Lo que no sabes tu

Tenía la pinta de niña buena, santa, pura, pero esas que tienen cara de no matar una mosca son las peores, o eso dicen, porque su facha la ayuda a no levantar sospechas. Todos dicen que caras vemos, corazones no sabemos, pero nadie lo toma en cuenta en este mundo en donde lo visible es lo que cuenta.



Todos dicen que es una señorita muy educada y formal. Saluda con sutileza, camina erguida y con la cabeza en alto, su sonrisa es sutil y nada bulliciosa, su voz es apenas un decibel más alta que el murmullo de un periquito australiano, jamás grita. Come siguiendo al milímetro las instrucciones descritas en el manual de Frida Holler y solo brinda, jamás bebe en exceso. Al momento de bailar lo hace con gracia y estilo. Eso hacen las señoritas de su casa.

Lo que nadie sabe es que cada tanto, por lo menos un fin de semana al mes, se pierde en la noche, se carcajea con sus amigas, las llama a los gritos, bebe bastante más de la cuenta y de todo, cerveza, vodka, vino, tequila, ella dice que le entra a todo. Eso también se aplica en el baile, cuando los tragos la ablandan se menea al ritmo de todo y con quien se le plante delante, coquetea, seduce, envuelve. Pero eso jamás lo cuenta en casa.

Ella siempre llega a casa a dormir y a una hora prudente. Si se queda a dormir en la casa de una amiga, hay dos razones frecuentes: o tiene que estudiar, así sea sábado, o la fiesta a la que la han invitado es bastante lejos y es peligroso volver de madrugada y sola a casa. Ella es aplicada por eso en época de exámenes desconoce el término fin de semana, y se desvela entre libros y separatas, a veces lejos de su casa. Pero tiene derecho a divertirse, eso si, ella es prudente y sus amigas solidarias, por eso tras retirarse de una  reunión, espera en la casa de alguna buena samaritana a que salga el sol para volver a su hogar. Eso hacen las señoritas decentes.

Lo que nadie sabe es que esos fines de semana en los que se desvela estudiando, realmente los pasa en la casa de su enamorado, o en algún hotel de paso, examinándose el uno al otro, duermen poco, y los apuntes de estadística, marketing o ética, brillan por su ausencia, total es fin de semana, siempre habrá tiempo para estudiar, y siempre habrá una amiga que apañe cualquier mal comportamiento, previa excusa bien justificada. Esa misma amiga es la que baila con ella hasta que salga el sol, porque la fiesta termina cuando ellas lo deciden, o sea cuando amanece. Eso es mal visto, pero no es nada que una mentirita piadosa no solucione.


Su enamorado es muy afortunado de tener una chica tan metódica, amorosa y fiel a su lado. Una relación tan estable es el resultado de conocerse y de entablar como principios la comunicación, la confianza y el respeto. Él la visita en casa, pero en la sala, el comedor o la terraza, participa en los almuerzos parrilleros con la familia, en los brunch a los que ella suele estar invitada y demás reuniones, como bautizos, matrimonios, fiestas de cumpleaños y demás. Son una pareja de revista. Se nota que provienen de hogares ejemplares.

Lo que nadie sabe es que ambos se han sacado la vuelta innumerables veces. Ambos lo saben, ambos lo toleran, ambos lo aceptan, ambos tienen un propósito de enmienda, pero por algún extraño motivo vuelven a caer. Cuando no hay un o una tercero/a dando vueltas él disfruta escabulléndose en el dormitorio de ella, conoce de memoria el color de las paredes, de las cortinas y, por supuesto, el de sus sábanas.  Lo que desconoce es que ella se está aburriendo de tanta postura actuada con magistral técnica, si permanece a su lado es porque realmente la soledad la aterra, porque mal que bien le gustan los regalitos y atenciones, pero disfruta más la compañía de ese ingeniero que trabaja con ella y con el que no pierde ocasión de besarse cada vez que se quedan a solas. A escondidas, porque nadie aprobaría ese comportamiento.

Su familia es sumamente creyente y ella sigue la tradición, su pensamiento conservador comulga con lo que opina la iglesia acerca del derecho a la vida, el rechazo a los métodos anticonceptivos artificiales, la unión civil y demás temas que a la sociedad le compete (y al que la iglesia solo le interesa poner trabas). Defiende esa postura ante todo lo inmoral frente a su familia o a la gente de la parroquia. Nada de liberalismos, nada de oposición, nada de cambios de mentalidad en pro del desarrollo. Si el mundo ha seguido progresando sin inmoralidades, ¿para qué cambiarlo ahora? es lo que le dice a la abuela que se siente orgullosa de tener una nieta tan firme en sus principios.

Lo que nadie sabe es que en realidad ella opina que la mujer es libre de hacer con su cuerpo lo que le provoque, incluido interrumpir un embarazo si fuera por violación, que para evitar embarazos no deseados lo más práctico es utilizar un método anticonceptivo aprobado científicamente porque los naturales son los menos efectivos y abstenerse no parece buen plan. En la unión civil tiene una postura firme, pero a favor de ella porque una opción sexual no convencional, no es una enfermedad,  es simplemente ser distinto y aceptarse. Ella aplaude, pero sin que nadie se de cuenta porque una señorita conservadora no puede apoyar causas tan libertinas.


Ella hace rato vive bajo sus reglas, y para evitar problemas asienta con ideas que no comparte, se muerde la lengua para evitar conflictos sobre posturas políticas, ideológicas o filosóficas que le parecen medievales y sobre actúa todo el tiempo. De la puerta de su casa para afuera es otra mujer, más sólida, más inteligente, más open mind, más interesante. Lo que no sabe nadie es que para ella sentarse derecha y con las piernas cruzadas no la hace ni más, ni menos señorita. Lo que no sabe nadie es que a pesar de todo se sabe libre y ese es lo que más valora en la vida.

Nota al pie: Esta historia es clasificada como ficción, porque lo es. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Canción para quitarse la careta... Porque solo se es joven una vez y si vamos a vivir para complacer a los demás y quedar bien con todo el mundo, la amargura hará su entrada triunfal y despedirla no es fácil. Aprovechemos la rebeldía que caracteriza a esta etapa y sublevemos, somos tan jóvenes aun


Caerle bien a todo el mundo, coquetearle a Dios y al diablo sin perder en el intento, cambiar la mentalidad de todo el mundo, demostrar a toda costa que tenemos la razón y exigirle a todos tolerancia son cosas imposibles. Pero si Cerati hace el intento, por qué no imitarlo. O al menos corear esta canción y pensar que pronto va a despertar (yo aun lo espero)


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