Carta al planeta BB

Hace unos años Jimena Lindo tenía un blog en el que contaba su experiencia como mamá recién estrenada. Entre sus comentarios hubo uno que rescaté. Contaba que durante su embarazo le dijeron que los bebes llegan cuando tienen que llegar, ella así lo asumía, asegurando que los bebes antes de ser concebidos, viven en un planeta desde donde espían a sus futuros padres, encontrando el momento en que van a llegar para sorprenderlos o ponerlos en apuros, sea como fuere, lo que es cierto es que llegan para cambiarles la vida.



Y tú te haces esperar. En realidad yo te hago esperar contándote que este no es el momento y que no quiero aprietos. porque el día en que un doctor confirme mis sospechas y me confirme que vienes en camino, quiero llorar de pura emoción, esperarte con ilusión y no despertar todos los días pensando "qué diablos voy a hacer". Quiero pasearme por las tiendas para bebes y darle rienda suelta a mi síndrome de compradora compulsiva, no hacer sumas, restas y reconocer que tener un hijo no sale a cuenta. Quiero que tus abuelos, bisabuelos, tíos abuelos, tíos y primos celebren la noticia conmigo, no que me miren y piensen en el menudo lío que me he metido.

Estas en mi camino, en mi destino, en un plazo que sigue siendo incalculable. No te espero todavía, porque no es el momento, pero no te voy a negar que me pongo ansiosa cuando por esas casualidades de la vida caigo en la sección bebes de alguna tienda de departamento y miro embobada los conjuntitos, chaquetitas, mantas, zapatitos y demás monadas, imaginando cómo vas a ser, qué vas a heredar de mi y lo lindo que te vas a ver vestidito (o vestidita) así en invierno.

Se la revolución hormonal que vas a causar, los dolores de espalda, malestares y demás que me puedes ocasionar  mientras creces de lo mas despreocupado durante los meses que te lleve dentro (pueden ser menos de nueve meses, pero de ninguna manera más), se que el día que tengas que salir a la luz voy a morir de dolor entre gritos, lágrimas y sudor, lo que no se y no puedo imaginar es la emoción que sentiré al verte por primera vez, diminuto, mínimo, y no tengo idea de como me voy a maravillar pensando que saliste de mí.

Ahora que no estas, pero sabiendo que en algún momento estarás aquí te quiero prometer que voy a hacer de todo para que no te falte nada. Ojalá heredes mi gusto por el shopping, si no es así, prometo tratar de compartir tus hobbies. Si me sales metalero o con un inexplicable gusto por los zombies, no compartiré tu gusto, pero voy a respetarlo, así como respetaré tu espacio, tus silencios, tus satisfacciones.



También te prometo que siempre voy a tener mis oídos abiertos atentos para ti y para lo que sea, mi hombro para llorar, mis dos manos para ayudarte, mi risa para hacer mas bulliciosa la tuya. Jamás te reprenderé en publico, no hay nada mas horrible que eso, y si algún tío, abuelo, profesor o quien sea se atreve a hacerte eso, te juro que me mecho porque contigo nadie se mete, yo me fajo por ti. Eso si, poco a poco vas a aprender a defenderte solo, y si sales con el carácter de tus bisabuelos, ay lo que me espera.

Desearía evitarte el trauma que puede significar llevarte al colegio, pero no podemos ir contra el sistema, eso si nada de monjas nazis, ni curas fascistas. Por un lado me causa ilusión ver a las señoras llevar a sus hijos al colegio, despedirlos en la puerta con un enorme beso y verlos entrar a esa dimensión desconocida de la mano de su "miss", e imagino que yo seré así en unos años, que te desearé que todo te vaya lindo antes de que entres al cole, te veré ingresar y me iré contenta o algo preocupada, pensando en ti.

No se si heredes todos mis defectos y virtudes. No se si al igual que yo, cerca a navidad te pasees por todas las jugueterías eligiendo montones de cosas novedosas. No se si le encuentres el gusto a las caminatas extensas. No se si no puedas entender un día sin la radio encendida. No se si quieras copiarme y te nazca el amor por la lectura o tenga que hacer mil malabares para que agarres un libro. Y así como esa me vienen mil preguntas, criar un hijo no es fácil, pero tampoco es un drama. Eso si, que te quede claro cual agua que no soy perfecta y de hecho voy a meter la pata, trata de comprenderme, tu no vienes con manual de instrucciones, y yo voy a aprender un montón de cosas sobre la marcha.


Lo que si se, y por ende te puedo jurar, es que te voy a querer, como dice La Oreja de Van Gogh, como a nada más, como a respirar. Que la ilusión se me va a escapar por los poros cuando te espere. Que quiero comprobar en carne viva mi teoría, que cuando uno es madre, lo que crece es el corazón, que va a ser más grande que nunca el día en que te escuche decirme mamá (o alguna de sus similares).

Aun no estás, y no se cuando, ni en que circunstancias vayas a aparecer. De otro lado se que no voy a ser la mamá Gilmore que me gustaría haber sido, pero tenerte pisando firme la base tres presenta más ventajas y postergar la maternidad ya no escandaliza a nadie. Lo que es seguro es que cuando vengas vas a revolucionar mi vida y yo te voy a dejar que lo hagas feliz y agradecida, convirtiendo este, mi mundo, en un mundo para dos (o para tres, si alguien se aventura con los dos).

Canción para el planeta bebe... Cierta vez Mabela Martínez dedicó un Sonidos del Mundo a Presuntos Implicados y dijo que esta canción tiene el efecto de hacer babear por los hijos. Sin melancolías, ni melodías lánguidas canta una gran verdad a un pequeño tesoro


Un hijo no viene con manual de instrucciones, por eso quien haya creado la publicidad del Día de la Madre con el fondo de Contigo Aprendí la hizo linda. Una vez más Saga Falabella tiene la mejor publicidad para esta fecha




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