Parejas perfectas, personas imperfectas

El amor no sabe de moldes, ni prospectos, ni ideales de perfección, simplemente aparece y ya. Y muchas veces terminamos perdidamente enamoradas de chicos (o chicas) que no corresponden a nuestro concepto de belleza, inteligencia, simpatía, virtudes y demás puntos enumerados con cuidado y esmero. Esas personas imperfectas, se convierten en nuestra pareja perfecta.


Cuando era niña, casi todas mis compañeras de colegio tenían el famoso slam, una libretita en la que te hacían una serie de preguntas, color favorito, música predilecta, deporte que practicas y, entre varias interrogantes entre sosas e incómodas, te cuestionaban sobre tus gustos "¿cómo quisieras que fuera él?". Mi respuesta era siempre la misma: tez clara, cabello oscuro, manos impecables, contextura regular y, sobre todo, alto, 1.80 como mínimo.

Yo nunca tuve un slam, pero me encantaría toparme con el de alguna compañera de promoción para revisar mis gustos y ver que tanto han variado. Creo que desde primaria mis colores favoritos son el verde y el negro, me siguen gustando las baladas (aunque ahora admito sin problema que también me gusta la salsa, algo inconfesable a mis 11 años), las comedias románticas, leer y los chicos altos me llaman la atención hasta hoy. Pero, cosas de la vida, mis ex nunca han destacado por su talla.

Y es que llegado el momento del click, las cualidades, las virtudes y hasta las palabras bonitas (léase floro de regular costo) se imponen sobre los atributos físicos. Hay entendimiento, nace el cariño, y con él la complicidad, el compañerismo, la comunicación, la confianza, el respeto. Antes de que te des cuenta ya estás enganchada y las cosas funcionan bien hasta ahora, aunque él no es el prototipo con el que soñabas desde aquellos años en que tu mamá te leía tu cuento favorito, La Cenicienta, justo antes de dormir. Es todo los opuesto, es el típico buena gente, o sea llego tarde a la repartición de la belleza, parece el hermano perdido del Jorobado de Notre Dame y su foto aparece en el diccionario cuando buscas el antónimo de guapo. 



Ante esta situación hay varios caminos. Te puedes autocastigar y negar tus sentimientos, porque como una chica linda, regia y brillante como tú va a estar con un chico feo (lo siento, no hay una forma gentil de decirlo), aunque no pierdes el contacto por si algún día necesitas una levantada de ego (porque está más claro que el agua que él se muere por ti y guarda las esperanzas de que algún día seas un poco más sensata). 

Puedes iniciar una relación, pero clandestina, porque qué roche lucirte de arriba para abajo con un chico, que ni con terno pasa piola (y eso es bastante decir). Para colmo, además de ser lo opuesto a guapo, es medio retraído y cae bastante mal a la primera impresión. No, no hay forma. Lo utilizas como tu sabroso entremés, es decir estás con él a espaldas de todo el mundo, hasta que aparezca en tu vida el churro con el que mereces estar y dejes al feito tirando cintura.

O, la solución más inteligente, desde mi perspectiva. Tirar tus prejuicios y conductas tontas e infantiles a la basura y estar con él, y lucirlo sin importar las miradas inquisidoras y los comentarios desatinados de tus amigas, que tal vez hayan estado en tu situación y optaron por cualquiera de las alternativas arriba detalladas, u otras más torpes y crueles. De todo hay en esta vida.

No es la persona con la que pensaste estar, al menos físicamente (o cronológica, o académica, o financieramente, o todas las anteriores) no, pero te sientes bien, lo quieres y él te quiere. Y en este momento, el primero, el de la ilusión temprana, el de todo me parece bonito, el cariño y los corazones flotando entre los dos es todo lo que importa. Tienes una relación perfecta, con una persona imperfecta y lo asumes, porque como tu eres inteligente y lees religiosamente este blog todas las semanas, sabes que la perfección no existe. 



Todo lo narrado aquí puede parecer la conducta típica de un hombre, de esos que nos clasifican en cuatro tipos; para agarrar, para tirar, para estar un rato y para estar en serio. Pero lastimosamente la frivolidad no sabe de géneros, y todos somos bienvenidos en el mundo de las apariencias. Ellos, los neandertal que jamás evolucionaron, pueden andar con cuanta mujer se les presente en frente, pero eso no equivale a que la presenten a sus amigos, compañeros de pichanga y familia con mamá, abuelita y sobrinos incluídos. Puede que quiera conocer mejor a la chica con la que está antes de dar ese paso tan importante, eso nos dice la lógica, nuestra lógica, que no es necesariamente la de ellos.

Muchos hombres solo se dejan ver con la chica perfecta, guapa, alta, delgada, la barbie de la que hable hace un par de semanas, si no, no va. Esta chica, que es inteligente, amorosa, considerada, pero no termina de encajar en el patrón de belleza del individuo que tiene al lado, entra a la categoría b. No la quieren solo para besar, pero tampoco se alucinan estando con ellas, ni mientras tanto, ni para siempre.

Lo peor de todo es que estos sujetos que creen que la mujer perfecta existe y está claro que no somos nosotras, no son para nada los gemelos extraviados de Brad Pitt, Zac Efron, Leonardo Di Caprio o, si nos ponemos más locales y en mi caso particular, Ismael La Rosa, Fabrizio Aguilar o Marco Zunino (que desde mi punto de vista está mas bueno que el pan).



Si la situación narrada aquí se te hace conocida porque la estas viviendo en carne propia, aunque lo disimulas muy bien, huye. Esa relación deja de ser perfecta cuando uno de los dos no piensa con la cabeza, en este caso él es el inmaduro, tarado, poca cosa, o sea el del problema. Si, por el contrario, estás con un chico que no encaja con tu ideal para nada, pero parece que las cosas marchan bien, tienes el poder de decidir si continuas y al diablo lo que digan, o cortas las cosas porque su cara te asusta. Sea cual sea la decisión que tomes, escribe con tinta indeleble que no le debes hacer a nadie lo que no quisieras que te hagan a ti. 

Ya lo he dicho antes, y lo reafirmo ahora, una cara bonita, y un cuerpo perfecto solo duran, con mucha suerte, 20 años, los sentimientos, las cortesías, la manera de ser tal vez no sea eterna, pero te asegura más satisfacciones que lucirte con el pata más churro de todos. A veces podemos construir una relación perfecta con la persona menos pensada, la más imperfecta desde nuestra óptica, porque Rubén Blades no se equivoca cuando canta "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida".

Canción para construir una relación perfecta con la persona imperfecta... A pesar de los años, las tallas y demás, un requisito que no voy a pasar por alto, y me pongo firme, es que el chico en cuestión debe besar bien. Y eso solo lo voy a comprobar en el momento en que le regale mis labios



Para que una pareja sea perfecta, pero dispareja, debe existir química de todos modos. Pensando en eso me tropecé con esta canción media histórica que nos presenta a un Luis Enrique joven y guapo y una Yuri pelirroja y salsera. Regresan las canciones recontra retro para ilustrar los posts 






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