Justo en el momento

Hemos hablado de las vueltas de la vida, los giros de tuerca, esos instantes en que todo cambia, puede que para bien, pero también puede que para mal. Todo ocurre cuando menos lo esperas y deja una gran lección, nada está decisivo hasta que alguien muy superior diga lo contrario.



Hace muchos años, un viernes, estaba en casa pensando lo afortunada que era. Había tenido una inspiradora clase de periodismo radial. Esas sesiones empezaban con alguna moraleja que nos levantaba la moral y sin querer nos hacía dejar de lado el miedo al micrófono. Aquella vez, el profesor  empezó su case con la teoría de la hamaca. Nos contó cierto capítulo de "Los Años Maravillosos" en el cual Kevin Arnold, sobre una hamaca, imaginaba que iba a ser un trágico verano el que se aproximaba pues su amigo se iba de la ciudad y su amor platónico le había dicho siempre no, muchas gracias.

Sin embargo, el protagonista, que era la voz en off que narraba sus recuerdos, llegaba a la conclusión, muchos años después de que en realidad esos eran los mejores momentos de su vida. Carlitos Bejarano (sos un grande), mi profesor de periodismo radial nos decía, ustedes están sobre la hamaca, estudian la carrera que quieren en una de las mejores universidades del país, son jóvenes, no tienen mayores complicaciones, y encima empieza la primavera (creo que era 22 de septiembre), deberían sentirse afortunados. Era cierto, y me convencí de ello en el largo trayecto de regreso a casa.

Así que esa tarde me dispuse a ser más feliz de lo que ya me sentía. Encendí la computadora y entre ensayos que debía avanzar y revisadas de correo, coincidí en el msn con El Salmón, y eso era suerte, ya que nunca ha sido sencillo encontrarme con él. Sumaba una razón más para estar de excelente humor. Horas después me encontré por la misma vía con el Eterno, que me preguntó si iba a ir a una reunión que un conocido en común organizaba al día siguiente, le dije que si y acordamos encontrarnos allí.

No se si era euforia desmedida, el efecto bienvenida primavera, la reacción natural tras varios acontecimientos gratos juntos, un ilógico entusiasmo o todos los anteriores, pero me sentía feliz, muy feliz. Es más, sentencié ese día como uno de los más felices de mi vida, y corrí a dormir, porque todo indicaba que el día siguiente sería mejor.



Aparentemente así fue. Me puse guapa para que el Eterno se impresionara al verme, y se de cuenta de que coincidir conmigo era un buen plan. Nos encontramos, conversamos, reímos, me dí el gusto de dedicarle de manera indirecta "Basta Ya" de Olga Tañón, y valgan las verdades me estaba divirtiendo. Me divertí más cuando la gente empezó a alegrarse, elevó el volumen de la música y el Eterno me sacó a bailar, pieza tras pieza, toda la noche. 

En ese ir y venir empezaron a darse esos gestos que anunciaban, sin palabras de por medio, que algo más iba a suceder esa noche. Y eso no es leer entre líneas, eso es saber de paporreta el discurso previo, y salir a bailar sin parar es solo una de las tantas señales que él me enviaba y yo sabia interpretar. Todo era demasiado perfecto, y yo no le buscaba los cinco pies al gato, simplemente disfrutaba el momento y pensaba que todo estaba muy bien. Nada puede arruinar esta noche. Pero sucedió lo inesperado, el famoso giro de tuerca, esa sorpresa que puede destrozar todo lo avanzado.

Aunque tenía la atención del Eterno, no tenía la de todo nuestro grupo. En un momento un amigo salió disparado porque unas amigas suyas estaban por la zona, él las había invitado a la reunión y les iba a dar el alcance. Eran un grupo de chicas, cada una más calabaza que la anterior, a mi no me preocupaba nada porque total, yo me había producido y estaba guapa, los tacos, el pantalón ajustado, el pelo lacio, todo en su sitio. O sea, supuestamente no tenía competencia. Supuestamente.

Lo que yo no tenía, y una de las calabazas recién llegaditas si, era una relación finiquitada recientemente y sin mayor fundamento con el Eterno, que tiene la mala costumbre de tratar de volver con las ex, como para demostrarles que terminar fue un error y ellas estaban dejando pasar la oportunidad de sus vidas. Mientras él estaba en su plan de reconquista, las atenciones se esfumaron como por arte de magia, y yo me volví invisible. Hubiese dado una fortuna por haber tenido el poder de teletransportarme en ese momento y no ser espectadora de primera fila del beso de reconciliación del Eterno con la fulanita que hoy por hoy es una más de su extenso historial.



En ese momento me di cuenta que mi primavera había terminado, miré el reloj y supe que era 24 de septiembre y la alegría desbordante y el entusiasmo de hacía unas horas se había ido por donde llegó y sin pedir permiso. Por eso hice lo mismo, me fui sin despedidas, sin abrazos, sin besos y sin dar razones.  

Si, mi corazón se había quebrado una vez más, por una fina cortesía del Eterno, pero justo este encuentro precedía a la semana de parciales, osea mi primavera no podía ser mas sombría, por lo que no me permití depresiones, ni cataclismos sentimentales, al menos no mientras estuviera con exámenes encima. Y el día que entregué el último trabajo parcial, justo cuando estuve a punto de ponerme a llorar, mitad por la emoción, mitad por los recuerdos frescos, me encontré con mi mejor amiga de aquellas épocas universitarias quien me hizo olvidarme de todos los HP y las RP que quieren desviar nuestra atención hacia las sombras. Siempre hay luz, esa mañana, tomando café y riendo con ella, sentía que la primavera regresaba para no irse más.

A veces nos damos de bruces, porque una historia bonita da un giro inesperado que nos malogra el cuento. Si, esas brujas, resbalosas, RP, o como prefieran llamarlas (yo me quedo con el último término) son unas tumba la fiesta de primera, porque la vida no puede ser un carnaval permanente, aunque Fabulosos Cadillac y Celia Cruz digan lo contrario. Como lo dije al inicio, nadie muere en la víspera, nada se acaba, hasta que alguien superior dice lo contrario. Además, siempre podemos confiar en nuestra buena estrella, que en algún momento nos permitirá tomar la revancha. Yo lo hice meses después, pero esa es materia de otro post.  

Canción para asumir giros de tuerca... Cuando las cosas no nos salen bien es bueno darse un gustito, tirar por la ventana el régimen, solo un ratito, olvidarnos de todos los pendientes, o premiarnos por haberlos terminado, traer a la cabeza un recuerdo bonito, y si por las buenas no podemos, la música puede ser nuestra mejor aliada. Esta canción tiene la potestad de pintarme una sonrisa, incluso en momentos sombríos

    

Esta es la canción pre histórica y cursi que titula el post. Debo confesar, que aunque era parca y tenía tanta gracia como curvas, Sasha era mi favorita de Muñecos de Papel, porque yo asumía mi expresión seria, como ella, y esperaba toparme alguna vez con mi Ricky Martin. Por obvias razones, hace rato que ya no espero a un Ricky Martin y ando superando el ceño fruncido

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tumba la fiesta

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres