los días), y luego a crear un blog, este blog. Ese empellón que necesitaba para que mis notas del facebook se pudieran expandir y encontrar su propio lugar. Tenia algo de material, tenía el ánimo y aliento de quienes ya me seguían en el fb, tenía la ocasión, no la iba a desaprovechar. 

Han pasado tres años en los que he abierto mi corazón, y ese lado de mi cabeza que aloja mis recuerdos, de par en par. Contando mis experiencias, mis historias, en fin, abriendo cada pasadizo de este espacio, conocido como mi mundo para que quien se anime a visitarlo se pasee a su gusto. Pero también he activado ese lado del cerebro en donde  nace la creatividad para inventar historias, personajes, alter egos, circunstancias. 

Han pasado tres años en los que he tratado de descifrar algunos misterios sobre las relaciones, empezando por la mentalidad masculina, tan enredada como un tallarín, pero mil veces más simple que la nuestra. En ese descubrir he rescatado algunas teorías compartidas con ustedes. Algunas ciertas, otras no tanto y unas cuantas por experimentar y comprobar. También hemos hablado de las no - relaciones, el planeta del no al compromiso, sus riesgos, sus ventajas y la tentadora idea de caer en ellas. 

Han pasado tres años en los que me he resbalado con ganas, he coleccionado nuevas experiencias, he mandado al diablo a medio mundo, me he levantado por las buenas o por las malas, he vuelto a caminar, me he vuelto a ilusionar, y me he vuelto a caer. He revisado mis heridas para preguntarme cómo son ahora cicatrices casi imperceptibles y he encontrado respuestas. Repuestas que en algunos casos tienen nombre y apellido, en otros tienen técnicas infalibles para remendar al corazón y el alma, y en todas tienen al factor tiempo como remedio infalible. Como cantaría Miranda, el don de curar este mal (y ese solo es la guitarra de Rolo).


Han pasado tres años en los que he contado, como si nada, que las mujeres somos un mundo aparte, y si bien cada una tiene una forma de ser, de pensar, de hablar, de mirar y de sentir, todas coincidimos en algunos códigos femeninos, en los que defendemos espada en mano la solidaridad de género, la equidad, la intuición y, por supuesto, la amistad. Los hombres también tienen amigos, pero los lazos de amistad entre mujeres son más estrechos, por eso nosotras podemos identificar con mayor facilidad a esas mujeres con las que siempre contaremos, por eso somos más honestas cuando, con copas de más, o sin ellas, confesamos el famoso "yo te quiero, yo te estimo, tú no eres mi amiga, eres mi hermana".

Han pasado tres años, en los que he validado esa relación entre amigas, la misma que he comprobado con los años, sumando nuevos nombres a mi lista, y descubriéndolas como las mejores compañeras para compartir almuerzos, caminatas, noches, conciertos, tardes de cine, lonchecitos, alegrías y penas. Y como si fuera poco, mis mejores críticas y fieles seguidoras. Ellas me conocían, ahora me conocen mejor, y a pesar de todo, siguen a mi lado, con los oídos atentos, los brazos abiertos, el corazón preparado y la paciencia reforzada, porque yo soy complicada, y solo quienes de verdad me quieren, me soportan y me tratan de comprender.

Han pasado tres años en los que he descubierto que no estoy sola en el mundo. Si, hay miles de mujeres instaladas en la base tres y paseando por las calles de la gran Lima, pero entre ellas hay muchas que tienen historias similares a la mía, o a la tuya, algunas más increíbles que otras. Son esas mujeres y esas experiencias, distintas a las que atravesaron otras mujeres solteras paseando por Lima hace apenas 20 años atrás, las que hacen de esta una ciudad diferente, una ciudad que se dice conservadora, moralista, respetuosa de sus valores, que filtra por todos lados historias que se cuentan en voz baja. Una sociedad, con la piedra en la mano, para matar a quien cuente sus aventuras voz en cuello, y por una cuestión de supervivencia, quienes comparten esa experiencia, prefieren perderse entre la multitud, o quedarse bien calladitas, porque las señoritas no andan cuchicheando sus aventuras y desventuras.


Han pasado tres años y las historias, experiencias, teorías, búsquedas, opiniones, comentarios y arrebatos no se acaban. Han pasado tres años y queda un montón por vivir para contarla y para pensarla también. Han pasado tres años y algunos recovecos de este mundo siguen cerrados, o tan refundidos que se transita por ahí sin saberlo. Han pasado tres años y no me aburro todavía, pero tal vez aburro a más de uno. Han pasado tres años y no puedo dejar de sentirme agradecida.

Gracias a quienes me visitan semanalmente, o se pierden y regresan. A quienes leen y lo dejan ahí, a quienes leen hasta el final y dan me gusta o comentan, en el facebook o aquí. A quienes se han animado a subir a mi nube, a mi mundo. A quienes comparten mis notas porque les gustan, o pasan por algo parecido, o piensan que le puede ser útil a alguien. A quienes se han solidarizado cuando les he contado que las cosas no caminaron bien. A quienes se han matado de risa conmigo. A quienes han llegado hasta aquí y recuerdan algún post que quieren repasar. A quienes tienen la intención de brindar conmigo, apagar la tercera velita y desear que este mundo se llene de luz, porque tal vez nos esperen más velitas por soplar.

El blog esta de fiesta, larga vida al blog... y a este intento de bloggera también.

Canción para celebrar... Así como me gusta escribir, me gusta escuchar y dejarme fascinar por canciones antiguas que, o habían pasado de moda para cuando nací, o me encontré en el camino, o marcan un momento especial de mi vida, sin estar sonando hasta el cansancio (lo que sucede con Baby I love your way, por ejemplo). Esta tonadita se puede prestar para el festejo




Esta semana, en puntas de pie he celebrado el aniversario. Y comencé escuchando a una de mis bandas locales favoritas. He hablado de El Diario de Hank alguna vez, y de que no puedo decir cuál es mi canción favorita de ellos, porque no me decido por una. Sin embargo, a esta le tengo un camote especial, porque me demostró que la unión, y la dedicación, hace la fuerza cuando todo el Circuito mandó correo tras correo a radio Miraflores y logró ser la nacional del año, allá por el 2004 (¿o fue 2005?). Donde estén, yo los sigo y los busco entre un adiós



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